El diario de a bordo está en poder del juez de Corcubión
Índice del artículo
- Caso Prestige
- Las guerreras del "Arao"
- "Smit Salvage" acusa del desastre a Fomento
- Rajoy reconoce que dio datos erróneos
- La batalla perdida del “Rainbow Warrior”
- José Luis Velasco presidente de Tecnosub
- Los que dicen que dieron la orden
- El fuel llama otra vez a la puerta de Galicia
- Prueban con éxito en las Cíes una resina que elimina el fuel
- Prometeo encadenado. Publicado en La Vanguardia
- 14/12/2002. La UE deja que Galicia se las arregle con sus propios fondos
- Una batalla contra los elementos
- Más de la mitad de las aves de Illas Atlánticas afectadas
- C.M. afirma que el casco del "Prestige" era defectuoso
- El diario de a bordo está en poder del juez de Corcubión
- Caso Prestige
- El Comité de RTVE critica el tratamiento informativo
- Caso Prestige
- "Operación Carpa"
Cuando el capitán del Prestige, el griego Apostolos Mangouras, llegó al aeropuerto de Alvedro, en la tarde noche del día 15, no llevaba en su pequeño maletín el diario de a bordo en el que consta todo el historial de la ruta y viaje realizado por el petrolero desde que salió del puerto de San Petersburgo, el 2 de noviembre, con 77.000 toneladas de fuel en sus bodegas.
Ese diario se considera fundamental para intentar averiguar lo que ocurrió a bordo y su desaparición fue considerada sospechosa. Pero apareció finalmente y fue incorporado a las diligencias judiciales que instruye el juez Javier Collazo Lugo, en Corcubión. Lo tenía uno de los 27 tripulantes del barco.
El grueso de la tripulación, 23 marineros de nacionalidad filipina y uno rumano, fueron evacuados en helicóptero a las tres horas de recibirse la señal SOS lanzada por el Prestige, en la tarde del 13 de noviembre. Fueron repartidos en hoteles de Vigo y A Coruña. A bordo, sólo quedaron, durante las primeras 48 horas del siniestro, el capitán, el primer oficial, el filipino Ireneo Maloto, y el jefe de máquinas, el también griego Nicolaus.
En prisión
El titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Corcubión, Javier Collazo, trata ahora de recabar prueblas documentales sobre el siniestro después de tomar declaración a todos los protagonistas que tuvieron algo que ver con la errática y fatal deriva de este petrolero.
El capitán Mangouras es de momento el único en prisión. Y es entre las rejas de la cárcel provincial de Teixeiro (Curtis), donde acaba de cumplir 68 años. Tras tomarle declaración, el pasado día 4, en Corcubión, el juez decretó una orden para que siga encarcelado.
Denunciado por Capitanía Marítima por los delitos de desobediencia y atentado ecológico, Mangouras sólo podría abandonar la cárcel si abona la fianza de tres millones de euros que le fue impuesta.
El capitán denunció la inexperiencia de los tripulantes avalados por Veritas
Si la sociedad americana ABS era la encargada de certificar la seguridad y estructura del barco, la no menos prestigiosa firma francesa Bureau Veritas fue la que otorgó al Prestige el llamado código ISM (International Safety Management) que todo barco está obligado a obtener para poder salir a la mar, según establece la Organización Mundial Maritima (IMO en sus siglas en inglés).
Ese certificado avala que la tripulación conoce las instalaciones en las que navega y sabe cómo manejarlas y actuar, sobre todo, en caso de siniestro. Bureau Veritas concedió al petrolero ahora hundido su ISM el 19 de julio de 2001 por un periodo de cinco años (hasta junio de 2006). Y según explicó el director de la División Naval de Bureau Veritas en España, Luis Guerrero, se comprueba la validez de esta certificación cada dos años y medio, independientemente de que haya cambios o no en la tripulación.
Esta firma francesa entiende que no se le puede en absoluto enjuiciar o responsabilizar por el siniestro del Prestige dado que "sólo dio el visto bueno al factor humano y el problema en este caso fue de la estructura" del buque.
Pero los 24 tripulantes del Prestige -a excepción de sus tres mandos- no parecían en absoluto preparados, ni merecedores de esa certificación oficial. El capitán del petrolero, Apostolos Mangouras, con más de 32 años de experiencia, se quejó amargamente, en su declaración ante el juez de Corcubión, de la inexperiencia total de la tripulación.
Para muchos era su primera travesía y cundió el pánico a bordo cuando el barco se agrietó y escoró, en medio de un fuerte temporal. Algunos se echaron a llorar "como niños", dijo Mangouras, para quien resultó prioritario en aquellos trágicos momentos la evacuación de los atemorizados marineros. Más tarde, la falta de tripulantes entorpeció las difíciles labores de remolque del siniestrado petrolero.