Un año más las praderas de Posidònia vuelven a florecer en Catalunya
Biólogos de Submòn han encontrado, un año más, una floración en los algueros de Posidònia, de momento localizada en la cala Montgó, durante la realización del estudio “Diagnóstico y anàlisis del estado de conservación del herbario de Posidònia Oceànica de la cala Montgó y efectos de los fondeos existentes sobre su conservación” encargado por el Área protegida de las Illes Medes de la Direcció General del Medi Natural del departamento de Medi Ambient i Habitatge de la Generalitat de Catalunya.
La Posidònia oceànica es una planta de la família de las fanerógamas marinas, endémica del Mar Mediterráneo, que forma unas praderas o algueros con una extensión estimada de 25.000 a 50.000 km2.
Desde los años 70, la mayoría de las praderas de fanerógamas marinas de nuestras cosas están en regresión y algunas han desaparecido. Estudios científicos hablan de una declinación del 5% anual. Las causas y factores que provocan esta regresión son numerosos, como la contaminación marina, las actividades pesqueras y el anclaje de embarcaciones recreativas, o el aumento de la temperatura del agua.
Pero muchos son también los motivos que las hacen ecológicamente valiosas, como su capacidad de producción de oxígeno relacionada con la calidad de las aguas, en su papel como sumideros de dióxido de carbono, su importancia en el flujo de nutrientes o el convertirse en refugio de muchas especies de interés pesquero.
En términos de conservación, una floración anual podría parecer beneficiosa para la recuperación de estas praderas, pero ¿es realmente cierta esta afirmación?
La Posidònia es una planta superior que tiene dos vías de reproducción, la sexual a través de órganos masculinos (estambres) y los femeninos (pistilos) y la vegetativa o asexual, que provoca el crecimiento horizontal de la pradera.
La reproducción sexual se produce a través de las flores y frutos. La fecundación se da cuando el polen de los estambres alcanza los pistilos transportado por la misma corriente marina. Para que esto sea posible, los estambres producen un polen viscoso y filamentoso de perfiles dentados; capaz de viajar por la corriente marina para llegar a los pistilos de una planta a la otra. Una vez fecundada la planta empezará el proceso e formación de la semilla, que viaja por la corriente hasta ser depositada en otro lugar.
La fecundación sexual es de gran utilidad para la viabilidad y supervivencia de la especie ya que posibilita la colonización de las praderas a grandes distancias. Por otro lado permite la variabilidad genética, cosa que no pasa con la reproducción asexual.
Un estudio reciente del Imedea (Institut Mediterrani d’ Estudis Avançats) indica que la reproducción sexual parece estar estimulada por el calor. El mismo estudio afirma que la fracción de praderas que florecen y la intensidad de la floración aumenta con las anomalías positivas de temperaturas del mar, y por tanto, relaciona una floración consecutiva con un estrés térmico de las plantas que se podría relacionar directamente con un aumento de la temperatura producido por el cambio de temperatura global en el medio marino.
Aunque la reproducción sexual es, como decíamos antes, muy beneficiosa para las praderas, se ha comprobado que el reclutamiento no es nunca mayor a la mortalidad y que, por tanto, de no tomar medidas correctoras los algueros marinos continuarán en declive en los próximos años.