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Una parada naval despide la XXIII Diada de Vela Latina de Mallorca

Una parada naval despide la XXIII Diada de Vela Latina de Mallorca

La organización decidió celebrar un desfile a bordo de los llaüts de mayor envergadura ante la imposibilidad de disputar las regatas de la jornada por exceso de viento. Tinita (1945), Mitjana y Savanna (1969), vencedores en las categorías competitivas. El encuentro celebrado en Cala Gamba con el patrocinio de FAN Mallorca Shopping, Vitrac y Mitsubishi Autovidal ha contado con un extenso programa deportivo, social y cultural.

El exceso de viento impidió hoy la celebración de la segunda y última regata de la XXIII Diada de Vela Latina de Mallorca, pero no consiguió deslucir el espectáculo de la jornada. Ante la imposibilidad de dar la salida de la competición, al rebasar el anemómetro el límite de 14 nudos establecido para las embarcaciones de vela latina, la organización optó por realizar una parada naval frente a las instalaciones del Club Nàutic de Cala Gamba a bordo de una quincena de los llaüts de mayor envergadura y de la embarcación del comité de regatas.

El acto fue secundado por la mayoría de las tripulaciones que se habían congregado a primera hora de la mañana en el Club Nàutic de Cala Gamba para participar en las regatas de las clases competitivas (botes de regata, llaüts clásicos y monotipos de la clase Dragonera) y en la travesía de la categoría “open”. Las embarcaciones propulsadas a motor desfilaron frente al dique del club, al abrigo del oleaje y del fuerte viento de Levante, y posteriormente se dirigieron al puerto para asistir al almuerzo que la organización ofreció a las tripulaciones.

“La verdad es que ha sido una acción improvisada, pero ha gustado mucho a la gente y nos ha permitido poner punto final a la Diada con buen sabor de boca. No hay que olvidar que este encuentro no es sólo una regata, sino también una actividad cultural y social destinada a fomentar la conservación del patrimonio marítimo”, aseguró Joan Marc Rigo, gerente del Club Nàutic Cala Gamba y máximo responsable de la organización de la Diada, que este año ha contado con el apoyo privado de las empresas FAN Mallorca Shopping, Mitsubishi Autovidal y Vitrac.

En la clase Regata, donde se dan cita los botes de vela latina optimizados para la competición, la victoria fue para el Tinita (1945), de Pere Reus y Antoni Estades, que se adjudicó la única regata disputada el pasado sábado. Su gran rival, el Ventolina (1942), de Jaume Durán, tuvo que conformarse en esta ocasión con la segunda plaza, seguido del Río de la Plata (1949), armado y patroneado por Pedro Pizá.

Gabriel Catalá, la caña del bote Mitjana, venció en la clase Dragonera, un monotipo de 2002 construido en tablero marino en la Escola de Mestres d’Aixa del Consell de Mallorca. Toro, con Bernat Matas como patrón, fue segundo, y Malgrat, de Joan Estades, completó el podio.

Savanna (1969), de Antonio Jover, le ganó la partida al Annika (1949), de Miquel Rigo, su único rival en la categorí de Llaüts Clàssics.

La entrega de premios puso el broche de oro a una Diada de Vela Latina que supo sobreponerse al mal tiempo y que, sobre todo, “ha demostrado que persiste una gran afición por este tipo de barcos y un compromiso muy fuerte de los armadores con el patrimonio marítimo de las Islas”, en palabras de Toni Estades, presidente del Club Nàutic Cala Gamba.

Desde el pasado viernes, la entidad náutica del Coll den Rebassa ha acogido diversos actos relacionados con la cultura marítima, como las charlas ofrecidas el pasado viernes por el gerente del Museo Marítimo de Mallorca, Albert Forés, y por el armador de la embarcación ibicenca “Javi”, invitada por la organización como representante de las Pitiusas, o la exposición de modelos navales de la Escola de Mestres d'Aixa y del coleccionista Felip Munar.

El Club Nàutic de Cala Gamba fue galardonada el pasado año con el Premio Timón a la mejor entidad náutica de Baleares por su compromiso con el patrimonio naval. Dicho puerto deportivo está considerado como el museo flotante de Mallorca, por su soporte a la vela tradicional y a los barcos de madera. Cuatro de los 52 inscritos en la Diada de Mallorca son piezas únicas construidas hace más de cien años.