VOR. Preparándose para el mítico Cabo de Hornos
Durante la etapa 5 de la edición 2011-12 casi la mitad de los barcos de la Volvo Ocean Race sufrieron daños muy graves, y uno incluso tuvo que hacer una parada de emergencia. La flota actual de monotipos está demostrando ser mucho más resistente, pero se prepara a conciencia para la manga más legendaria de cualquier vuelta al mundo: la que dobla el mítico Cabo de Hornos.
El día 12 de marzo los barcos de la Volvo Ocean Race volverán al agua para celebrar la regata de entrenamiento antes del comienzo de la etapa 5 de Auckland a Itajaí (Brasil). Es la legendaria, 5.010 millas náuticas ó 9.278 kilómetros, que les llevará a doblar el Cabo de Hornos.
Dejar a tripulantes y barcos a punto para cada etapa es fundamental, pero más, si cabe, en el caso de la 5, el "Tourmalet" de la vuelta al mundo a vela. Tienen apenas una semana para hacerlo, y tras pocos días de descanso- la llegada fue el 28 de febrero- equipos de tierra, técnicos del astillero, doctores, nutricionistas y los propios tripulantes ya están manos a la obra.
"En la última edición, en la etapa 5 se rompió un mástil, otro barco sufrió importantes daños estructurales, y el Abu Dhabi Ocean Racing tuvo que parar en Chile". En resumen, "casi la mitad de la flota tuvo problemas catastróficos. Pero ahora tenemos mucha confianza en estos barcos". Quien así habla, y con acento marcadamente australiano, es Nick Bice, director del astillero, el taller de mantenimiento de Volvo Ocean Race. Pero en esta ocasión, afirma, será distinto. O así lo espera: "Estos barcos aguantan más que los de la edición pasada".
"En la primera etapa de 2011-12, tres barcos no acabaron. Dos rompieron el mástil, y la proa de uno se desintegró", relata. "En la etapa 2, otro barco no acabó. La etapa a Nueva Zelanda fue la primera en la que todos acabaron". De momento, ningún barco ha sufrido problemas serios, si obviamos Team Vestas Wind, embarrancado por un fallo humano.
Bice sabe de lo que habla, pues ha dado la vuelta al mundo en la Volvo Ocean Race en dos ocasiones. Y en una de ellas dobló el Cabo de Hornos, con una mano rota, por cierto. "Me la rompí una semana después de empezar, dos huesos, así que no fue muy cómodo que digamos". Por extremo que suene, situaciones como éstas son habituales entre vueltamundistas. Sin ir más lejos, Willy Altadill, que se estrenaba en la etapa 4 con el MAPFRE, también sufrió una rotura en su mano que le obligó a navegar -y a trabajar- así durante más de diez días en pleno Océano Pacífico.
Las condiciones en la etapa 5 serán 'particulares', por decirlo bonito. Las temperaturas bajarán a casi cero, el viento soplará muy fuerte, aullando en los oídos de unos regatistas que, por suerte, irán embutidos en capuchas, cascos, y gafas de esquiar. Las olas alcanzarán 10, 15 metros de altura.
Aun así, este Cocodrilo Dundee de los mares afirma no sentir especial presión. "El mantenimiento realmente es el mismo que en cualquier otra etapa, independientemente de si han navegado dos o veinte días. Lo que nos pone presión no es que sea una etapa u otra, sino los tiempos de entrega a los equipos. Y hacerlo con todo a la perfección".
“Es cierto que el sistema de lastres va a ser muy importante, así como todos los elementos que sujeten las velas", señala Nick. "Pero independientemente de cómo de reforzado vaya tu barco, la manera en la que lo lleven será fundamental. No son indestructibles", añade.
Quedan 8 días para la regata de entrenamiento, el día 12 de marzo a las 13:00 hora local en Auckland (12 horas menos en España). Dos días más tarde, el 14 de marzo a las 14:00 hora local, tendrá lugar la regata corta en puerto, o In-Port. Y un día más tarde, el 15 de marzo a la misma hora, la salida de la etapa 5.
Pocos de sus protagonistas afirmarán sentir un cosquilleo especial. Aunque saben que les espera una tunda de las fuertes. Probablemente la mayor que les pueda dar el mar.