Una batalla contra los elementos

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EL PETROLERO NO SE PODÍA HUNDIR EN PEOR SITIO", ASEGURAN LOS OCEANÓGRAFOS

El comportamiento de los vientos, las corrientes y las mareas, analizado científicamente, hace impensable que el fuel del Prestige esquive la costa gallega. Y a día de hoy, con el chapapote a las puertas de las rías, quienes estudian la dinámica del mar sólo aportan una conclusión: la única forma de vencer al combustible es con las manos, con barcos anticontaminación o acabando con los filtraciones del pecio. "La naturaleza es muy generosa, pero en esta ocasión, no nos ayudará", "Tarde o temprano llegará", aseguran los expertos.

Los oceanógrafos Xosé Antón Álvarez-Salgado y Gabriel Rosón (del Instituto de Investigaciones Marinas y de la Universidad de Vigo, respectivamente) integran un grupo de trabajo creado por sus centros para el estudio biológico y físico de la oceanografía en aguas gallegas próximas. Ambos coinciden en que el petrolero "no se pudo hundir en peor zona". Al mismo tiempo, reconocen que si hubiese naufragado entre el 13 y el 15 de noviembre, cuando estaba siendo alejado por los remolcadores más allá de las 100 millas al noroeste de A Coruña, "Galicia se libraría de la mancha y se la pasaríamos a Francia o Inglaterra", apunta Rosón.

< Para explicar por qué la situación del petrolero, es ahora tan preocupante para las costas gallegas, esgrimen argumentos que, como admite Álvarez-Salgado, "parten de estudios realizados hace muchos años y que cualquier marinero con experiencia conoce". De hecho, el primer trabajo científico describiendo la estacionalidad de las corrientes costeras de Portugal -la que actúa en la zona del hundimiento- se publicó en 1976 en el Journal of Marine Research por Wooster y su equipo de colaboradores.

En primer lugar, hay que tener en cuenta quién es el enemigo: una mancha de fuel que viaja sobre la superficie o sumergida a no más de 150 metros de profundidad. A esta cota la denominan los expertos la "primer columna de agua", y su dinámica responde casi a los mismos parámetros de movilidad que el viento, aunque con velocidad mucho más reducida. Así se entiende que con los vientos predominantes en invierno -de sur-suroeste- el vertido recorriese las 120 millas que lo separaba de las Cíes para acabar petroleando el litoral sur gallego.

Y en segundo lugar, actúan las corrientes costeras, cuyo funcionamiento entre septiembre y marzo no contribuye para nada a defender el litoral frente a la marea negra. Sobre la superficie donde yace a 3.600 metros de profundidad el pecio del petrolero trabaja la Corriente de Portugal. No está catalogada dentro de las grandes corrientes oceánicas como la del Atlántico Norte o del Golfo. Su empuje, en dirección sur-norte, es mucho más débil, transporta aguas cálidas y, en mar abierto, siempre viaja hacia el sur. Sin embargo cambia de dirección, hacia el norte, al aproximarse a la costa, y es cuando técnicamente se llama Corriente Costera de Portugal.

Aceleración de Coriolis

"Si a esto le añadimos la fuerza de la Aceleración de Coriolis, entonces, podemos decir que ya tenemos todos los elementos en contra para olvidarnos del chapapote", añade Xosé Antón Álvarez-Salgado. La corriente de Coriolis la genera la rotación de la tierra y provoca que cualquier fluido se desvíe a la derecha, en el hemisferio norte, o a la izquierda, en el hemisferio sur.

Tampoco se puede confiar en la corriente de vaciado de las rías generada por las mareas. Rosón avisa: "Si el fuel traspasa las islas que sirven de escudo a las rías, una vez dentro salpicará la costas en mayor o menor medida, dependiendo del viento".

La combinación de todos estos factores convierte la lucha de las Rías Baixas contra el chapapote en interminable y una amenaza constante. Y sólo habría una manera de expulsarlo de la ría combatiendo con sus mismas armas. Los científicos la mencionan de soslayo porque es inviable. Consistiría, en el caso de Vigo, en vaciar las presas del Oitavén y el Verdugo. El chorro de las desembocaduras acabarían venciendo a la corriente que empuja el combustible hacia el interior. Desterraríamos el fuel, pero nos quedaríamos sin agua.

En el fondo, velocidad lenta pero desfavorable

Tras constatar que las manchas llegarán irremediablemente a la costa, la siguiente pregunta es cuándo. En estos momentos, los científicos conocen, salvo su temperatura, casi todas las variables que influyen en el comportamiento del fuel a 3.600 metros de profundidad. Pero para aventurar la dirección y velocidad del combustible deben basarse en las predicciones meteorológicas para luego aplicar sus conocimientos sobre la dinámica de las masas de agua. .

El margen de error que arrastran estas operaciones casi se dobla cuando analizan el comportamiento de la corriente que circula por debajo de la primera columna de agua, a más de 200 metros de profundidad. "La circulación profunda es siempre meridional, de norte a sur. Su velocidad es muy lenta, pudiendo recorrer un kilómetro al día", explica el oceanógrafo Gabriel Rosón, de la Universidad de Vigo. Respecto a la velocidad de la mancha en superficie, su colega en el Instituto de Investigaciones Marinas, Xosé Antón Álvarez-Salgado, estima que con un viento medio de cinco metros por segundo, el desplazamiento de la mancha es de 15 kilómetros diarios.