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Una Rolex Fastnet de récord

Una Rolex Fastnet de récord

Cowes, 2 de agosto de 2019 - Todo está listo en Cowes (isla de Wight, Reino Unido) para acoger mañana la salida de la Rolex Fastnet Race 2019. Una flota récord formada por 396 barcos con esloras de entre nueve y 32 metros competirá por la 48ª edición de la regata oceánica con más tradición en el mundo. La previsión meteorológica apunta la posibilidad de que sea la edición más rápida de la historia.

Una combinación de tripulaciones profesionales y amateur se enfrentan a una prueba que supone una aspiración para regatistas de todo el mundo desde su primera edición de 1925: el recorrido de 605 millas náuticas desde Cowes (isla de Wight) y Plymouth vía la mítica roca Fastnet, frente a la costa de Irlanda. Rolex patrocina esta regata desde 2001 como parte de una relación con el mundo de la navegación oceánica que inició en la década de 1960 con los pioneros de la competición oceánica.

Estable por encima de los 300
La 48ª edición vuelve a establecer un récord de participantes. Desde 2009 no ha bajado nunca de los 300 barcos; en la pasada edición (2017) alcanzó los 362 y este año vuelve a romper su techo con 396 inscritos confirmados, la cifra más alta en sus 94 años de historia. Organizada anualmente desde su concepción y hasta 1931, pasó a celebrarse cada dos años a partir de entonces, y sólo dejó de disputarse durante la Segunda Guerra Mundial.

La regata más importante del Royal Ocean Racing Club comienza frente a la sede del Royal Yacht Squadron de Cowes el sábado, 3 de agosto, a las 12:30h (local, 13:30h en la España peninsular). Los barcos más rápidos este año serán los tres trimaranes Ultime de 30 metros de eslora –Sodebo Ultim’ 3, Macif, Actual Leader y Edmond de Rothschild–, capaces de mantener velocidades por encima de los 30 nudos. Si las condiciones son favorables, podrían batir el récord absoluto establecido en 2011 por Banque Populaire Ven 32 horas y 48 minutos. La referencia para los monocascos es la marca fijada en 2011 por el Volvo 70 Abu Dhabi: 42 horas y 39 minutos. Entre los aspirantes a batir ese récord destacan este año el supermaxi hongkonés SHK Scallywag (30,5 metros) de Seng Huang Lee y el poderoso Rambler(27 metros) del estadounidense George David, ganador en tiempo real de la pasada edición y que cuenta a bordo con el proa español Antonio ‘Ñeti’ Cuervas Mons. “El ambiente aquí es extraordinario, y la calidad de la flota es brutal”, explica el español. “Hay varios de los trimaranes más rápidos del mundo, muchos IMOCA, maxis, varios Volvo 65,... Participar es una experiencia impresionante”.

Posibilidad de récord

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Ñeti ya sabe lo que es ganar en tiempo real. Lo hizo a bordo del supermaxi Esimit Europa en 2013, completando el recorrido en poco menos de 60 horas y media. “Este año apunta a que lo haremos bastante más rápido. La previsión indica poco viento en la salida y saliendo del Solent. Pasaremos un par de transiciones, y el viento irá subiendo a medida que se establezca de componente oeste. Para rodear la Fastnet esperamos que ya alcance los 25 nudos. Ahí empezará una rápida empopada hacia Plymouth”. Con este panorama, los barcos más potentes no descartan el récord. “El récord es una posibilidad muy real”, avisa.

 
 

El desafío permanente
Sean cuales sean las condiciones, la regata nunca es fácil. Y esto es algo compartido tanto por los equipos que compiten a bordo de los barcos tecnológicamente más avanzados como por los participantes cuya aspiración es simplemente completar el recorrido. Las 605 millas pueden dividirse en cuatro tramos.
El primer desafío es sobrevivir a una multitudinaria salida frente a Cowes y superar el ‘campo de minas’ del Solent. Corrientes, marea y bajos pueden arruinar las aspiraciones de cualquier equipo que no sepa gestionarlas.

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Una vez en el Canal de La Mancha, la sección a lo largo de la costa meridional de Inglaterra requiere altas dotes de navegación para sortear o aprovechar las corrientes y mareas. Administrar bien los tiempos puede ser la diferencia entre adentrarse en el Mar Céltico en buena posición y poder encajar unas valiosas millas a los rivales, o ver cómo estos se escapan por proa.
El tramo de aguas abiertas hacia la roca Fastnet resulta crucial. Los sistemas meteorológicos que barren la zona en verano provenientes del Atlántico suelen venir acompañados de viento duro y olas considerables que la flota no puede evitar de camino hacia el mítico faro que da nombre a la regata. Un peaje que requiere habilidades tan valoradas por Rolex como compromiso, trabajo en equipo y determinación.

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La recompensa espera al final de este tramo. Rodear la Fastnet Rock de noche, bajo la lluvia, al atardecer o al amanecer supone una imagen que queda en la retina para siempre. A menudo ejerce de inyección de energía para afrontar las millas finales hasta la meta, un trayecto de cerca de 250 millas náuticas que tradicionalmente se realiza en una rápida empopada hacia el archipiélago de las Sorlingas. Fue en esta parte del recorrido en la que el JND39 Lann Ael 2 de Didier Gaudoux encontró las condiciones que le permitieron ganar la pasada edición. El francés regresa este año para defender su título, al igual que su compatriota Géry Trentesaux, ganador de 2015 y vencedor de la Rolex Middle Sea Race el pasado año con el JPK 11.80 Courrier Recommandé.

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Deportividad y marinería
La competición oceánica va mucho más allá del resultado. Ponerse a prueba frente a los desafíos que presenta el mar supone una atracción magnética. El solo hecho de competir en la Rolex Fastnet ya es considerado un logro. Sir Ben Ainslie, quíntuple medallista olímpico, cuatro veces elegido Rolex World Sailor of the Year y embajador Rolex, ha participado en la Rolex Sydney Hobart Yacht Race y la Rolex Middle Sea Race, y reconoce la ambición de completar el triunvirato de las regatas Rolex de 600 millas: “La Rolex Fastnet es probablemente la prueba más importante del calendario y sigue estando en mi lista de objetivos. Mi experiencia en otras regatas me ha enseñado la importancia de la marinería y la deportividad inherente a la competición oceánica, especialmente en los equipos amateur”.
La relación de Rolex con el mar se remonta a principios del siglo XX, cuando su fundador ideó un reloj de pulsera que fuera preciso, automático y resistente al agua. A mediados de la década de 1960, la relojera quedó para siempre unida al espíritu oceánico por las hazañas de Sir Francis Chichester –su barco Gipsy Moth IV participa este año en la Rolex Fastnet Race– Sir Robin Knox-Johnston y Bernard Moitessier, que confiaron en sus cronógrafos Rolex para completar sus pioneras circunnavegaciones.
La gestión de estrategia y recursos, la ausencia de margen para complacencia o errores de juicio implica que resulta crucial cubrir cada detalle. En navegación oceánica no existe pit-lane para realizar reparaciones o reponer recursos. El compromiso de las tripulaciones es incondicional, de igual forma que lo es el de Rolex por esta disciplina. El desafío de la navegación oceánica es imperecedero.