La sobrepesca varía la genética
La FAO advierte que una decena de poblaciones alcanzan una madurez precoz y reducen su tamaño
El esfuerzo pesquero excesivo sobre algunos caladeros está produciendo cambios ligeros y parciales en la estructura genética de diferentes especies comerciales, básicamente relacionados con sus etapas de crecimiento y ciclos de madurez reproductora -que se han acelerado- y su tamaño medio, que se ha visto mermado, según la FAO. Tres de las diez poblaciones afectadas (bacalao, solla y lenguado), sobre las que se está realizando un análisis más profundo, son especies objetivo de los buques españoles.
El informe confeccionado por el científico neozelandés Paul Smith para la FAO, organismo dependiente de Naciones Unidas, determina que algunas especies que han sido sometidas a sobreexplotación pesquera durante varias décadas están modelando su estructura genética. Eso no implica cambios en su aspecto exterior, sino variaciones en la rapidez con la que los ejemplares se hacen adultos y aptos para su reproducción sexual, así como en sus dimensiones, que, al parecer, se reducen después de varias generaciones.
El autor del estudio opina que la supervivencia de la fauna marina, como en todas las especies, deriva en unas necesidades y adaptaciones biológicas naturales, que se han visto acentuadas por la pesca industrial excesiva.
Lenguado, solla y bacalao
El informe relata que poblaciones comerciales como el eglefino, la platija americana, el salmón, la limanda japonesa, el arenque del Atlántico, la langosta australiana, los camarones suecos y daneses, el lenguado, la solla europea y el bacalao del norte, responden a las amenazas de la sobrepesca con adaptaciones que se traducen en tallas pequeñas y madurez sexual precoz.
Smith agrega que la huella mortal que deja la actividad sobre cada especie y las posibles variaciones genéticas parciales resultantes de las capturas excesivas, están estrecha y necesariamente vinculadas a los procesos de reproducción y desove de las poblaciones.
En el caso de que estos dos ciclos biológicos sean prolongados y se realicen en períodos coincidentes con la campaña pesquera, que suele ser intensiva, la presión sobre la población marina fuerza a acelerar esos cambios generacionales.
En este sentido, y con vistas a preservar la diversidad genética en combinación con la explotación industrial del mar, la FAO hizo un llamamiento a los Estados con peso en el mundo pesquero para que salvaguarden la riqueza marina del planeta.
Arrojados al mar
La flota industrial mundial captura 114 millones de toneladas anuales y descarta a bordo unos veinte millones. El resto de necesidades del consumo y para la industria se completan con otros 32 millones de toneladas aportados por la acuicultura. Un inventario de la FAO sobre la situación de los recursos pesqueros en las quince principales zonas de pesca revela que casi todas tienen una tendencia negativa. En la última revisión del 2000 se constató que cerca del 50% de los recursos están sobreexplotados, el 25% corre riesgo de colapso y sólo el 25% restante podría resistir capturas más elevadas. ¿Demasiados barcos y poco pescado? Sí. Esto es, al menos, lo que opina el director de Recursos Pesqueros de la FAO, Serge García. Pero no los armadores, quienes creen que esos 20 millones de toneladas desechados a bordo para no imcumplir el tope fijado por las autoridades pesqueras deberían llegar a tierra, ya que es absurdo deshacerse de ese pescado cuando no pueden tener otra finalidad que el consumo. Este es precisamente uno de los debates actuales más importantes a nivel mundial, ya que la posibilidad de desembarcar en tierra los descartes supondría un reordenamiento del esfuerzo de capturas.