La temperatura del mar de Alborán sube por el cambio climático
Es apenas imperceptible. Ningún bañista de Málaga o Almería se ha levantado un verano de su toalla para meterse en el agua y acabar diciendo: «Mira qué caliente y salado está el mar de Alborán». Pero aunque el cuerpo no lo note, es un hecho. El proyecto 'Ecomálaga', realizado por los miembros del Centro Oceanográfico de Fuengirola, Manuel Vargas, Teodoro Ramírez, Lola Cortés y Ángel Carpena no da lugar a dudas: la temperatura y la salinidad del mar de Alborán han aumentado a pasos agigantados (para la ciencia) en los últimos diez años. Y el culpable parece ser sólo uno: el efecto invernadero.
Estos científicos achacan estos rápidos cambios al temible cambio climático, que está provocando un calentamiento de la Tierra, y como se aprecia por este estudio -presentado en varios foros científicos del Mediterráneo-, también del mar. En concreto, la temperatura del mar de Alborán -que baña Málaga hasta las costas de Almería- ha subido en la última década 0,2 grados (en mediciones realizadas entre los 100 y los 200 metros de profundidad).
Y aunque ésta parezca una cifra desdeñable para los ciudadanos, no lo es para los científicos. En palabras de Manuel Vargas, «para calentar esta enorme masa de agua se necesita una gran energía, ni más ni menos que la que generan varias centrales eléctricas al año».
Sólo hay que pensar en la inmensidad del mar para caer en la cuenta que esa gran columna de agua necesita una buena 'inyección de calor' para variar su temperatura media. «Esto indica que el mar está absorbiendo de la atmósfera una gran cantidad de energía calorífica, que es la encargada de calentar los miles de metros cúbicos de agua», según indica Lola Cortés.
En principio, y según afirman los oceanógrafos, físicos y químicos de Fuengirola, podría ser arriesgado decir que esta tendencia se mantendrá en los próximos años. Pero los datos recopilados desde 1914 demuestran que la subida de la temperatura durante todo el siglo pasado ha sido una realidad: en concreto 0,6 grados. Por eso, lo más preocupante, sin lugar a dudas, es que en la última década haya subido 0,2 grados, lo que indica que en tan sólo diez años se ha triplicado el ritmo de crecimiento de la temperatura del mar.
Dióxido de carbono
Por tanto, todo el siglo XX ha sido de calentamiento del mar, época que coincide con el despegue de la revolución industrial a finales del siglo XIX, ya que de todos es sabido que la combustión de las fábricas y los altos hornos -y más concretamente la creación de dióxido de carbono resultante de esta actividad- es la principal causante del cambio climático.
La tesis de estos oceanógrafos, físicos y químicos del centro de Fuengirola, -rubricada en foros internacionales sobre oceanografía-, es que el calentamiento de la Tierra está provocando que los inviernos sean más suaves, es decir, que las temperaturas de las atmósfera sean más altas de lo que han sido habitualmente. «Por este motivo, creemos, que el enfriamiento de las aguas profundas del mar durante el invierno (un fenómeno que se produce todos los años) no se está realizando como se venía haciendose hasta ahora, y de ahí podría venir el aumento de la temperatura del mar», según manifiesta Manuel Vargas.
Este ritmo acelerado de incremento de la temperatura en el mar de Alborán podría llegar a ser preocupante a largo plazo, por lo que el Instituto Español de Oceanografía mantendrá el proyecto 'Ecomálaga', por el que recogen desde 1992 datos de parámetros como la salinidad, la temperatura, los nutrientes, el oxígeno disuelto, el fitoplancton, el zooplancton, ictioplancton (larvas de peces) y sedimentos marinos.
Estaciones
La recogida de datos se realiza en 24 estaciones marinas repartidas por las costas malagueñas de Cabo Pino, bahía de Málaga y Caleta de Vélez. Este proyecto también se lleva a cabo en otras ciudades costeras españolas del Cantábrico y del Mediterráneo, «y los datos son muy parecidos, lo que demuestra que el aumento de la temperatura en el mar de Alborán es consecuencia del fenómeno global de calentamiento de La Tierra».
Además, el efecto invernadero también está provocando que aumente la salinidad del mar de Alborán. Pero éste, en principio, parece ser un efecto positivo, ya que a mayor grado de salinidad en el mar, mayor densidad del agua. Y cuando el agua es más densa ocupa menos volumen, por lo tanto sube menos el nivel del mar, lo que compensaría una de las consecuencias negativas del efecto invernadero (ya se sabe, al subir el nivel del mar por el deshielo de los casquetes polares se inundarían muchas zonas costeras).
Por ahora, los países de la ribera del Mediterráneo pueden respirar tranquilos. «Durante el pasado siglo, se ha constatado que el nivel del mar en el Mediterráneo, y por tanto en el Alborán, no ha subido, pero si se acelerase el deshielo de los polos, el riesgo se acrecentaría», subraya Vargas que, no obstante, predice que de aquí a un siglo «Málaga seguirá intacta».
EL estudio de los mares ha cobrado en los últimos años un especial interés debido a los grandes cambios que está sufriendo nuestro planeta. La posibilidad de un cambio climático a escala planetaria, y más concretamente un calentamiento global, suscitan la lógica preocupación de la sociedad, máxime en zonas costeras como nuestra ciudad, donde un eventual ascenso del nivel del mar tendría repercusiones inmediatas sobre la población.
La gravedad del problema requiere que sea abordado de forma rigurosa, y a su vez, el interés que despierta en la población obliga a un esfuerzo de divulgación por parte de la comunidad científica especializada. La divulgación de esta información de forma seria y rigurosa ayudaría a lograr una mayor concienciación por parte de la sociedad y las autoridades de la importancia de la investigación marina. Al mismo tiempo, haría que parte del esfuerzo económico que esta actividad supone revirtiera en beneficio de la población a través de la difusión del conocimiento.
Durante el siglo pasado, la temperatura de las aguas profundas e intermedias del Mediterráneo ha aumentado en medio grado, y nuestros propios estudios revelan que cambios similares se están produciendo en las aguas costeras. Aunque la cifra parece ridícula y cuesta trabajo imaginar cómo podría afectar a nuestras vidas o a la de los organismos marinos un cambio tan pequeño, debemos considerarla como una seria advertencia de que realmente el clima está cambiando, sobre todo si consideramos la inmensa cantidad de calor que es necesaria para producir esta variación de la temperatura en el mar.
El futuro: estudiar la 'meteorología' de los océanos
¿Quién no ha oído alguna vez eso de marejadilla en el Cantábrico? Esto no es ni más ni menos que el inicio de la 'meteorología' del mar. Pero el mar, a diferencia de la atmósfera, tiene otros muchos parámetros que sería interesante estudiar. Por eso, la propia Unión Europea ha puesto en marcha un programa muy novedoso: MAMA (Mediterranean network to Asses and upgrade Monitoring Activity in the region), que no es otra cosa que una red de estaciones de medición en el Mediterráneo, que enviarán diariamente a los centros oceanográficos (vía satélite) el estado del mar, la dirección e intensidad de las corrientes -que puede tener gran importancia para el control de posibles vertidos, de pérdida de barcos o personas-, y predecir la aparición de mareas rojas, posición de frentes térmicos y sus desplazamientos, que afectan a la puesta de especies pesqueras. En fin, conocer algo más de las entrañas del mar, hasta ahora un gran desconocido.