El crucero santanderino comenzó la temporada con un nuevo desfile, en el que para colmo, solo terminaron dos tripulaciones de las diez que tomaron la salida.
Una vez más se echó en falta el acortar el recorrido, con lo que hubiesen terminado todos los participantes.
Con un parte como el que había para la tarde del sábado, que daba viento del NNW de no más de 5 nudos no se puede dar un recorrido con balizas en situaciones fijas, y mucho menos, lo que no se puede hacer es el mantener el recorrido completo; la jornada de hoy pedía a gritos, desde la salida, un acortamiento del recorrido, que bien podía haberse realizado en la primera vuelta, o como muy tarde, en la toma de barlovento; con ello, hubiese terminado la totalidad de la flota. Al no haberse acortado solo terminaron dos embarcaciones, mientras que las otras siete tripulaciones, tras tres horas esfuerzo, navegando el último tramo contra corriente, y tras un esfuerzo baldío, sin avanzar un solo centímetro, terminaron retirándose; a una de las embarcaciones de la clase I se le terminó el tiempo límite cuando aún no había entrado en la bahía.
Con una tarde soleada en la que el parte preveía vientos el primer cuadrante de entre 2 y 5 nudos de intensidad, la clase crucero comenzó la temporada en la que tomaron parte 10 tripulaciones, 5 de la clase I, 5 de la clase II y 1 de la clase III.
Para lo ocasión se estableció un recorrido fijo de programa de regatas, en la que la baliza de barlovento estaba fondeada a la altura de Somo, mientras que la de sotavento era la de la salida, fondeada al sur del Club.
A la hora programada para la tirada el viento no llegaba a los dos nudos de intensidad, dándose la salida tras la salida del ferry, momento en el que una suave ventolina del NNW hacia su aparición sobre la parte norte de la bahía.
Una vez más, la línea de salida nada tenía que ver con el viento reinante, lo que ocasión la salida prematura de una de las tripulaciones de la clase I, siento las tripulaciones del Gabriel Onofre y del Yamamay las que cortaron en cabeza la línea.
La navegación en demanda de la baliza de barlovento se desarrolló de un solo bordo, con viento del través que rolaba constantemente, siendo, una vez más, favorecidas las embarcaciones que portan genaquer.
Tras la toma de la baliza, la entrada en la bahía con la marea bajando fue complicada, realizándose a un desacuartelar con un viento que venía con grandes diferencias de presión, dando lugar a un nuevo desfile de un solo bordo, que resulto, como sucede con los rumbos directos, en cualquier cosa menos regatear; tramo en el que la salida de un cochero de más de 170 metros de eslora, que navegaba en lastre, con una obre muerta de más de 20 metros, creó un sotavento bestial, perjudicando a las embarcaciones que navegaron en sus cercanías, dando todo ello un vuelco a las posiciones de los participantes, a los que les costó un triunfo remontar la marea para llegar a la baliza del Club.
Con la caída de la intensidad del viento, la segunda vuelta fue de un caos, en el que la encalmada, que cogió a varios participantes en la canal, a punto estuvo de producir una desgracia; afortunadamente en esta ocasión una zodiac acompañaba a la regata, y gracias a su intervención pudo evitar el abordaje con el mercante que entraba a la bahía, empujándola fuera de la canal, no siempre el crucero tiene zodiac de ayuda, la que es obligada e imprescindible y como se ha demostrado en esta ocasión.
En el último tramo de la tirara, la entrada en la bahía, para navegar en demanda de la llegada, la vaciante hacia casi imposible el remontar Punta Rabiosa, lo que solo consiguieron tres tripulaciones, de las que tan solo dos pudieron terminar la regata, llevándolas más de dos horas el completar el recorrido, mientras que la otra que consiguió entrar en la bahía se quedó sin gobierno por falta de viento al altura de la duna, donde después de más de una hora de luchar contra la marea se retiró. Con esta son dos tiradas seguidas en las que las clase II y III, a pesar de su esfuerzo y del trabajo realizado para poder terminar las regatas, les fue imposible el conseguirlo al no haberse acortado el recorrido, con lo que todo su tiempo y esfuerzo, tanto en aquella ocasión, como en esta, ha sido baldío.
La pregunta que tras las últimas regatas se hace el crucero, es: ¿Por qué en otras clases se acortan los recorridos cuando el viento decae, y sin embargo en el crucero no se hace? A la que hay que añadir la de la falta de navegación en el abra del Sardinero.
J.F.M.J.O.