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La Federación Guipuzcoana de Pesca propone una política conservacionista para salvar la trucha común

La Federación Guipuzcoana de Pesca propone una política conservacionista para salvar la joya genética que representa la trucha común, y por consiguiente salvar la actividad que constituye una verdadera pasión para miles de pescadores

La limpieza del agua de los ríos de las maltratadas cuencas guipuzcoanas no ha traído la esperada recuperación de las poblaciones piscícolas. El declive de especies emblemáticas como la trucha, parece imparable a pesar de la notable mejoría que se advierte en nuestros ríos. La capacidad de recuperación de los ríos se está viendo afectada por factores externos de difícil solución. Algunos viejos, como la industrialización de las riveras, y otras nuevas, como la sal de las carreteras. Un sin fin de problemas a los que además hay que sumar la sobrepesca. La Federación Guipuzcoana de Pesca, además de denunciar las continuas agresiones que sufren los ríos, está realizando una intensa campaña de concienciación en el colectivo de pescadores hacia un uso racional de los recursos naturales. La Federación Guipuzcoana de Pesca propone una política conservacionista para salvar la joya genética que representa la trucha común, y por consiguiente salvar la actividad que constituye una verdadera pasión para miles de pescadores. Dicha política conservacionista coincide plenamente con la línea que propone el departamento de Desarrollo del Medio Rural de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Los estudios encargados por este departamento a la empresa externaEkolur, muestran la compatibilidad de la práctica de la pesca deportiva con la conservación y desarrollo de la vida salvaje de la fauna piscícola. En este estudio, que consiste en el recuento de peces al final de la temporada por medio de pesca eléctrica, constata, que en los cotos de «captura y suelta» la población de truchas se mantiene estable, aumentando la biomasa total, es decir, incrementando la talla de los ejemplares. Pesca por cupos versus captura suelta.La pesca extractiva por cupos, numero de truchas sacrificadas por pescador y día, y la pesca deportiva, en la que se practica una rigurosa captura y suelta, son las dos gestiones de pesca posibles. Si aplicamos a los dos el mismo criterio de sostenibilidad (garantizar la reproducción), y teniendo en cuenta que la capacidad de carga biológica (nº de peces por peso de los peces) de nuestros ríos es muy baja, vemos que el numero de ejemplares sacrificables (teniendo como base el muestreo realizado porEkolur) es mínima, mientras que la práctica de la pesca deportiva («captura y suelta») convenientemente regulada no plantea problemas de continuidad. Por lo tanto, hoy día y sin más ayuda, la pesca deportiva con un riguroso «captura y suelta» se considera sostenible, frente a la modalidad extractiva «por cupos», que no lo es. La única posibilidad de realizar una pesca extractiva con unos cupos garantizados es aquella en la que se realiza una suelta sistemática de peces pescables. De la misma especie (trucha común) o de especies distintas (trucha arco iris). Esta práctica presenta graves problemas donde existe una población de trucha residente cumpliendo su ciclo vital. La sobrecarga de ejemplares compitiendo por la escasa comida, reduce aún más las posibilidades de supervivencia de las menguadas poblaciones salvajes. La repoblación con trucha fenotípicamente parecida, trucha común de procedencia comercial, plantea graves problemas de hibridación y trasmisión de enfermedades. Poniendo en grave peligro la subsistencia de los genotipos (líneas genéticas) residentes adaptados al medio en miles de años. Se aconseja esta practica solamente en «cotos de pesca intensiva», donde se paga por las truchas sacrificadas, o en las zonas bajas de los ríos donde la población truchera es baja o inexistente. La repoblación realizada con huevas y alevines producidos en cautividad con reproductores extraídos de cada río es lenta y costosa. La Federación Guipuzcoana de Pesca propone hace años a la Diputación crear un centro ictiológico de investigación donde se pueda realizar este trabajo por cuencas y ríos. Garantizaría así una reserva genética ante cualquier desastre natural. De cualquier manera, esta aportación no posibilitará la pesca extractiva. Pesca deportiva.Se distingue del pescadorlúdicoen que, para el pescadordeportivo, el lance de pesca culmina cuando el pez es devuelto a las aguas habiendo disfrutado de su fuerza y bravura, infligiéndole el menor daño posible. Numerosos estudios realizados indican que la mortandad de los peces capturados a mosca y liberados debidamente, es prácticamente nula. Esta afirmación es avalada por Patxi Urruzuno, responsable de río de la Federación Guipuzcoana de Pesca al indicar que: «Los campeonatos de trucha que celebra la Federación Guipuzcoana de Pesca, incluido el de lombriz, se celebran en la modalidad de 'sin muerte', con anzuelo sin arponcillo. La media de capturas en estos campeonatos suele ser de dos o tres truchas por pescador y día. Hay competiciones que son de dos días seguidos donde se llegan a pescar entre 150 y 180 truchas. Ni en la segunda jornada ni a lo largo de toda la semana aparece pez muerto alguno. Es más, en los cotos 'sin muerte' como el del Araxes, los asiduos nos conocemos las truchas, y hemos comprobado que la misma trucha ha puntuado en distintos campeonatos». A pesar de las evidencias, hay sectores dentro del colectivo de pescadores reacios a cambiar sus viejas costumbres. Preguntada la Federación por la razón que puede llevar a este pequeño sector a oponerse a los cambios, Patxi Urruzuno, responsable de río, responde lo siguiente: «Antes, hace años, se pescaban más truchas, no había cupos y se llenaban las cestas. Después llegaron los cupos, que se fueron reduciendo año a año, conscientes de que se extraían más truchas de las que el río podía producir. Como cada año había menos y ya no era posible llenar la cesta se pusieron a repoblar sin criterio. Esto trajo graves consecuencias de hibridación y enfermedades. A este colectivo residual no le importan las consecuencias de estas acciones con tal de seguir llenando la cesta. Por eso cuando llegaron los gestores y sus biólogos, con las restricciones conservacionistas, el colectivo de pescadores que entendía la pesca para llenar la cesta, vio amenazada su actividad».

Con todo esto, y resumiendo, la Federación Guipuzcoana de Pesca propone a cada pescador que «cuando sostenga una trucha en la mano, es su afición la que está en peligro, no la mate».

Fuente: Diario Vasco.

PATXI AMANTEGUI ZUBIRÍAFEDERACIÓN GUIPUZCOANA DE PESCA