Al comprar pescado ¿Sabe de dónde viene? Podrían habérselo robado a los pobres. Podría incluso haber costado vidas.
Al comprar pescado ¿Sabe de dónde viene? Podrían habérselo robado a los pobres. Podría incluso haber costado vidas.
Una embarcación sospechosa es detenida por una veloz patrulla marina, dirigida por un avión. Un helicóptero está atento, en caso de que tratara de escapar la embarcación perseguida. Los oficiales indios están por realizar una inspección de la carga. Van a arrestar a la tripulación y a confiscar la embarcación si fuera necesario.
No hará falta. La embarcación perseguida forma parte de un ejercicio de demostración realizado entre la guardia costera de la India y oficiales de pesca que toman un seminario de vigilancia y supervisión de las pesquerías, organizado a través de un proyecto de la FAO.
El proyecto, titulado Gestión para la pesca responsable, incluye fortalecer los sistemas de vigilancia y supervisión de las pesquerías en todo el mundo, a fin de reducir la pesca ilegal, sin reglamentar y sin documentar, que no sólo perjudica las poblaciones de peces sino que va en contra de los medios de sustento de las comunidades pobres de pescadores, y en ocasiones pone a los pescadores legítimos en gran peligro. El proyecto forma parte del Programa FishCode de la FAO, orientado a llevar a la práctica el Código de Conducta para la Pesca Responsable, adoptado en 1995 por la Conferencia de la FAO, órgano rector de la Organización. Uno de los problemas que contempla el Código es la pesca ilegal, sin documentar y sin reglamentar.
"Las prácticas abusivas de pesca acaparan el 30% de la captura en algunas pesquerías importantes, y en algunas pesquerías de alta mar pueden pasar sin documentarse proporciones todavía mayores de la pesca -afirma Eric Reynolds, Coordinador del Programa FishCode en la FAO-. Dada la plena explotación de la mayor parte de las principales reservas marinas de peces, es imposible no tomarlo en cuenta".
Las actividades pesqueras de que se trata abarcan más que la piratería y la pesca clandestina, explica Reynolds. Una embarcación puede declarar una captura inferior a la realmente obtenida, o superar la cuota que tenga permitida, o utilizar una red de tamaño no autorizado. O puede no acatar de plano la ley. "Una embarcación europea que esté pescando en el Atlántico Sur puede estar violando los reglamentos de su país en cuanto a declaración de la captura, seguridad de la tripulación y muchas otras cosas -afirma-. Pero si pesca con la bandera de otro país, puede incluso no estar violando las leyes, en teoría, porque es país podría no tener esos reglamentos. O quizá tenga menos servicios de inspección y no tenga marina. Puede hasta ser un país sin litorales".
La pesca clandestina es la principal actividad ilegal. Una embarcación del Lejano Oriente puede extender líneas con miles de anzuelos para pescar atún -una de las especies más perjudicadas por la pesca clandestina- en el mar de las islas Comoros. O un barco del sur de Europea podría pescar con palangre en aguas de Guinea Bissau o de Guinea, países que carecen de aviones de vigilancia. Greenpeace afirma que en una semana en aguas de Guinea y Sierra Leona, en septiembre de 2001, encontró 31 embarcaciones pescando ilegalmente con palangre. Dos no tenían nombre visible, y dos mostraban dos nombres, de los que uno podía haber sido, o no, el de su registro. De esas embarcaciones, 27 no ostentaban país o puerto de registro.
Los pescadores clandestinos son peligrosos. Pueden ir armados. Y a menudo pescan sin luz, atropellando a los pescadores locales. Pero al final el robo de pescados es lo que les hace daño a más personas. Los pescadores clandestinos a menudo trabajan con buques industriales, lo que les permite capturas muy voluminosas. Mientras tanto, el pescado se vende en los supermercados de los países ricos a consumidores que no se dan cuenta de que están comprando alimentos robados a los pobres de regiones como África Occidental, donde el pescado es la fuente más frecuente de proteínas.
Una forma de oponerse es aplicar el Código de Conducta. Con financiación del Gobierno de Noruega, la FAO elaboró seminarios, cursos de capacitación y asesoría jurídica para vigilancia y supervisión. El primer seminario, para Asia Sudoriental, se llevó a cabo en Malasia, en 1998.
"En esa región, la pesca en alta mar produce de tres a cuatro millones de toneladas al año -explica el experto de la FAO en planificación pesquera George Everett, asesor para las actividades de vigilancia y supervisión-. Pero si bien Malasia tiene patrullas marinas capaces de llegar a los límites exteriores de la jurisdicción nacional en apenas tres o cuatro horas, otros países carecen de equipo, y el personal no tiene el apoyo político y los grandes comerciantes pesqueros los intimidan".
Puede ser difícil reproducir las buenas medidas de control en el exterior por las diferencias administrativas entre países. En Indonesia, la marina otorga las licencias a las embarcaciones pesqueras, pero en Tailandia, lo hacen los capitanes de puerto. Y las leyes de Tailandia, elaboradas para la pesca interna, son de 1947. El proyecto de la FAO está ayudando al Gobierno a modernizarlas. También asesora a los países en materia de técnicas de navegación y de inspección. "Pero a veces sentimos estar apenas rascando la superficie", afirma Everett.
Muchos países no pueden vigilar siquiera sus aguas nacionales, ya no se diga las zonas más amplias de sus zonas económicas exclusivas, que se extienden hasta a 200 millas en alta mar. Donde hay los medios, de todas formas puede ser complicado aplicar las leyes. En abril de 2001 las autoridades australianas descubrieron al South Tommy pescando en aguas próximas a la Antártida, capturando ilegalmente austromerluzas, especie muy valiosa pero en peligro de extinción. Persiguieron a esa embarcación durante 4 100 kilómetros antes de detenerla cerca del Cabo de Buena Esperanza. Era un negocio multinacional: la embarcación estaba registrada en Togo, el capitán era europeo, y los australianos finalmente la abordaron con ayuda de la marina sudafricana.
La FAO seguirá ayudando a combatir la pesca ilegal, sin documentar y sin reglamentar a través del Programa FishCode, gracias a las actividades en curso del proyecto de Gestión para la pesca responsable y a otro proyecto que se está llevando a cabo con financiación de los Estados Unidos. Estoy debería ayudar a proteger a las comunidades de bajos ingresos de todo el mundo que no sólo pierden grandes volúmenes de pescado, sino cuyos pescadores están expuestos a peligros todas las noches. Los pescadores clandestinos no sólo le roban alimentos a los pobres, a veces también los matan.