Volvo Ocean Race: Pepe Ribes: Ha sido duro, muy duro
Han sido poco más de diez días desde Singapur hasta Qingdao (China), pero a pesar de recorrer “tan sólo” 2.500 millas, la cuarta etapa de la Volvo Ocean Race quedará en la mente de todos por ser la más dura de los 36 años de historia de la regata. A bordo y en la proa, al frente del “Telefónica azul”, Pepe Ribes uno de los regatistas oceánicos más importantes de nuestro país. Ya en tierra nos ha contado cómo ha sido una de las experiencias más duras que jamás ha vivido en su carrera deportiva.
Lo primero, felicitarle por la victoria. ¿Qué significa para usted llegar a Qingdao?
Estar aquí significa poder descansar. Ha sido una etapa muy dura tanto para la tripulación como para los barcos. Ya hemos visto que cuatro barcos están fuera, pero es que también ha sido una etapa muy exigente para la tripulación por el estrés que hemos pasado: ir de ceñida con 30 y 40 nudos significa que el barco va dando unos golpes… Es como si te estuvieran clavando un puñal en el corazón ya que en esos momentos estás esperando que salte algo en cualquier momento; y aunque la etapa era de 2.500 millas realmente el barco ha hecho 3.000 millas de navegación.
- Durante toda la etapa algunos han hablado que ésta era de “la ceñida de sus vidas”. ¿Pero cómo podría traducir para el resto de los mortales qué significa “ir en ceñida”?
Ir de ceñida significa que el barco hace mucho ruido, va saltando cada ola y estás yendo contra las olas, de día y de noche contra las olas. Además, cuanto más viento hace, las olas más grandes son, el barco más golpes te da y en esas condiciones tienes que dormir, tienes que comer … En doce días he perdido seis kilos y medio.
- ¿Cómo ha aguantado el “Telefónica azul” los dos temporales a los que se ha enfrentado?
Cuando te enfrentas a algo así no sabes si se va a deslaminar el barco, si no se va a deslaminar, si va a romper cualquier cosa… Las condiciones en las que hemos estado a veces eran de supervivencia más que de competición, si no estuviésemos en regata habríamos bajado las velas y nos hubiésemos metido dentro. Con los temporales el barco se te hace pequeñito y el mar se te hace muy grande… Pero se ha comportado, así que tengo que dar la enhorabuena a los diseñadores e ingenieros del astillero porque han hecho un barco que se ha comportado genial.
- Vivir en esas condiciones ¿cómo afecta a la vida a bordo?
A nivel moral las condiciones difíciles no afectan, pero lo pasas mal porque no duermes y en cubierta, cuando hace muy mal tiempo, nos duelen los brazos de ir agarrados al barco para no salir despedido…
- Desde su punto de vista, ¿cuál ha sido la clave de la victoria?
Sin duda, la clave ha estado en el primer temporal, en el de los 50 nudos. Todo el mundo se echó para atrás y nosotros seguimos hacia delante. A partir de ahí cogimos una ventaja considerable. Jugamos con riesgo, pero al final ha servido para llegar aquí primeros. También hay que destacar el trabajo que ha hecho la tripulación, que ha sido espectacular: muchos cambios de velas, días muy duros… y la gente siempre a tope .
- Si tuviera que elegir el mejor momento de la etapa, ¿cuál sería?
Me quedo con bajar del barco. Es que ha sido una etapa muy dura: al principio nos enfrentamos al temporal que ya os comentaba antes, y fuimos los únicos que tiramos hacia delante cuando el resto de la gente se volvió para atrás. Después nos enfrentamos a otro que nos pilló un poco de sorpresa. No esperábamos ese tiempo y la verdad es que ahí lo pasamos mal, bastante mal. No tuvimos ningún resguardo para hacer los cambios de vela y ahí fue donde Daryl [Wislang] se hizo daño en el hombro y a partir de ahí estuvimos ocho navegando el barco, en vez de diez porque Bouwe también estaba lesionado.
- Para un experimentado regatista oceánico como es usted, ¿ha sido una etapa tan diferente a lo que se había hecho hasta ahora?
Era una etapa cortita y sabíamos que nos íbamos a encontrar con un temporal de 30 horas y ya está. Cuando vas por el Pacífico Sur sabes que si te viene una borrasca, como vas de popa, vas corriendo con la borrasca a lo mejor cinco o seis días. Es diferente: también hace mucho frío, pero por lo menos no es de ceñida; es de popa y así estás mucho más a gusto en el barco.