Santander. Nuevamente el crucero perdió un día espectacular para las regatas.
El NE que sopló con más de 16 nudos de intensidad, con rachas que superaban los 20, levantaba en el Abra olas de un metro, siendo el protagonista de la jornada
En esta ocasión, el recorrido fue un carrusel; en el que la verdadera competición no comenzó hasta la segunda baliza y se terminó en la tercera; el resto de la navegación fue, nuevamente, a rumbos directos, menos el primer tramo que dio de dos bordos. Para la tirada se estableció el recorrido nº 10.1 del programa de regatas, uno de los nuevos recorridos del 2020, que como la mayoría del resto de los innumerables recorridos que contiene el A.R. nada aporta a la competición a vela
La novedad de designación de este recorrido para la tirada del sábado, que no se dio a conocer hasta poco antes de la atención. Esto, junto con la explicación que por la radio se dio los participantes, de la banda por donde debían dejarse las balizas, dio lugar a que alguno la tomase por la banda que no correspondía.
El comienzo de la regata se vio retrasada por la entrada en la bahía de un ferry.
Como es habitual en las salidas desde el Club, la línea estaba sin compensar, con lo que las diferencias entre los participantes fueron notables desde la señal de salida. Afortunadamente la marea bajaba y no había que navegar por tierra.
La navegación en demanda de la primera baliza del recorrió, que estaba fondeada en las inmediaciones de Somo, se realizó de un largo bordo amurados babor, con un pequeño repique para montar punta Rabiosa. Baliza que hubo de dejarse por babor; para la toma de las segunda boya del recorrido, fondeada en la ensenada de los Molinucos, se navegó a un través, tramo en que se rompió la regata, al no entrar los Spys y si hacerlo los Genaquers, siendo favorecidos las embarcaciones que montan esta vela, viendo impotentes los que tiene Spy como nada podían hacer para mantener la competición. Con esta configuración de recorrido y viento del NE siempre pasa lo mismo.
Tras la segunda baliza, que había que dejar por estribor, se navegó de ceñida hasta la tercera, siendo la navegación en este tramo duro como consecuencia de las rachas que entraban y de las olas que rompían en las amuras. Esta baliza fue tomada por alguna tripulación por la banda contraria a la que ordenaba el recorrido establecido.
La vuelta a la baliza 2, que había que dejar por babor, fue de popa redonda, con espectaculares planeadas en la bajada de las olas, las que hacían muy difícil el ver la baliza.
El tramo en demanda de la siguiente baliza, que era la primera del recorrido fue a un desacuartelar, con lo que lo único que contaba, fueron las polares de las embarcaciones, siendo la navegación un desfile.
Tras tomar por estribor la última baliza, la entrada en la bahía, con la marea bajando, fue de aleta, lo que ayudo a remontarla.
Es envidiable la navegación en otras clases, en las que el recorrido es siempre el mismo; lo que no ocurre en Crucero, en donde, se cambia el recorrido con solo anunciarlo poco antes de la salida, teniendo que llevar a bordo un “Vademécum” para conocer el que se ha puesto; recorridos que además, al ser sobre balizas fondeadas en puntos fijos, que nada tienen que ver con el viento reinante, nada aporta a la competición, y son, de ser algo, en beneficio de los barcos grandes.
Es inconcebible, que en las regata de crucero, no se tenga en cuenta los distintos tipos de barcos que navegan las regatas de crucero en Santander para establecer los cortes de las tres clases, no siendo de recibo que se apliquen los que aconseja la Ranc para regatas oficiales; cada flota tiene la potestad de establecer los suyo, y desde luego los corte de las clase de Santander no tienen sentido; por otra parte, desde que se comenzaron con las regatas de barcos de Club muchos de los que por ello navegan lo hacen sin haber tenido nunca un certificado oficial, con lo que el que se les aplica no se sostiene. En la última reunión de flota, se acordó no clasificar a las embarcaciones que no presenten un certificado oficial.
J.F.M.J.O.