Rolex Sydney Hobart - Resumen final
La 69ª Rolex Sydney Hobart dejó claro desde muy pronto que sería una de las ediciones más competitivas de la historia. Entre su impresionante flota de 94 barcos destacaban cinco Maxis de 100 pies, tres Volvo Open 70, siete ganadores de ediciones previas y un buen número de competitivos aspirantes de diferentes esloras.
Guillermo Altadill, Juan Vila y Rafa Trujillo compusieron la participación española en una edición en la que el poderoso Wild Oats XI lograba su séptima victoria en tiempo real y el 50 pies Victorie confirmaba que el ganador final de esta clásica oceánica puede surgir de cualquier extremo de la flota.
Cada 26 de diciembre desde 1945, el puerto de Sídney concentra las miradas de toda Australia y de seguidores de todo el mundo con motivo de la salida de la Rolex Sydney Hobart. Este año, una imponente flota de 94 barcos cumplió las más ambiciosas expectativas, convirtiendo a la salida de la 69ª edición en un impresionante espectáculo.
Varias unidades llegaban a Sídney con la intención de engrosar el exclusivo grupo de favoritos, destacando el Botin 80 Beau Geste (HKG) de Karl Kwok, el Carkeek 60 Ichi Ban (AUS) de Matt Allen, el Volvo 70 Giacomo (NZL) de Jim Delegat (barco ganador de la Volvo Ocean Race 2011-12 como Groupama), el Perpetual Loyal (AUS) de Anthony Bell (ex Rambler 100) o el siempre competitivo Ragamuffin 100 (AUS) del mítico Syd Fischer. El Wild Oats XI (AUS), ganador de seis de las ocho anteriores ediciones y poseedor del récord absoluto de la prueba, se presentaba en la línea de salida tras recibir una sonada puesta a punto con el objetivo de seguir haciendo historia.
Una flota internacional
La icónica regata de 628 millas náuticas supone cada año un objetivo para los mejores expertos oceánicos del mundo, y en esta ocasión atrajo a equipos de 22 nacionalidades, incluyendo barcos provenientes de países como Alemania, Reino Unido, Nueva Zelanda, Singapur, Hong Kong o Chipre.
El Ker 51 alemán Varuna compitió el pasado invierno en las principales regatas del Caribe y completó las 2.225 millas de la Transpac Race, desde Los Ángeles hasta Honolulu, desde donde fue transportado a Australia. En opinión de su armador/patrón, Jens Kellinghusen, la presencia en la Rolex Sydney Hobart era inevitable: “Es uno de los principales eventos del mundo, y para nosotros constituía un sueño”.
El Farr 100 (CYP) Zefiro realiza un viaje alrededor del mundo hacia el oeste desde su puerto base en la isla de Chipre. Al término de la Rolex Sydney Hobart continuará rumbo al Mediterráneo vía Indonesia.
Todos los meses de planificación culminaron en Sídney a medida que los barcos fueron ocupando los pantalanes del Cruising Yacht Club of Australia, en Rushcutter’s Bay. En la reunión de meteorología previa al inicio de la prueba, tácticos y navegantes rediseñaron sus estrategias tras confirmar un parte de 10-15 nudos de viento de componente sureste que iría aumentando en intensidad a medida que la flota ganaba sur. La previsión indicaba para el día 28 de diciembre la aparición de un sistema de baja presión avanzando rumbo este a través del Estrecho de Bass y por Tasmania, resultando en vientos fuertes de componente oeste. Los barcos más rápidos se librarían de su embestida, pero tanto los de media eslora como los más pequeños de la flota iban a tener que negociar unas duras condiciones en su avance hacia Hobart.
Día 1: Salida espectacular
El parte para la salida del 26 de diciembre indicaba que el sistema de baja presión ya se habría desplazado mar adentro, dejando tras de sí unas perfectas condiciones para la navegación: vientos de 15-18 nudos de componente sureste y cielos despejados. La Ópera de Sídney y el Harbour Bridge volvieron a decorar el extraordinario escenario de la salida de la Rolex Sydney Hobart, un espectáculo seguido por cientos de miles de espectadores desde la costa o desde el agua, y retransmitido en directo por televisión e Internet a todo el mundo.
La potencia de los Maxis de 100 pies siempre impresiona, y la salida de este año reunió a cinco de ellos: el seis veces ganador en tiempo real de la Rolex Sydney Hobart y doble ganador absoluto, el Wild Oats XI; el Perpetual Loyal; el Ragamuffin 100 de Syd Fischer –quien con 86 años afrontaba su 46ª participación–; el Wild Thing (AUS) de Grant Wharington; y el Zefiro de Gerhard Ruether. La flota se distribuyó en tres líneas de salida dentro de Sydney Harbour pero inició la aventura al unísono.
Los colosos de la flota desplegaron sus grandes códigos cero y pusieron rumbo a mar abierto a toda velocidad. En el paso frente a Sydney Heads, en la salida de la bahía de Sídney, el Wild Oats XI y el Perpetual Loyal lideraban la carga seguidos de cerca por Beau Geste, Ragamuffin, Wild Thing y los Volvo 70 Black Jack (AUS) y Giacomo.
Día 2: Jornada de estrategia
El parte meteorológico se cumplió, y la primera noche fue aprovechada por el Perpetual Loyal para realizar un movimiento estratégico mar adentro. La jugada le salió bien al equipo de Anthony Bell, que se descolgaba cerca de 14 millas por delante del Wild Oats XI, pese a que en palabras de su navegante, Stan Honey, las condiciones de brisas ligeras no favorecían a las características del Perpetual Loyal. Pero la alegría no iba a durar mucho al líder, que para el mediodía de la segunda jornada se veía superado por el Wild Oats XI. Diez millas más atrás, el Ragamuffin 100 aguantaba el ritmo, incluso ascendiendo al liderato provisional en compensado. El barco de Syd Fischer demostraba su notable pedigrí: construido inicialmente como Maximus, consiguió la victoria en tiempo real en la Rolex Sydney Hobart de 2011 como Investec Loyal. El resto de la flota avanzaba lentamente propulsado por una suave brisa.
Día 3: Acelerón
Los líderes alcanzaban el Estrecho de Bass, y a pesar de las ligeras condiciones de viento, empezaban a separarse del resto de la flota. Para el amanecer de la tercera jornada, el Wild Oats XI ya había conseguido poner 26 millas de por medio frente a su inmediato perseguidor, el Perpetual Loyal. Poco más atrás, los Volvo 70 Giacomo y Black Jack protagonizaban un apasionado duelo junto al 80 pies Beau Geste, todos ellos diseñados para viento duro, y sufriendo para seguir el buen ritmo de los líderes en esas ligeras condiciones.
El viento subiría en intensidad a medida que avanzaba la jornada anticipando el role a componente oeste que llegaría por la tarde. La incipiente empopada iba a permitir al Wild Oats XI aprovechar sus últimas modificaciones, entre las que se incluía el tan comentado hydrofoil –apodado “tabla de planchar”–, pensado para mantener la proa fuera del agua. La tripulación no pararía de realizar cambios de vela; en opinión de Richards serían al menos medio centenar. En esas condiciones, el liderato del Wild Oats XI crecía hasta las 50 millas náuticas, una ventaja que el Perpetual Loyal conseguiría reducir pero ya no anular.
Al final, el Wild Oats XI remontaría el río Derwent para cruzar la línea de llegada en primera posición, parando el crono en 2 días, 6 horas, 7 minutos y 27 segundos. Se consumaba así la séptima victoria en tiempo real para Mark Richards y su tripulación, un logro que igualaba el récord defendido por el Morna –posteriormente rebautizado Kurrewa IV– durante más de 50 años.
Ya en tierra, Mark Richards se confesaba impresionado con el rendimiento del Wild Oats XI en cuanto subió la intensidad del viento: “Sencillamente, empezamos a ir más y más rápido que los demás barcos. Fue una experiencia genial”. Tras el triplete de 2012 –ganador en tiempo real, compensado y establecimiento de un nuevo récord–, esta vez el equipo de Bob Oatley tenía que contentarse con ser el primero en completar el recorrido. “La mayor emoción de mi vida: ¡siete!”, confesaría el armador australiano.
Día 4: Cambio de tercio
El violento cambio de condiciones durante la noche se cobró su peaje, con la retirada de cinco barcos, incluido el hasta entonces líder de clase Clipper 70, el Henri Lloyd (GBR), que se encontraba al este de la isla de Cape Barren cuando sufrió problemas con el timón, o el Wedgetail (AUS), desarbolado frente a Tasmania.
Aunque la meteorología cumplió con las previsiones, muchos miembros de la flota se vieron sorprendidos con la velocidad del frente. Las condiciones en la costa este de Tasmania se mostraron traicioneras, especialmente en la aproximación a la isla, donde los barcos tuvieron que afrontar el embate del viento del suroeste y un mar de considerables dimensiones como cruel peaje antes de remontar el Derwent.
El Ker 50 Kerumba (AUS) reportaba 40-45 nudos mantenidos frente a Tasmania, con un pico de 57 nudos. El navegante Rob Buchanan describiría un estado de la mar bastante razonable, dadas las circunstancias, con olas de cuatro o cinco metros de altura: “En un par de ocasiones las olas rompieron por encima de nosotros, pero no fue nada exagerado. Tal vez fuéramos un poco al límite, con un génova cuatro y dos rizos en la mayor; considerábamos que necesitábamos potencia para atravesar esa zona”.
El Cookson 50 Victorie (AUS) fue uno de los que aprovechó las condiciones para avanzar a toda máquina, y cuando cruzó la línea de meta al filo de las 08:00h (hora local) del lunes, 30 de diciembre, ascendió a lo más alto de la provisional general. Su patrón, Darryl Hopkington, se deshacía en elogios hacia su táctico y estratega, Sean Kirkjian, veterano de 17 ediciones: “Es un mago que juega al ‘ajedrez oceánico’ todo el tiempo”. Pero la tripulación del Victorie todavía tendría que esperar a la mañana siguiente para averiguar si algún rival podría alcanzar Hobart a tiempo de batirles.
Día 5: Victoria para el Victorie
Durante la noche, las condiciones meteorológicas se suavizaron hasta el entorno de los 20-25 nudos. Para el Wild Rose (AUS) de Roger Hickman, las posibilidades de mejorar el crono del Victorie se esfumaban. El armador, con 37 ediciones a sus espaldas, reconocería: “Si hubiésemos podido haber avanzado en línea recta a seis nudos, podríamos haberlo conseguido. Pero el viento no ayudó… Ha sido una regata realmente dura, muy severa”.
A media mañana del quinto día, el Cruising Yacht Club of Australia confirmaba al Victoire como ganador absoluto de la 69ª Rolex Sydney Hobart Yacht Race. En el transcurso de un acto en el pantalán, Hodgkinson recibió la Tattersall’s Cup y un Rolex conmemorativo de su hazaña. El armador australiano había comprado el barco como regalo de cumpleaños para sí mismo fijándose una previsión de dos años para ganar la Rolex Sydney Hobart Race. Lo consiguió en la primera participación con su nuevo barco.
Un emocionado Hodkinson recordaría la dura regata del Victoire: “Cuando nos llegó ese nordeste, hubo momentos en los que tuvimos que recurrir a la fe en la embarcación y en nosotros mismos. Sabíamos que el barco ya había ganado antes, así que dejamos que corriera. Sólo ganaríamos si apretábamos realmente duro… No podíamos levantar el pie del acelerador. Hubo momentos en los que el pie estaba abajo y pensabas ‘esto es una buena cabalgada’. ¡Estábamos emocionados!”.
Día 6: Todos en tierra
Los últimos participantes cruzarían la línea de meta el 31 de diciembre. El Elan 444 Namadgi (AUS) fue el encargado de completar la llegada de la flota a Hobart, llegando poco antes de las 23:00h. Mientras recorría los últimos metros hacia el pantalán, el equipo australiano fue jaleado por decenas de miles de personas, alineadas en tierra a la espera de los fuegos de Fin de Año de Hobart.
De los 94 barcos que tomaron la salida, 84 consiguieron completar el recorrido. Y a pesar de sufrir unas de las condiciones más exigentes de los últimos años, sólo diez se vieron obligados a retirarse, prueba de la experiencia y habilidad de la flota participante en la Rolex Sydney Hobart 2013.
Factor español: Altadill, Vila y Trujillo
Guillermo Altadill como navegante del Varuna, Juan Vila y Rafa Trujillo como navegante y tripulante respectivamente del Giacomo, compusieron la participación española en esta Rolex Sydney Hobart. El Ker 51 de Altadill fue décimo en tiempo real, primero en IRC 1 y cuarto en la general absoluta. “Estas regatas oceánicas cortas son realmente duras, porque no hay guardias, estás trabajando todo el tiempo y necesitas todas las manos para las maniobras”, reconocía el experimentado regatista catalán. “Creo que, en ese sentido, es más dura que una Volvo Ocean Race u otra regata oceánica de larga distancia. Es como un sprint de 600 millas”.
Tras una dura batalla en el quinteto de cabeza, el Volvo Open 70 de Vila y Trujillo terminó sexto en tiempo real y 22º en la general absoluta. La mala noticia para el barco neozelandés, ex-Groupama (ganador de la Volvo Ocean Race 2011-12) es que fue batido en las últimas millas por su rival más directo, el Black Jack (ex-Telefónica). En palabras de Juan Vila: “La Rolex Sydney Hobart es sin duda la regata oceánica más importante en el Southern Ocean. Tiene mucha historia, y suele ser una regata muy dura, con tramos de navegación oceánica pura, así que tiene prácticamente todos los ingredientes… Normalmente es complicada, especialmente llegando a Tasmania y por los efectos de la costa de Australia, así que resulta interesante desde el punto de vista de la navegación. Son todos estos desafíos los que continúan atrayéndome para participar tantas veces como me resulta posible”.
La salida de la 70ª Rolex Sydney Hobart se celebrará el 26 de diciembre de 2014.