Las zonas de puesta del atún rojo en el Mediterráneo están claramente relacionadas con estructuras oceanográficas
Este avance en el conocimiento del proceso de reproducción de tres especies de atún es el resultado de una investigación del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en colaboración con el SOCIB y la Universidad de Oregón
Investigadores del Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO), en colaboración con la ICTS SOCIB y la Universidad de Corvallis de Oregón (EEUU), han realizado un estudio sobre la distribución espacial a escala regional de las zonas de puesta de tres de las especies de atunes más importantes económicamente en el Mediterráneo: el atún rojo, el atún blanco y la melva.
Los investigadores han analizado los datos biológicos e hidrográficos obtenidos en campañas oceanográficas a lo largo de cinco años y han observado una diferencia en los factores que influyen en la distribución de las zonas de puesta de las tres especies en el Mar Balear.
El estudio revela que las principales áreas de puesta del atún rojo (Thunnus thynnus) están claramente asociadas a determinadas estructuras oceanográficas, relacionadas principalmente con la localización de los frentes que separan aguas de reciente origen Atlántico -que entran por el estrecho de Gibraltar y remontan hasta las Islas Baleares- y las aguas residentes, que puede variar anualmente. Las zonas de puesta del atún blanco o albacora (Thunnus alalunga) se asocian también a estructuras oceanográficas, pero no a dichos frentes sino a giros inducidos por la topografía, que por tanto se forman en las mismas zonas de año en año. Ambas especies desovan principalmente en aguas profundas, a diferencia de la melva (Auxis rochei) que suele poner los huevos en zonas más costeras, donde se encuentran habitualmente los adultos.
El estudio, además, ha permitido definir mejor la época de desove de estas especies de forma que se ha comprobado que el atún rojo desova principalmente entre mediados de junio y julio, mientras que el pico de puesta del atún blanco es posterior, hacia finales de julio y principios de agosto. En cambio, la melva presenta un periodo de puesta más extenso, de junio a agosto, sin picos tan marcados. Esta estrategia puede tener relación
con la mayor tolerancia a las temperaturas altas del atún blanco y la melva respecto al atún rojo.
"Las diferencias en el patrón de distribución de las zonas de puesta de las tres especies nos permite dilucidar sus posibles rutas de migración: desde el Atlántico hacia el Mediterráneo para el atún rojo, a través del Mediterráneo para el atún blanco y desde zonas costeras para la melva", subrayan los autores del estudio.
Los investigadores concluyen que la distribución espacial de las zonas de desove a escala regional difiere para las tres especies de atún. Mientras que el atún rojo se basa en gran medida en las señales ambientales y por tanto sus hábitats de desove pueden variar en función del entorno, el hábitat de desove del atún blanco y la melva está condicionado sobre todo por la geografía. Estas adaptaciones regionales entre las tres especies de atún pueden jugar un papel crítico en la supervivencia de las larvas y las interacciones entre especies, y se debe tener en cuenta al establecer medidas de conservación.
La dependencia de la distribución de las zonas de puesta atún rojo con la oceanografía local implica que la correcta gestión basada en el ecosistema de esta especie dependerá en gran medida de nuestra capacidad para monitorizar y predecir las condiciones oceanográficas en el mar Balear. Con el fin de abordar esas tareas el departamento de oceanografía del Centro Oceanográfico de Baleares del IEO y el Sistema de Observación Costera de las Islas Baleares (SOCIB) trabajan conjuntamente en la monitorización y desarrollo de técnicas de predicción.
El estudio se ha desarrollado en el marco del proyecto "Ecología larvaria y procesos de reclutamiento de crustáceos decápodos, cefalópodos y peces teleósteos en el Mar Balear" -de acrónimo BALEARES-, financiado por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad y del proyecto BLUEFIN, desarrollado mediante un convenio de colaboración entre el IEO y el SOCIB.