Corcubión, villa marinera y señorial
Habitantes: 1.767. Extensión: 7,6Km2
Corcubión se asienta en el fondo de su ría, que comparte con Cee, en una península con su puerto que fue el origen de este enclave pescador y señorial, en el tramo final del Camino de Santiago a Fisterra. Cuenta con una orientación hacia el mediodía que hace que posea un microclima envidiable con muchas horas de sol a lo largo del año, así como una muy buena protección de los vientos marítimos, circunstancia que favoreció su desarrollo turístico, notable en las cercanías de la Playa de Quenxe.
Su topónimo de origen preromano (corcu o corco significaría círculo y bión/beón sería lago. Círculo o fondo de lago, o sea, una ensenada curviforme) y los restos de castros en el municipio nos descifran que estuvo poblado desde muy antiguo, Hay historiadores que localizan aquí el Arrotrebarum portus del que hablan los clásicos.
Su núcleo primitivo tuvo su origen, más al interior de su ubicación actual, donde se situaba la iglesia parroquial de San Andrés de Canle.
A partir del siglo XIII, cuando los piratas dejan de llegar a las costas, la población comienza a instalarse al lado del mar y se construye la iglesia parroquial de San Marcos, que sustituye a la anterior.
Esta sustitución de San Andrés, patrón primitivo, por San Marcos, patrón de Venecia, indica la importancia de los intercambios comerciales realizados a través del puerto.
De esta época también es la iglesia de San Pedro de Redonda.
Es en la Edad Media cuando comienza a conocerse bien su historia. Señorío de los Condes de Traba y Trastámara, (el antiguo pazo de los Condes de Traba es testigo de esta etapa) pasa posteriormente a la casa de Altamira de la que se conserva el Pazo.
A partir del s. XVIII se instalan industrias de salazón con la conocida invasión de la barretina y para defensa de la ría se construye el Castillo del Cardenal, fortificación pareja al Castillo del Príncipe situado al otro lado de la ría en la Ameixenda (Cee).
A principios del XIX los ejércitos franceses incendian y saquean la villa.
En su segunda mitad, el pueblo tiene un resurgir que se refleja en la construcción de varios edificios modernistas como la Casa Miñones, el edificio del antiguo Juzgado y las edificaciones burguesas que se encuentran en el paseo de Corcubión.
La emigración, como el resto de Galicia, ensombreció la comarca, su destino principal inicialmente fue Buenos Aires, donde en el año 1923, se crea la Sociedade Agraria e Cultural dos Fillos do Partido de Corcubión, que más tarde pasó a llamarse Asociación Benéfico Cultural del Partido de Corcubión, llegando a tener más de 3.000 socios.
Durante la República y la Guerra Civil, junto a la vecina villa de Cee, fue uno de los núcleos más activos de la zona debido al movimiento obrero que se organizó en torno a la fábrica de carburos.
En la actualidad sigue viviendo de la pesca y del marisqueo pero también de la industria, la construcción y sobre todo del sector servicios y turístico que ocupa el 70% de la población activa.
En 1984 la villa fue declarada “Conjunto Histórico-Artístico” y en el año 2000 “Municipio Turístico Galego”.
Dentro de su patrimonio arquitectónico destacan: La Iglesia Parroquial de San Marcos, originalmente románica y ampliada en 1480 con estilo gótico. En su interior se puede contemplar la talla policromada de San Marcos de origen veneciano s. XV. La Iglesia Parroquial de A Redonda, románica del s XII. El barrio antiguo donde se ubican el Pazo de Altamira s. XV, la Capela de San Antón, el Pazo dos Teixeira y la Casa Miñones.
No debemos dejar de probar en el pueblo el perendengue, un riquísimo pan trenzado con huevo elaborado con gran maestría.
Festa de San Marcos: el día de San Marcos, 25 de abril, es fiesta local y se saca al patrón del pueblo en procesión por las calles del núcleo. Es una romería muy concurrida y con gran arraigo.
Feria Medieval: se celebra el tercer fin de semana de julio, momento en que el pueblo se convierte en un mercado medieval en el cual los vecinos se visten con ropas de época y se ofrecen productos artesanales de cuero, madera, orfebrería y gastronómicos en puestos de venta que llenan las calles del núcleo.