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Conociendo al Team Telefónica: En busca de la pieza perdida

Conociendo al Team Telefónica: En busca de la pieza perdida

Descubrimos el trabajo del departamento de compras del equipo español de mano de Jorge Blanco

Dentro del engranaje de un equipo de vuelta al mundo, cada pieza es importante. Todas deben funcionar a la perfección, no sólo por sí solas sino también como conjunto. Muchas de estas piezas trabajan a la sombra pero son igual de fundamentales que una vela, un cabo o un tripulante. Hoy descubrimos una de esas piezas del Team Telefónica. Es Jorge Blanco, el encargado de comprar todo lo que haga falta, en cualquier parte del mundo, y al mejor precio posible.

 

Desde Galicia para el mundo

 

Es gallego, de Sanxenxo (Pontevedra), tiene 34 años, es licenciado en Comunicación Audiovisual y ésta es la primera vez que desempeña un puesto de estas características: “Al principio fue una locura. Los primeros meses a pesar de estar en Sanxenxo y ser local, pues llegas a un trabajo nuevo… Esto es profesional a tope, muy técnico y hay cosas y materiales que no conocía cuando empecé”.

 

Poco a poco Jorge fue aprendiendo. Se unió al Team Telefónica cuando éste estaba en su fase inicial, con los primeros entrenamientos en su pueblo natal: “Al principio jugaba en casa. Controlas la zona de Sanxenxo, Vigo, Pontevedra…, aunque siempre hay proveedores de todo el mundo a los que compramos. Pero era más fácil, porque estás en tu zona”, reconoce.

 

Pero la cosa se fue complicando de forma progresiva… La fase final de construcción del nuevo “Telefónica” lo llevó a Alginet (Valencia) aunque, como admite, seguía dentro de lo relativamente fácil, al estar en España. El siguiente paso fue Lanzarote y el quebradero de cabeza que supone realizar cualquier envío a las islas afortunadas. “Al ser una isla era un poco más complicado todo el tema de los envíos y el número de proveedores era limitado”.

 

Vuelta a casa, en Sanxenxo, y a Alicante. Y ahí sí ya sonó el pistoletazo de salida: comenzaba la vuelta al mundo: ¡a Sudáfrica!

 

Compras, envíos y control de caja

 

La principal responsabilidad de Jorge Blanco, apoyado por Laura Liñán, es la de comprar todo aquello que necesite el equipo español, sea donde sea. “Hago compras de todo tipo y consumibles. Cada responsable de departamento -electrónica, velería, boatbuilding…- me va pasando listas de cosas que hay que comprar, desde tornillos, lijas, herramientas, resina, material de oficina…”. Todo coordinado con Horacio Carabelli, responsable del equipo de tierra, y Alex –capitán del barco dentro del equipo de tierra.

 

Otra de sus responsabilidades es la de realizar los envíos de materiales que no pueden conseguirse en el país en el que se encuentre el equipo, así como su seguimiento para que esté en su destino a tiempo. Puede ser un envío de Australia a China, de Estados Unidos a Nueva Zelanda, una vela desde Cuntis a Abu Dabi, o un cable… “Más bien envíos de paquetería, los contenederes ya son otra historia y se encarga María Bertrand de ello”, apunta.

 

Todo ello sin olvidar que al final del día se pague en euros, dólares, dirhams, rands o la moneda que toque, la caja tiene que cuadrar, y eso también es algo en lo que Jorge tiene que tener el ojo bien puesto.

 

Google vs contactos locales

 

Lo peor se concentra en la primera semana”, explica Jorge Blanco. “Llegamos, a la ciudad que toque, tenemos que montar la base, te empiezan a traer listas de cosas que hacen falta… y claro, estás en un sitio en el que apenas sabes ir del hotel a la base…”.

 

¿Cómo encontrar el lugar donde conseguir las cosas? Ahí es donde entran en juego las nuevas tecnologías, en especial Internet y el buscador de Google, página de inicio de su explorador. “Tiramos mucho de Google pero siempre es mejor tener un contacto local por el tema del tiempo”, admite.

 

Es ahí cuando el método más tradicional gana la pelea a las nuevas tecnologías. “Si tienes una persona local que le dices lo que quieres y te dice dónde lo puedes encontrar aceleras mucho el proceso”, explica el gallego. “Si tienes 20 cosas que comprar y tienes que dedicar media hora en Google a buscar cada cosa se te eterniza el proceso, y aquí siempre vamos un poco con el cuchillo en la espalda, porque casi todo se necesitan para hoy o para mañana y no tienes mucha opción”.

 

Otras porque la propia idiosincrasia del país te obliga. “En China, en donde no podemos conducir, tenemos un local para ayudarnos a los de compras, tanto a Laura como a mí, porque allí ya tenemos el problema de no saber dónde están las cosas, no conducir y no entenderte con la gente porque muy poca gente habla inglés”, dice.

 

Todo ello sin olvidar que cada mercado tiene sus cosas… “En Abu Dabi, por ejemplo, la náutica está menos desarrollada que en Europa y es más difícil conseguir cosas. China parece que va a ser la parada más crítica en ese sentido”.

 

Fundamental “ser organizado dentro de este caos”

 

En opinión de Jorge para poder llevar a cabo esta labor y no desfallecer en el intento “hay que ser medianamente organizado dentro del caos que es esto”. Porque, además, este trabajo es una continua lucha contrarreloj en la que el día D a la hora H todo tiene que estar listo.

 

También es importante no perder la paciencia y ser muy flexible: “Ahora por ejemplo me pueden llamar y decir que hacen falta siete tornillos de tal medida, y una vez que estoy en el sitio que haya podido localizar resulta que no, que ha cambiado la medida… Si eres demasiado organizado te cabreas porque te van a hacer ir veinte veces al mismo sitio así que hay también que tener más o menos buen humor y espíritu de equipo, querer hacer bien las cosas y trabajar a gusto con todos”.

 

La recompensa: “Contribuir al progreso del equipo”

 

Tanto estrés tiene su recompensa. Para Jorge Blanco ésta es el “contribuir al progreso del equipo, a las victorias, y ser una pieza más de la gran máquina”, afirma. “Nuestro trabajo está un poco a la sombra, como muchas veces pasa con los boatbuilders, veleros, el que compra los billetes, el que busca el hotel, la gente que escribe de prensa, las fotos… Pero te sientes como una pieza más del barco…”, concluye.