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La flota de la Nueva España 1630-1631

Cinco grandes galeones de la flota española naufragaron en 1631 en aguas del golfo de Méjico y su historia se cuenta en un libro que se publicará la próxima semana por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mejicano, informaron ayer fuentes del propio Instituto.

La obra, titulada La flota de la Nueva España 1630-1631. Vicisitudes y Naufragios es resultado de una investigación de siete años, en la que se dan luces en particular sobre el naufragio de los navíos Nuestra Señora del Juncal y Santa Teresa, los más importantes de su momento, que nunca llegaron al viejo mundo.

La coordinadora del libro, la historiadora Flor Trejo Rivera, explicó ayer que los textos describen al detalle cuáles fueron las causas del hundimiento.

Entre estas se mencionan desde el factor humano hasta la construcción de las pesadas embarcaciones, así como los efectos para la Corona española, ya que representaban una de la principales fuentes de riqueza.

El libro será presentado el próximo 18 de marzo en el Museo Nacional de Antropología de Ciudad de Méjico como parte de un proyecto de investigación multidisciplinario en el que participa la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, que recientemente ha localizado varios vestigios que datan del siglo XVI.

La subdirectora de Arqueología Subacuática, Pilar Luna, indicó en conferencia de prensa que estos hallazgos permitirán su estudio, la exposición de los restos de la nave, pero también dar a conocer que en las aguas nacionales existe un patrimonio histórico que se debe resguardar.

Flor Trejo señaló, por su parte, que este proyecto nació primero con la intención de conocer las causas del naufragio del navío Nuestra Señora del Juncal, pero a medida que consultaba archivos tanto de Méjico, Cuba y España se dio cuenta de la importancia de la flota en general, por lo que se amplió el proyecto.

Destacó que hasta el momento no se han encontrado los tesoros que se supone que llevaban. Sin embargo, la investigación ha permitido conocer lo forma de vida y costumbres de aquella época.

Expresó que la historia de la flota también da luces de la decadencia de la Corona española y de toda su corrupción y burocracia.

Explicó que estas flotas eran como un pequeño imperio, donde el capitán era El Rey, como "una prolongación del imperio, regida por leyes y jerarquías, lo que muestra las costumbres de la sociedad española del siglo XVII".

Agregó que esta flota, de la cual sucumbieron cinco naves en 1631, se componía de navíos mercantes, un navío Almirante y un barco Capitán.

El jefe de la flota iba en el Almirante, el último de la fila, y cada uno de los demás navíos estaban al mando de un piloto y con una tripulación de entre 300 y 500 personas, según su tonelaje.

Flor Trejo indicó que al naufragar Nuestra Señora del Juncal llevaba 300 tripulantes, de los que sobrevivieron 39, de acuerdo con los informes de la época.

La flota que había llegado de Cádiz en 1630 emprendió su regreso a España en 1631, pero el mal tiempo y los huracanes impidieron que llegaran a su destino.

Vestigios como anclas, puntas de arpón, cañones, 80 lingotes de plomo y elementos aislados de barcos han bifurcado el proyecto de la Flota en otro igual de ambicioso: el Inventario del Patrimonio Subacuático de Méjico, cuyas primeras perlas son: un barco del siglo XVI, el segundo que se encuentra en Méjico y uno de los 11 que existen en todo el mundo.