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Españoles en el continente helado

A más de 12.000 kilómetros de Galicia es posible escuchar un saludo con acento gallego o comerse un buen lacón con grelos. Desde que España firmó el Tratado Antártico en 1988, investigadores y marinos españoles y gallegos en particular han estado presentes en el continente helado.

La mayoría de los científicos que han trabajado en el excepcional laboratorio natural que constituye la Antártida pertenecen al Instituto de Investigaciones Marinas y a la Universidad de Vigo, pero también al centro del Instituto Oceanográfico Español de A Coruña y a la universidad compostelana.

Los investigadores gallegos que han pisado el continente helado califican la experiencia de única y aseguran que debe vivirse al menos una vez. En sus pasaportes figuran los sellos del "Hespérides" y de numerosas bases polares internacionales, mientras que en su memoria quedan innumerables recuerdos y también algunos momentos de tensión.

Las campañas antárticas se desarrollan durante los meses del verano austral: diciembre, enero y febrero, ya que ni el "Hespérides" ni las bases polares españolas están preparadas para ser operativas durante el invierno.

Alrededor de treinta personas, entre científicos y técnicos, pueden vivir en las bases "Juan Carlos I" y "Gabriel de Castilla", situadas en las islas Livingstone y Decepción, respectivamente.

Los técnicos de la Unidad de Gestión de Buques Oceanográficos e Instalaciones Polares (UGBOIP), dependiente del CSIC, se encargan de la logística del "Hespérides" y de ambas bases.

La investigación en la Antártida es un auténtico lujo y sólo los gastos por logística "alcanzan los mil millones anuales", según explica el jefe de la UGBOIP, el geólogo José Ignacio Díaz.

Los científicos gallegos que han estado en el "Hespérides" durante los últimos años han podido transmitir sus experiencias desde la página web del buque. En ella, junto al cuaderno de bitácora de los marinos, se incluye el diario de campaña que elaboran los propios investigadores y también fotos de ellos.

"Tú familia puede seguirte día a día. Además, acerca la ciencia a los niños", destaca Elsa Vázquez, de la Universidad de Vigo. Esta zoóloga coruñesa recuerda cómo muchos colegios seguían a diario esta web. "También nos enviaban felicitaciones de Navidad", añade.

Y es que todas las campañas antárticas implican celebrar estas fechas aislados del resto del mundo. Todos los científicos recuerdan con buen sabor de boca los menús especiales de Nochebuena y fin de año y las fiestas en el "Hespérides" junto a los científicos de las bases españolas.

En estas campañas se forjan también grandes amistades. El hispano-brasileño Jesús S. Troncoso, de la Facultad de Ciencias de Vigo, asegura que el ambiente era de "hermandad".

Este biólogo, que estuvo en la Antártida entre enero y febrero de 1995, dice haber cumplido "un sueño de la infancia". A bordo del "Hespérides" participó en una campaña para estudiar la fauna bentónica, que vive en los fondos marinos, y comprobó las dificultades del buceo antártico."Estás tan concentrado en seres que miden centímetros que pueden pasar ballenas por detrás de ti y no te enteras. Lo que a veces es mucho mejor", bromea.

Dice que que volvería "con los ojos cerrados" y de hecho, ha solicitado otro proyecto para la próxima campaña