El naufragio del "Prestige" deja huella

Índice del artículo

  1. Caso Prestige
  2. El naufragio del "Prestige" deja huella

Galicia se puede haber librado de un problema socioeconómico; pero todavía se enfrenta a la posibilidad de un grave incidente medioambiental; además, su situación geográfica le mantiene en vilo, con centenares de miles de toneladas de petróleo transportadas diariamente por sus aguas. Todo ello tuvo ayer nombre de barco, "Prestige", y bandera de conveniencia. Al cierre de esta edición, el rastro de fuel dejado en el mar por el petrolero superaba los 30 kilómetros de longitud, tras un vertido de entre 3.000 y 5.000 toneladas.

Un gran despliegue de medios técnicos y de los mejores especialistas en siniestros marítimos permitieron alejar de las costas de Galicia al petrolero "Prestige", una nave con pabellón de Bahamas y armador griego que el pasado miércoles se había quedado a merced del temporal, con una vía de agua en su casco cuando navegaba a 28 millas (unos 50 kilómetros) del cabo Finisterre. El buque es un coloso de 234 metros de eslora, con 77.000 toneladas de fuel abordo, al que los muchos años de navegación (fue botado en 1976) deterioraron su único casco, donde se abrió una grieta "por fatiga del acero", según fuentes oficiales.

Durante la noche del miércoles al jueves, los servicios de rescate intentaron hasta 16 veces remolcar al petrolero. Pero el esfuerzo resultó vano, por las condiciones ambientales y porque el buque "tenía inoperante el obligatorio dispositivo de remolque de emergencia", según la Consellería de Pesca de Galicia. Esas dificultades y las corrientes hicieron que el "Prestige" fuese avistado, cuando rompió el día, desde la costa de Muxía, un pueblo de pescadores al sur de La Coruña. El casco estuvo a menos de cuatro millas de tierra; entonces se temió lo peor, que encallase y brotase una marea negra de grandes proporciones, hasta el punto de que la Xunta anunció que había iniciado "la evaluación de los recursos marisqueros y pesqueros y las medidas financieras para indemnizar a posibles afectados".

Afortunadamente, los peores presagios no se cumplieron. En ello tuvo que ver la mejoría de las condiciones meteorológicas, pero muy especialmente los medios desplegados y debidamente coordinados. Están interviniendo seis remolcadores, la fragata "Cataluña", un buque de Vixilancia Pesqueira, cuatro helicópteros y un avión. A media mañana, consiguieron amarrar en firme el casco para comenzar a separarlo de la costa. Paralemente, embarcaron en el "Prestige" técnicos de salvamento, así como cuatro tripulantes del petrolero, que se sumaron a los tres que habían sido obligados a permanecer abordo.

A primera hora de la tarde lograron que arrancase la máquina del mercante, sin que los remolcadores dejasen de tirar. La navegación, no obstante, era lenta, de unos seis nudos, es decir, poco más de 11 kilómetros por hora. A las 18.00, el mercante y todos los buques de apoyo se encontraban ya a 22 millas. "La maniobra va bien -declaró entonces del delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa-, e incluso observamos que el casco va enderezándose a medida que navega. Nuestro objetivo es situar el barco fuera de aguas españolas para alejar el peligro". Aunque en las poblaciones del litoral gallego se extendió la satisfacción por haberse evitado un grave problema socioeconómico, no por ello dejó de considerarse el riesgo medioambiental. Es posible que el petrolero no consiga arribar a un puerto donde reparar su avería, y que acabe en el fondo del mar con la carga esparcida por las aguas. Aguas lejanas pero, aunque no se vean, aguas muy contaminadas.

En su deriva por aguas gallegas, el "Prestige" ha ido dejando una estela de fuel procedente de dos tanques laterales, según fuentes de Marina Mercante. Por ello se ha formado una mancha sobre la superficie del mar que tiene más de 30 kilómetros de largo y 200 metros de ancho. Se estima que se habrán vertido entre 3.000 y 5.000 toneladas, pero "salvo que se parta el barco, no saldrán más", aclaró el delegado del Gobierno. Se trata de un mal menor, ante la catástrofe que se temió,

La trascendencia social de un desastre ambiental en el mar gallego es notable. En la costa de enfrente a donde aconteció el percance hay grandes piscifactorías de rodaballo y de otras especies pesqueras.