El Gobierno se prepara para el peor de los escenarios
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La mancha principal de fuel-oil que desprendió el Prestige antes de su hundimiento y que amenaza la costas gallegas es un rectángulo de 551 kilómetros cuadrados, una extensión que es equivalente a cuatro veces la Ría de Vigo. El Ministerio de Fomento aseguró ayer que la marea negra tiene forma rectangular y está compuesta "por unas cien manchas fragmentadas de distinto tamaño". El departamento de Francisco Álvarez Cascos admitió que "sigue existiendo un grave riesgo de contaminación, por ello el dispositivo se está preparando para la peor de las hipótesis".
La zona potencialmente más expuesta sigue siendo a partir de Cabo Ortegal. Es más, de continuar con la actual tendencia, con el buque soltando fuel por la proa y los fuertes vientos, el hidrocarburo acabará alcanzando, tarde o temprano, los puertos del Cantábrico, Francia e incluso Reino Unido.
Portugal insiste
Sigue existiendo discrepancias entre los datos facilitados por los gobiernos español y portugués. El fuel sigue saliendo del Prestige en el lugar del naufragio, pero las capas de hidrocarburo más importantes se orientan hacia el noreste, sin afectar a las costas portuguesas, reiteró ayer el Instituto Hidrográfico Portugués. "A una distancia relativamente próxima al lugar del naufragio, hemos podido comprobar que «Seguimos detectando nuevos afloramientos de fuel en la zona del hundimiento», señaló el comandante Augusto Ezequiel, director técnico del Instituto, a la agencia Lusa. Por su parte, el ministro de Defensa Paulo Portas reveló que Portugal estaba preparado la semana pasada para evitar por todos los medios que el Prestige, entrara en la zona económica exclusiva portuguesa.
Esta información contrasta con la ofrecida por el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, en una tensa rueda de prensa en la que fue saludado por activistas de Greenpeace que lo esperaban en la Delegación del Gobierno con cincuenta cubos de fuel recogidos en Barrañán.
Rajoy insistió en que no existe más mancha que la derivada de los restos del hundimiento del buque, que «tiene 20 milésimas de milímetro de espesor, por lo que es poco importante». Rajoy, ante la insistencia de los periodistas lusos, defendió la veracidad de los datos de España, «porque es el país con mayores aviones de reconocimiento en la zona, con cinco, por sólo uno de Portugal». Pero lo cierto es que la Administración lusa mantiene sobrevolando el lugar dos aparatos que han constatado la existencia de un vertido de cuatro kilómetros de largo por quinientos de ancho, algo, por otra parte, confirmado en la tarde de ayer por Fomento, que habla de dos bolsas de 3,6 por un kilómetro y de uno por 1,5 kilómetros.
La semana más decisiva
Los vientos del suroeste serán los predominantes en los cuatro próximos días en la costa gallega, según las predicciones meteorológicas difundidas por el Instituto Superior Técnico de Portugal (IST), país que ofrece datos actualizados sobre las manchas de fuel.
De confirmarse estas predicciones, las Rías Altas y la Costa da Morte seguirían siendo las zonas más castigadas de Galicia.
En su página web (www.mohid.com), el IST desarrolla un modelo informático utilizado también por la US Navy sobre la predicción del tiempo en intervalos de seis horas. Con estos datos se establece la dirección del viento y sobre ello el lugar hacia el que se dirigirá la mancha.
Los datos se refieren hasta las 00,00 horas del próximo miércoles, 27 de noviembre y en cuanto a la dirección del viento coinciden con los facilitados por el Instituto Nacional de Meteorología español, que prolonga el predominio de vientos del suroeste hasta los próximos nueve días.
Si se cumplen estos pronósticos, las Rías Baixas contarían con muchas posibilidades de no verse afectadas por las manchas de fuel.
La situación se agravaría, por el contrario, a partir de la ría de Muros y Noia, para continuar por Corcubión, Fisterra, Camariñas, etcétera. Es probable, si se dan las condiciones previstas, que la marea negra se abra paso por la cornisa cantábrica.
La situación cambiaría radicalmente si el viento soplase del norte, ya que empujaría el hidrocarburo hacia el sur de la península y la catástrofe medioambiental podría afectar incluso a la región norte de Portugal y a las inmediaciones de la ciudad de Oporto.