Volvo Ocean Race: Preparandose fisicamente para el desafio humano de dar la Vuelta al Mundo a vela
La Volvo Ocean Race ha sido definida en alguna ocasión como el último desafío humano, un calificativo que para muchos de los que han participado en esta regata se queda a veces corto. Una aventura que busca, y en muchos casos encuentra, el límite de la resistencia humana.“No volveré a hacer nunca esta regata”, decía uno de los participantes de la anterior edición en plena competición. Unas palabras que han rondado por la cabeza de más de uno pero que, finalmente, en la siguiente edición eran los primeros en estar en la línea de salida.
Además de la tecnología es necesaria una excelente preparación física que permita a los deportistas aguantar las extremas condiciones a las que esta competición les enfrenta.
Iñigo Losada es el responsable del departamento de nutrición, preparación física y servicios médicos del equipo Telefónica en la Vuelta al Mundo. El castellonense, que ya realizó esta misma función en las filas del Desafío Español en la pasada edición de la Copa América, encabeza junto con la doctora Cristina Pérez, un equipo formado además por los fisioterapeutas Nieves de Bernardo y Alejandro Fotchman.
Junto con Bouwe Bekking, skipper del equipo español, han sido planteados tres objetivos básicos en cuanto a la preparación física: evitar lesiones, conseguir que los tripulantes tengan el máximo rendimiento físico posible y el tercero, más centrado ya en el periodo de competición, la recuperación entre etapas. Y es que hay que preparar a los tripulantes para evitar que les falten las fuerzas en los momentos críticos.
Cada puesto a bordo requiere una preparación específica. Estableciendo una división de tres grupos dentro del barco tenemos los cañas, los trimmers y los de proa. Todos necesitan una estabilidad central: Los “conductores” necesitan fuerza en hombros y brazos, además de flexibilidad y unas piernas potentes. El navegante, una fuerza general para aguantar la postura de navegación además de cualquier otra función que tenga que desarrollar. Por último, los de proa precisan fuerza superior para realizar sus tareas, pero obviamente también unas piernas potentes para conseguir una base firme.
“En el equipo Telefónica se han llevado a cabo un primer periodo de preparación general, por grupos, y a partir de junio se entró ya en una segunda fase más específica en la que los tripulantes soportan una mayor carga de entrenamiento”, explica Losada.
Los aspectos principales que se trabajan en cada entrenamiento físico diario son “resistencia, fuerza, movilidad, coordinación, agilidad y el fortalecimiento de los músculos abdominales y lumbares”, comenta Iñigo Losada. “La resistencia se consigue principalmente con trabajo se carrera, bicicleta, remo y natación; y la fuerza a través de ejercicios con pesas y de resistencia elástica”.
Muy al contrario de lo que pueda parecer, los periodos en tierra entre etapas no son exactamente de descanso puro y duro. La regata es continua, de principio a fin. Los tripulantes tienen que aprovechar las escalas para recuperar cualquier kilo perdido, así como masa muscular y horas de descaso. En definitiva, hay que recuperar fuerzas ¿Y si hay cualquier lesión? El fisioterapeuta debe solucionarla individualmente y de forma específica para que el deportista esté listo en la próxima salida.
“Gracias a la experiencia de años anteriores y estudios realizados sobre este tema, está demostrado que durante una etapa los tripulantes suelen perder peso, más de 10 kg en algunos casos. Normalmente, se pierde masa muscular mientras que el porcentaje de grasa en el cuerpo aumenta”, apunta el responsable de preparación física. “Hay que lograr que los tripulantes vuelvan a un estado físico, digamos, normal”.
Hay que recuperar masa muscular, quemar grasa y recuperar la movilidad perdida durante los días de regata. Y todo ello se consigue con masajes, con carreras suaves y ejercicios de movilidad articular.
En definitiva, todo un trabajo de preparación física que comienza mucho antes de la salida y no finalizará hasta el momento en que, a finales de junio de 2009, el “Telefónica negro” y “Telefónica azul” crucen la línea de llegada en la ciudad rusa de San Petersburgo.