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De nuevo los vientos flojos limitan el progreso del FMC

Tras la fuerte borrasca de días pasados, el viento ha ido amainando progresivamente mientras Gerard Marín y Ludovic Aglaor se esfuerzan por navegar rápidos para evitar las calmas

Una incertidumbre que el propio Gerard Marín expresaba esta mañana en la videoconferencia: “Los partes meteorológicos presentan dos escenarios posibles, uno buena y otra malo. No sabemos cual de los dos se cumplirá, pero confiamos que sea el bueno, que nos permitiría mantener un ritmo parecido al actual hacia la próxima puerta”.

 

El FMC navega en esos momentos con un tímido viento de 10-12 nudos de intensidad del Sur, que les permite un rumbo casi directo hacia la puerta de seguridad. A escasas 320 millas de su baliza más occidental, no tienen clara otra posible ruta que les permitiera escapar de la bastante probable zona de calmas. A buen seguro nunca agradecerían bastante un error en la previsión meteorológica, tan frecuentes en los pronósticos mediterráneos.

 

Por su popa, ya a 300 millas en la clasificación de las 15 horas, sigue el Central Lechera Asturiana, que está optando por una ruta más al Sur que el FMC, mientras el We Are Water, a 365 millas, optaba por navegar más al Norte tratando de encontrar más viento. Por su proa, tanto el Gaes, noveno, como el Hugo Boss, octavo, han aprovechado su mejor sistema de vientos para incrementar la distancia sobre Aglaor y Marín.

 

Mensaje de Gerard Marín llegado esta madrugada desde el barco, reflexionando sobre la borrasca de hace unos días:

 

Es impresionante, ves bajar el barómetro en picado y el cielo se va volviendo cada vez más gris. Vas mirando hacia atrás intranquilo esperando que llegue. De golpe el viento sube 10 nudos, y poco a poco sigue subiendo más, parece que no tenga límite. Mientras, el mar se va volviendo blanco. Fuimos amarinando el barco con antelación, dejamos de pensar en la velocidad, pues había que ser conservadores, especialmente al ser la primera borrasca fuerte que afrontábamos con el FMC. Llegamos a tener rachas de 55 nudos, y con la mayor arriada y el solent hacíamos puntas de 20 nudos de velocidad planeando. El barco se mostró muy estable, hubiéramos podido navegar con la mayor con tres rizos, pero en ese momento no teníamos la certeza de que no entrara una racha de 60 ó 65 nudos, y tan sólo basta una para sufrir una desgracia. Cuando nos quedamos por detrás del frente de la borrasca, el viento bajo a 30 nudos. Entonces volvimos a pensar en la regata y registramos planeadas de 27 nudos. Toda una experiencia”.