EXPEDICIONARIO DE OCEANA A LAS MONTAÑAS SUBMARINAS DE ALASKA
DIARIO DE A BORDO DE JON WARRENCHUK, EXPEDICIONARIO DE OCEANA A LAS MONTAÑAS SUBMARINAS DE ALASKA
Un equipo de 24 científicos que viaja a bordo del buque “Atlantis” estudia con el sumergible “Alvin” cinco antiguos volcanes sumergidos y los corales más profundos del mundo
30 DE JULIO:
En este momento me encuentro en un laboratorio informático de considerables dimensiones que no desentonaría en el campus de una Universidad. Sin embargo, veo alejarse la Universidad Puget Sound rápidamente a través de los ojos de buey y un suave balanceo me recuerda que en realidad estoy a bordo de un barco.
El término "barco" resulta algo inapropiado para el "Atlantis", un buque de investigación de casi 84 metros del Instituto Oceanográfico de Woods Hole, equipado para recoger datos del fondo del océano y de todo lo que hay antes de llegar a él. Zarpamos del puerto de Seattle hace 4 horas y hemos puesto rumbo al centro del Golfo de Alaska.
He tenido la suerte de que me inviten a este proyecto de exploración de un grupo de montañas marinas poco conocidas, unas montañas volcánicas submarinas que se yerguen del suelo oceánico. Hay mucho más que contar pero posiblemente esté llegando al límite de mi correo electrónico de buque a tierra... ¡¡permanezcan en sintonía!!
31 DE JULIO:
La sirena de niebla y las olas de dos metros no son lo que se dice una nana para dormir, por lo que esta mañana muchos de nosotros nos sentimos algo grogui. Nos hemos reunido en el laboratorio principal para recibir formación sobre seguridad; es un grupo completo, 24 científicos en total. Nos quedan otros dos días de travesía para llegar al primer lugar de estudio, por lo que vamos a tener mucho tiempo para conocernos.
El Dr. Tom Shirley, un zoólogo de invertebrados de la Universidad de Alaska Fairbanks, es el científico jefe de la expedición y organiza una presentación a cargo de los investigadores principales (IP). Está interesado en las colonias de coral abisales como hábitat de invertebrados y otros organismos de aguas profundas. Tom fue mi asesor de postgrado, mi vecino al otro lado de la bahía en Juneau (Alaska) y, se mire como se mire, un buen tipo.
El Dr. Randy Keller, geólogo de la Universidad del Estado de Oregón, espera mejorar su comprensión de cómo se formaron las montañas marinas en un proceso volcánico. Trae consigo un cuadro formado por gurús de la cartografía multihaz y por zoólogos para que le ayuden en su misión.
Amy Baco-Taylor, de Woods Hole, recogerá corales para trabajos genéticos y comparará la diversidad de los corales en diferentes montañas marinas.
Peter Etnoyer, con el patrocinio del MCBI (Marine Conservation Biology Institute), busca grandes grupos monotípicos de corales bambú y primnoideos.
Todos son veteranos en esta clase de trabajo y van a utilizar uno de los instrumentos de investigación más exclusivos del mundo: el sumergible de gran profundidad "Alvin"... mañana más.
1 DE AGOSTO:
Surcamos aguas canadienses y la costa de la Columbia Británica se avizora en la distancia. Es la última tierra firme que vamos a ver en varias semanas. Estoy ansioso por pasar sobre la montaña Bowie, en la frontera entre Canadá y EE.UU. Debería haber algunas aves y mamíferos marinos alrededor de esta montaña poco profunda. Las montañas marinas son auténticos imanes de productividad. La ascensión natural de las aguas profundas concentra el zooplancton y eulachones (peces de la familia Osmeridae), así como los seres que se alimentan de ellos.
Sin embargo, estoy si cabe más ansioso por entrar en el Alvin. Estoy en la lista de los submarinistas potenciales, lo que quiere decir que voy a recibir la formación especializada para los científicos que van a descender en el sumergible. Hay toda una panoplia de equipos de comunicación: cámaras de vídeo digital montadas en el sumergible con controles de barrido e inclinación que es necesario coordinar, cámaras de mano de alta definición, cámaras fotográficas digitales e iluminación que es preciso estudiar. Hay un montón de mandos y botones, aunque la mayoría son de "no tocar".
Comentamos el sistema de aire y obtenemos la información primordial: que hay suficiente para tres personas durante tres días. El Alvin es capaz de descender a 4.500 metros bajo la superficie o, lo que es lo mismo, más de 2,5 millas de profundidad. Es uno de los pocos sumergibles de investigación tripulados del mundo capaz de descender tanto. Las presiones a esa profundidad son fabulosas pero el Alvin se diseñó con ellas en mente. El casco de titanio de más de cinco centímetros de grosor soporta con facilidad esta presión e incluso repelió el ataque de una enorme aguja azul en 1971. Es improbable que en el Golfo de Alaska haya algún bicho que se atreva a meterse con el Alvin, pero nunca se sabe. En ocasiones la corriente ha traído a las playas calamares gigantes de cuatro metros y medio, cerca de aquí. El ataque de un calamar gigante... eso sería “guay”... desde un punto de vista científico, claro está.
2 DE AGOSTO:
Por fin hemos llegado a nuestro primer punto de inmersión. La primera parte de la mañana la pasamos haciéndole "pings" al fondo con un radar multihaz. Ello permitirá generar una primera topografía detallada de la estructura del lecho marino, que utilizaremos para seleccionar el lugar de inmersión. La cúspide de la montaña Benson se eleva 1.100 metros sobre el fondo marino.
Esta mañana, un pequeño grupo de delfines de flancos blancos del Pacífico jugueteaba en la estela del buque, junto a éste. Son los primeros mamíferos marinos que he visto, al margen del chorro de vapor de alguna ballena, perdido en la distancia. Permanecemos temporalmente "inactivos", hasta que los vientos amainen un poco para poder botar el sumergible. Los acuanautas de la primera travesía serán Tom Shirley y Randy Keller.
¡Al final de la mañana ya estamos listos para la inmersión! Menuda operación. El Alvin sale del hangar sobre raíles y se carga con lastres. Los submarinistas se ponen trajes de neopreno. Se bota una zodiac. Tom y Randy caminan por la pasarela y desaparecen dentro del sumergible. Una enorme grúa en forma de “A” iza el sumergible y lo baja al agua. Los submarinistas alejan el sumergible, comprueban que todo está correcto y a continuación el sumergible se hunde lentamente hasta perderse de vista.
Seis horas (y unas cuantas partidas de ping pong) más tarde, el Alvin emerge a la superficie. La operación de recuperación se desarrolla en buena medida a la inversa de la botadura. Se iza el sumergible a cubierta y los científicos se apiñan alrededor como niños ansiosos en Navidad. ¡Y es que es Navidad! ¡Regalos traídos de las profundidades! ¡Bichos viscosos con púas y piedras!
Las cajas de recogida de especímenes y los tubos de succión vienen repletos de cosas. Saco de la caja una especie de cangrejo japonés para Tom. Con las herramientas de identificación, confirmo que se trata de un Paralomis verrilli hembra. No es lo bastante conocido para tener un nombre común. Se parece al cangrejo japonés rojo, que es más familiar, aunque éste tiene más púas.
Encontramos incluso algunos bichos inesperados en las esquinas de la caja de especímenes y en trozos de coral: una delicada araña abisal en un pequeño fragmento de coral bambú, varias especies de copépodos no descritos y un pequeño cangrejo que no pudimos identificar. Todos ellos se conservan tanto en digital como en alcohol y se incorporan al cuerpo de la ciencia biológica abisal.
3 DE AGOSTO:
Olvidad tanta ciencia. La verdadera razón por la que estamos aquí es para… ¡encoger vasos de poliestireno! ¡Qué estupendo! Se coge un vaso normal de poliestireno, se decora con licencia artística (el mío, con motivos de la película "Tiburón"), y se pone en una bolsa de malla atada al sumergible. A medida que el sumergible desciende, los espacios de aire del poliestireno se comprimen y te queda un vaso de poliestireno… ¡muchísimo MENOR! ¡Qué gran souvenir!
Hoy Catalina Martinez, la coordinadora de la expedición, consigue sumergirse en el Alvin. Es un día emocionante para ella. Lleva cuatro años organizando estas expediciones para la Oficina de Exploración de la NOAA y hoy es su primera inmersión. Descenderán 2.700 metros hasta el pie de la montaña marina Denson. La botadura se produce con apenas un pequeño retraso y allá van.
Mientras se encuentran en el fondo, responden a preguntas en directo de los alumnos de un colegio de Rhode Island, a sólo 2.700 metros hacia arriba y un continente a la izquierda. Es el resultado de una llamada por teléfono satélite, concertada por su profesora Carey Delauder, que se sumó a la expedición como "educadora del mar". Sus alumnos pertenecen a un Programa Acelerado de Colaboración Urbana y es una buena forma de que los chavales aprendan acerca de las profundidades del mar.
Cuando sale del sumergible al final de la travesía, recibimos a Catalina con globos y cubos de agua. Los veteranos nos dicen que es costumbre tras la primera inmersión. ¡Toma globazo! ¡Bienvenida a la superficie!
4 DE AGOSTO:
La pasada noche dejamos la montaña Denson y nos trasladamos a la montaña Dickins. Dickins es una montaña marina menos profunda, por lo que espero ver más vida marina. Se supone que las aguas situadas sobre las montañas son más productivas que el resto, al concentrar plancton, zooplancton y la vida que depende de éstos. En otras ocasiones he fotografiado bandadas de aves marinas en las aguas situadas sobre montañas marinas, pero no había gran cosa en Denson. Sólo vi unos cuantos paíños comunes rozar la superficie. Posiblemente la montaña Denson esté a demasiada profundidad para que se produzca la ascensión natural de las aguas profundas.
Bueno, hay más aves en Dickins y la diversidad es asimismo mayor. Veo aproximadamente una docena de albatros de patas negras, algunos charranes sombríos y más paíños comunes. No es que sea la bandada que imaginaba volando en círculos, pero podría ser una observación significativa. Hay asimismo un "efecto buque" que tengo que estudiar; los albatros son curiosos y podrían venir de varios kilómetros a la redonda a echarnos un vistazo (no hay mucho que ver en mitad del mar). Supongo que mi artículo de fondo en "Audubon" tendrá que esperar.
5 DE AGOSTO:
Aunque siempre hay trabajo de duplicar, cortar, montar y destacar esos momentos de vídeo submarino tan fantásticos el verdadero trajín comienza cuando el Alvin emerge a la superficie después de una inmersión.
La investigación de Tom Shirley se centra en la documentación de especies que dependen de los corales abisales como hábitat. Resulta relativamente más sencillo filmar la "macrofauna" mayor, como los cangrejos que utilizan los corales como plataformas desde las que alimentarse (y vemos mucho de esto). En cambio, es más difícil evaluar el hábitat de esos bichos menores que desempeñan un papel importante en el ecosistema bentónico. Por suerte, el Alvin está equipado con "sorbedores" de vacío, que se utilizan para "sorber" alrededor de los corales y recoger bichos de las ramas. Esta técnica pone de manifiesto una magnífica colección de criaturas que no aparecen en el vídeo. Cuando el sumergible se iza a bordo, vaciamos los tubos de absorción y encontramos muchas criaturas extrañas y maravillosas. Hemos catalogado y conservado ofiuras, gusanos poliquetos, gambas, anfípodos y anémonas para su futura identificación.
Al anochecer, tras procesar las muestras, un grupo de unos 20 delfines de flancos blancos del Pacífico se dedicó a nadar a toda mecha alrededor del buque. Fue muy oceánico.
6 DE AGOSTO:
La pasada noche botamos el CTD. La biología marina no abusa de los acrónimos, pero este es uno de los que soltamos con cierta frecuencia. "C" quiere decir conductividad (una forma de medir la salinidad); "T", temperatura y "D", profundidad. Las perturbaciones y combinaciones de esos tres factores (salinidad, temperatura y profundidad) son las principales responsables de las pautas de vida en el océano. Este CTD en concreto también mide el oxígeno disuelto, otro importante factor limitativo de la vida marina.
El dispositivo de CTD está amarrado al Atlantis por medio de un cable de fibra óptica y facilita datos en tiempo real al laboratorio informático durante su descenso al lecho oceánico. Lo sorprendente es que el oxígeno disuelto disminuye considerablemente a partir de 200 metros de profundidad y el agua se vuelve de hecho bastante "hipóxica" (baja en oxígeno). Pero a partir de 1.300 metros de profundidad, el oxígeno disuelto aumenta. En montañas marinas que trascienden esta horquilla de profundidades, la zonación de organismos es tan evidente como en cualquier costa con régimen de mareas. En el fondo hace frío además, siempre de 1,6 a 2 grados Celsius.
Lo mejor de botar el CTD de noche es que el buque permanece detenido y con todas las luces de cubierta encendidas. Cuando esto sucede, nunca se sabe lo que puede ascender de las profundidades. Eulachones en formación, atraídos por las luces, centellean aquí y allá como vetas de plata. Un calamar de unos 90 centímetros de largo asciende tranquilamente, nos ronda y luego desaparece de la vista. Esperé pacientemente que uno o dos salmones hicieran acto de presencia, pero sin suerte.
7 DE AGOSTO:
Emergiendo de las profundidades como un cohete, el “ascensor de cangrejos” sale a la superficie. Colocamos el ascensor de cangrejos el día antes, lleva un día a remojo y estamos ansiosos por comprobar la pesca de hoy.
El “ascensor de cangrejos” es, básicamente, una plataforma repleta de trampas para cangrejos y para peces. Unos deliciosos arenques y comida para gatos (la quintaesencia del cebo para cangrejos) atraerán a los bichos a las trampas de muestras en el lecho marino. Lo echamos por la borda ayer y se hundió a 550 metros de profundidad, sobre la montaña marina Dickins. El ascensor cuenta con flotadores de activación a distancia y, cuando éstos se accionan, la plataforma sale disparada hacia la superficie con propulsión propia.
Por desgracia, las capturas son escasas. La única "megafauna" de las trampas grandes es un cangrejo japonés escarlata hembra, Lithodes couesi. A las trampas menores les ha ido mejor y contienen varias docenas de gambas de una especie desconocida.
Medimos el cangrejo (las mediciones estándar son la parte más ancha del caparazón y la longitud de la pinza) y realizamos algunas disecciones básicas. No lleva huevos y cuando la diseccionamos vemos que sus ovarios están bastante llenos: es evidente que aún no han eclosionado. Es interesante, porque en otras muestras hemos visto cangrejos hembra de la misma especie con huevos.
Esta clase de asincronía demuestra la falta de estacionalidad de las profundidades marinas. Los cangrejos de aguas menos profundas generalmente incuban sus huevos durante un año y liberan las larvas más o menos al mismo tiempo, coincidiendo con hechos como la floración primaveral del fitoplancton.
9 DE AGOSTO:
En los próximos días tomaremos muestras en el volcán submarino Welter.
Hoy el montacargas para cangrejos ha ascendido desde unos 2.700 metros de profundidad, cerca de la base del volcán submarino Welter. Ha subido lleno de cangrejos araña de alta mar, Macoregonia macocura (o «Mac macs» como se les suele llamar cariñosamente). Hemos capturado 29 «Mac macs», nuestro mayor botín hasta el momento. Matt Foster, un estudiante de la Universidad de Washington, va a tomar muestras de sangre y tejido para un proyecto universitario. Nosotros comprobamos el estado del caparazón, anotamos los parásitos que tienen, y contamos las patas que les faltan. A algunos cangrejos les ha brotado una colonia de briozoos en la pata trasera que usan para caminar, a todos en prácticamente el mismo lugar. ¿Por qué ahí? Un misterio. Pero hemos extraído los briozoos y los hemos metido en frascos para su posterior estudio.
Por la popa se pueden ver los chorros y los lomos de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus). Estos rorcuales son, después de la ballena azul, los cetáceos más grandes del mundo. Sabemos que son rorcuales comunes por la característica mancha gris en forma de V que tienen detrás de la cabeza. Además, rompen la superficie con su aleta dorsal encorvada una vez han expulsado el aire. Los rorcuales aliblancos y boreales poseen unas aletas dorsales parecidas, pero el chorro y la aleta aparecen en la superficie al mismo tiempo. Las ballenas se quedan en la zona la mayor parte del día, lo que demuestra que el volcán submarino Welker constituye una zona privilegiada para alimentarse.
10 DE AGOSTO:
Anoche, algunos de nosotros realizamos un descubrimiento increíble: ¡calamares enormes se pelean con los cebos luminosos “pixie”! ("pixie" fishing lure) Usando sedal fino es toda una experiencia. Es difícil seguirles y no hemos conseguido subir uno al barco pero, ¡es divertidísimo! Estos animalitos son de por lo menos 1 metro de largo, y son raudos y veloces. ¡Ojalá consiguiésemos subir uno al barco!
No sé de qué especie serán, sólo se me ocurre que sean calamares “majestic” (Berryteuthis magister), aunque estos sólo llegan al medio metro de largo. Es divertido observar cómo los calamares que están debajo de nosotros atraviesan como balas los bancos de peces (¿capelán? ¿lanzón?) atraídos por las luces de la cubierta. Luego, algo grande y gris hace que el calamar se esfume. ¿Será un tiburón salmón? Desaparece demasiado rápido para comprobarlo, pero parece que sí. Estos parientes de menor tamaño del gran tiburón blanco han sido vistos por aguas de Alaska pero no se sabe demasiado de ellos.
11 DE AGOSTO:
Hoy ha sido el último día en el volcán marino Welker. Durante los 4 días de exploración hemos documentado cosas interesantes. Como enormes campos de esponjas de vidrio, los rapes de las profundidades a los que sólo pudimos ver muy rápidamente, y corales, corales y corales: coral bambú, coral burbuja, ramas de coral rojo (red tree corals) y coral negro (black corals). Vimos chancharros alacranes (Shortspine thornyhead), bacalaos negros (sablefish), cangrejos rey, cangrejos de nieve (grooved Tanner crab), cangrejo araña, langostinos, arañas marinas (Pycnogonid deep-sea spiders), crinoideos, granaderos y estrellas de mar (por sólo nombrar unos pocos).
Ahora nos salen esos nombres fácilmente; hemos visto una gran cantidad de esos bichos en todos los volcanes marinos. Pero en el volcán Welker otra criatura dejó su rastro. Entre los corales y las esponjas yacía perdida un arte de pesca lleno de anzuelos. ¿La habrían perdido durante un estudio científico sobre la población marina? ¿O mientras exploraban la zona para desarrollar la pesca comercial?
12 DE AGOSTO:
¡Sí! Ya hace 13 días que no vemos tierra. De hecho, estamos a tanta distancia de la tierra que hemos llegado casi al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Estados Unidos. La ZEE es el límite hasta donde llegan las aguas marítimas de las que es soberano Estados Unidos y se extiende 200 millas hacia el mar desde la costa estadounidense. El próximo volcán submarino que vamos a explorar, el Pratt, se encuentra fuera de la ZEE, en aguas internacionales (¡Exacto! Está en alta mar, chicos). Estas aguas son realmente la última frontera de la Tierra. No obstante, puesto que ningún país tiene el dominio de este recurso, es una zona relativamente poco protegida y regulada.
Existe una convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del mar, pero aunque Estados Unidos la respeta, todavía no la ha ratificado. El Derecho del mar trata algunas actividades extractoras como la minería marina, pero no otras como la pesca en alta mar. En algunas zonas del océano el arrastre de fondo es un verdadero problema.
Mi organización, Oceana, pide una moratoria para la pesca de arrastre de fondo en alta mar mientras que no existan acuerdos que protejan zonas especiales, como los volcanes marinos. Parece razonable ¿no?
¿Y qué ocurrió una vez que llegamos a aguas internacionales fuera del amparo de la ley y de la ZEE? ¿Encontramos piratas, casinos ilegales, intriga internacional o libertinaje? Pues la respuesta es... no. Comprensiblemente, fue un poco decepcionante.