El parte meteorológico indica condiciones perfectas para la competición, con vientos en el entorno de los 20 nudos y mar llana.

El equipo español ha querido reforzar la seguridad del palo sustituyendo hoy su jarcia

“Breefing” a bordo. 15 Febrero Nuestro “aplastante” dominio ha durado poco. Apenas dos horas. Es lo que tiene ser líder, que te pueden pasar… Lo que voy a decir no es un signo de conformidad, porque vamos a seguir intentándolo, pero fue bonito mientras duró.

La flota de la Volvo Ocean Race 2011-12 ultima preparativos para regresar a la competición. Desde mañana y hasta el domingo, los seis equipos encadenarán cuatro jornadas con otras tantas citas en el campo de regatas de Sanya (China).

Hoy estoy enamorado. Enamorado de la vida. Y como buen amante, me ha hecho un regalo: darnos a Marco y a mí la oportunidad, breve, de ser líderes de esta Global Ocean Race tras dos semanas de fuertes vientos, largas calmas e intensas luchas. Y además en una jornada donde el sol se asoma tímidamente.

“Ha sido un entrenamiento breve: chequear el palo, marcas, tensión, velas nuevas, comprobar y volver a comprobar”, así ha descrito el patrón Iker Martínez la primera jornada de entrenamientos del líder de la Volvo Ocean Race, el “Telefónica”, en aguas de Sanya (China). Bajo un sol de justicia, la tripulación del equipo español se ha concentrado en lo que consideraba más importante hoy: “repasar todo muy bien”, tal y como afirmaba Xabi Fernández.

Estamos de enhorabuena. No, no estoy embarazado, es algo aún mejor: por una vez la meteorología nos es más favorable que a “Cessna Citation”. Hemos recortado casi 150 millas en poco más de 24 horas. Que dure…

Finalizó la Transquadra 2012 para Jesús Pintos y su compañero Gregoire Lamiere con matrícula de honor. El coruñés sigue cosechando éxitos en regatas oceánicas. Una rotura en su spinaker le impidió ser el primero en escuchar la bocina de llegada.

Estamos en el Sur más desolador, más inhóspito y más frío que he conocido hasta ahora. En 52º Sur, tenemos el trozo de tierra más cerca (una diminuta isla deshabitada) a 1690 millas al Norte, casi a la misma distancia que Cabo de Hornos, a 1850 millas por proa.

El viento nos había abandonado unas millas antes . Las enormes olas, que seguían al pie del cañón, impedían avanzar a una velocidad y a un rumbo razonable. Así no íbamos a chocar contra un hipotético iceberg. Más bien nos abordaría él a nosotros. Y en el peor de los casos podríamos esperar a los rescates construyéndonos un iglú encima. Brotes de locura de dos hombres y un barco… Reír por no llorar al ver que “Cessna Citation” se escapa…