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La nueva Arca de Noé

Un buque de la Marina sudafricana ultima el traslado de 300 elefantes, así como de otras especies de animales, desde la bahía de Walvis en Namibia, hasta el puerto de Luanda, capital de Angola. Inevitablemente, la operación ha sido bautizada como proyecto Arca de Noé emulando uno de los pasajes más memorables del Génesis.

Alentado por la Fundación sudafricana de Kissama y el Gobierno de Angola, el proyecto pretende repoblar los parques naturales angoleños, esquilmados por los furtivos y devastados por una guerra civil que se ha prolongado 25 años. «Con la falta de ley y orden, se realizaron matanzas indiscriminadas por parte de todos. Los animales simplemente desaparecieron», ha señalado el profesor Wouter van Hoven, alma mater de la odisea, en declaraciones a Reuters.

Antes de echarse a la mar, los paquidermos viajarán por carretera -acompañados por antílopes, jirafas, cebras, ñúes, avestruces y guepardos-, desde las reservas de Tuli en Botswana y de Madikwe en Sudáfrica hasta la costa de Namibia. Recorrerán cientos de kilómetros en unos contenedores especiales que ha donado la empresa de transporte Unicorn Lines.

La ruta por tierra representa la fase inicial de la operación.La novedad estriba en el viaje por mar. Nunca se ha transportado tanta fauna de una tacada en un barco. Los camiones, las alimañas y su alimento se alojarán en las bodegas del buque Onteniqua, el arca del nuevo milenio.

Viaje en un rompehielos.
Este rompehielos, comprado a los rusos en 1993, tiene una capacidad de 21.000 toneladas y ha completado con éxito varias investigaciones científicas en la Antártida. Le aguardan tres jornadas de singladura hasta completar las 1.400 millas náuticas que separan origen y destino.
Si se cumplen los plazos, el 1 de junio de 2003 zarpará el primer contingente con 75 elefantes. El viaje tanteará todos los riesgos para unos pasajeros que han de soportar 72 horas de reclusión.Los promotores han descartado trasladar crías de elefante, ya que suelen perecer exhaustas. Además, hay que separar a las familias y a los ejemplares en celo. «El transporte genera mucho estrés a los animales, uno de los mayores factores de mortandad. Y si se puede hay que desechar las anestesias», dice Enrique Sáez, veterinario del Zoo de Madrid.

La vía marítima supone la solución a un grave problema de infraestructuras.Las carreteras angoleñas se han difuminado. Ni siquiera existen lindes que acoten pedregales intransitables. Pese a los inconvenientes, el proyecto rebosa optimismo. «Desembarcarán como los aliados en Normandía el día-D», explica van Hoven.

Como colofón , el convoy se dirigirá 70 kilómetros tierra adentro hasta las 15.000 hectáreas del parque de Quicama, donde los animales camparán a sus anchas. Para ver esa estampa, se deben resolver algunos problemas logísticos: helicópteros para sedar desde el aire, GPS y collares de localización, combustible, camiones y medio millón de dólares para cerrar el presupuesto.

Elefantes que migran volando
El proyecto Arca de Noé se gestó en septiembre del año pasado.En un principio se trataba de recolocar los excedentes de elefantes de Sudáfrica a otras zonas depauperadas de Africa.
Confinados en su propio hábitat, debido a la superpoblación de paquidermos, los gigantes de la fauna salvaje arrasaban con todo a su paso, al restringirse sus ciclos migratorios.
El plan de reubicación se saldó con éxito en la experiencia piloto: se trasladaron por avión 30 elefantes desde Botswana hasta Angola.
A su vez, las autoridades angoleñas esperaban un repunte en el turismo y una paulatina entrada de divisas. Y es que el proyecto Arca de Noé se enmarca en el proceso de normalización del país.
Ahora, los soldados desmilitarizados se están reconvirtiendo en guardas forestales. Pero las heridas aún no han cicatrizado.La saña de la guerra y la codicia de los furtivos en busca de marfil se derramó sobre Angola durante 25 años.