GISELA PULIDO ¿QUÉ HAY DETRÁS DE DIEZ TÍTULOS MUNDIALES DE KITESURF?
- Gisela Pulido, la catalana afincada en Tarifa desvela, en veinticuatro minutos, su difícil ruta hacia el éxito
- “El único camino para mí era entrenar, competir, ser la mejor del mundo y, obviamente,’ ser feliz, pero eso estaba al margen. Para mí era solamente competir y ganar”, confiesa
Mucha gente piensa que Gisela Pulido tiene una vida soñada: Gisela, diez veces campeona del mundo de kitesurf, viajando por todos los países… pero la realidad detrás de la capacidad suprema de haber conseguido la friolera de diez mundiales con tan sólo veintiún años, es otra.
Todo empezó en Premià de Mar donde, como no podía ser de otra manera, desde muy pequeña estuvo vinculada al agua: “Me siento muy conectada con el océano. Es el lugar al que pertenezco y donde me siento más cómoda. Yo creo que en mi vida pasada vivía en el mar”, comenta Pulido.
Con tan sólo un año ya se desenvolvía en la piscina, pero su vida empezó a cambiar a los ocho cuando ‘Gigi’ observaba a su padre, Juanma, disfrutar y pasárselo bien practicando kite, un deporte casi desconocido en los 90. Entonces sintió que quería ser como él y, poco a poco, fue convenciéndolo para poder participar en competiciones.
A base de conseguir mantenerse siempre en el pódium y a raíz de convertirse en la mujer más joven en ganar un campeonato del mundo, con tan sólo diez años y contra chicas de veinticuatro, su padre tomó la dura decisión de trasladarse a Tarifa - a más de 1.000 kilómetros de su ciudad natal - y apostar por ella.
Eso llevaba consigo dejar a su madre y abuelo atrás, vender la empresa familiar, hacer muchos sacrificios y empezar una nueva vida de cero que no supuso un camino de rosas para ella. Once años de lucha y muchos esfuerzos a cambio del éxito: “El único camino para mí era entrenar, competir, ser la mejor del mundo y obviamente ser feliz, pero eso estaba al margen. Para mí era solamente competir y ganar”, confiesa Gisela.
“Desde los 10 años hasta los 18, la palabra no no podía existir”, cuenta. Es entonces, a esa edad, cuando el mundial se le escapa de las manos por primera vez (sólo lo ha hecho en dos ocasiones) y decide darle un complicado giro a su vida.
Hoy, con veintitrés, siente que necesita ser feliz de otra manera y empieza una nueva etapa de su vida en el que busca un desafío, algo más grande que ella, pero con la necesidad de competir otra vez contra algo. Se enfrenta al reto de intentar navegar seis de las olas más grandes del planeta que ya ha empezado a preparar.