Rolex Sydney Hobart. orgullo nacional. icono mundial
La Rolex Sydney Hobart disfruta de un enorme calado en la mentalidad de los australianos.
“No sería lo mismo crecer en Australia sin ver el partido de cricket del Boxing Day y la salida de la Sydney Hobart”, confiesa el popular jugador australiano de rugby, Phil Waugh, participante en tres ocasiones desde 2009. Jessica Watson, que en 2011 se convirtió en la persona más joven en circunnavegar el planeta en solitario, afrontó su participación ese mismo año como su “próximo gran reto”. Robert Oatley, armador del Wild Oats XI, el barco que posee el récord de la prueba, acumula seis triunfos en tiempo real y dos victorias absolutas, confiesa que continúa afrontando el reto cada año porque “es una de las regatas más complicadas de ganar en el mundo, y me siento muy orgulloso de ganarla”.
Referencia nacional e internacional
Las principales cabeceras y cadenas de televisión de Australia ofrecen una amplia cobertura tanto de la salida desde Sídney como de la llegada en Hobart. Una buena referencia son los 14 helicópteros que sobrevolaron la flota el 26 de diciembre de 2012 para captar las mejores imágenes de la 68ª edición. La propia revista Australian Traveller incluye la regata entre las 100 citas imprescindibles en Australia, por delante del Australian Open de tenis y justo por detrás de la prueba hípica Melbourne Cup.
El hecho de que la Rolex Sydney Hobart merezca una página propia en la web de Tourism Australia confirma el hecho de que el país entiende su trascendencia, su carácter de emblema para Australia en el extranjero. En la propia web se describe como “una tradición del verano en Australia” y una “experiencia icónica del verano australiano”.
El fervor de los australianos por “su” regata es capturado cada año por los principales medios de comunicación de todo el mundo: desde el New York Times en Estados Unidos, a la BBC o el Daily Telegraph en Reino Unido, TVE y la prensa en España, Libération en Francia, La Stampa en Italia, Der Spiegel en Alemania,… El evento disfruta de un seguimiento global.
67 años de tradición
Pero, ¿dónde se originan semejantes interés y pasión? El evento cuenta con una rica historia a pesar de sus humildes orígenes en 1945. Entonces fueron nueve los barcos que afrontaron el desafío, ganado por el Rani del capitán John Illingworth, que llegó a Hobart tras más de seis días en el mar y cuando se le había dado por perdido en medio de unas durísimas condiciones de navegación. Desde entonces han aceptado el desafío más de 5.500 barcos.
El principal trofeo de la Rolex Sydney Hobart es la Tattersall’s Cup, entregada al organizador Cruising Yacht Club of Australia en 1946 por los albaceas del filántropo George Adams por mediación de su nieto William. La Tattersall’s Cup premia al ganador final de cada edición, y es uno de los trofeos de vela más codiciados del mundo.
A lo largo de su historia, la Rolex Sydney Hobart ha atraído la participación de más de 50.000 regatistas de todo el mundo, muchos de ellos conocidos por su trayectoria al margen de lo deportivo. El gigante de las comunicaciones Ted Turner; los magnates de las nuevas tecnologías Larry Ellison, Niklas Zennström y Hasso Plattner; o el estadista británico Sir Edward Heath son sólo algunos ejemplos. De acuerdo con Sir Robin Knox-Johnston, la primera persona en circunnavegar el planeta en solitario: “La Rolex Sydney Hobart Race es considerada una de las mejores clásicas del mundo”.
El factor humano
Aunque la mayoría de los participantes afronta la prueba con muy remotas posibilidades de victoria, todos aceptan el desafío atraídos por la incertidumbre, la emoción y la sensación de triunfo que produce el mero hecho de completar sus míticas 628 millas de recorrido. “Llegar sanos y salvos a Hobart, y hacerlo a tiempo para los fuegos de Fin de Año”, reconoce como objetivo Sean Langman, patrón del barco más pequeño de 2012, el 30 pies Maluka of Kermandie.
La Rolex Sydney Hobart transcurre por algunas de las aguas más peligrosas del planeta, incluyendo el temible Estrecho de Bass, y se ha ganado una aterradora y justificada reputación. Las historias de heroicas proezas, colosales tormentas e incluso tragedias personales han traspasado fronteras. El veterano navegante británico Mike Broughton ha visto muchos regatistas finalizar el recorrido: “Hay una mirada especial cuando llegan a Hobart. Son ojos inyectados en sangre y cansados, pero con una mezcla de entusiasmo por haber completado la prueba”.
Las tripulaciones aprecian y quedan atrapadas por la naturaleza del desafío, y no dudan en ponerse a prueba contra los elementos. No se trata sólo de un reto físico, y la barrera entre respeto y miedo es en ocasiones muy fina. “Empezamos en Sídney, con 26ºC, en pleno verano, y en cuanto ponemos rumbo al sur, no tardamos en navegar en un frío viento de proa proveniente de la Antártida acompañado por un estado de la mar que puede ser brutal. Miedo no es algo de lo que quieras hablar. Lo mantienes en el fondo de tu mente, pero es uno de los retos de esta regata”.
Ese elemento de desafío personal que subyace en la Rolex Sydney Hobart es otro factor clave en su éxito. Puede que el público no entienda los entresijos de la competición a vela o el sistema de compensación que implica que el primero en cruzar la línea de meta no sea necesariamente el ganador final. Pero comprenden el significado de palabras como esfuerzo, coraje o aventura.
La respetada periodista deportiva australiana Amanda Lulham acumula más de 20 años cubriendo de la regata, y ha hecho suya la tarea de compartir sus atractivos. “Cuenta con una tradición maravillosa, una tradición de historias, de gente, de barcos, de tecnología. Es una regata con mucha humanidad, con grandes historias de supervivencia, historias de gente ordinara haciendo cosas extraordinarias, algo capaz de cautivar la imaginación de cualquiera”.
Estadio natural
La salida se celebra cada año desde el puerto de Sídney en el llamado Boxing Day (26 de diciembre), y supone una cita imprescindible en el programa social de la ciudad. “Hay tres cosas que haces en Australia el Boxing Day: ver la salida de la Rolex Sydney Hobart en Sydney Harbour, encender la barbacoa y ver el cricket”, destaca Lulham.
El público abarrota la costa de la bahía de Sídney contándose por cientos de miles, mientras alrededor de la flota se agolpan todo tipo de embarcaciones particulares, desde grande yates a pequeños kayaks o barcos de vela ligera. Todo el que puede salir al agua en Sídney no pierde la ocasión; el resto contempla el espectáculo desde tierra o por televisión. Ninguna otra regata anual en el mundo es capaz de paralizar todo un país.
La llegada no resulta menos extraordinaria. Hobart es destino veraniego, y en estas fechas se encuentra en plenas festividades entre Navidad y Año Nuevo. Bruce Montgomery, residente en Hobart, lleva cubriendo la regata para la prensa desde 1968: “La Rolex Sydney Hobart es estratégicamente muy importante para Tasmania desde el punto de vista del turismo; es lo que coloca a Hobart y a Tasmania en el mapa. Los pantalanes se abarrotan de público para rendir homenaje a los regatistas, independientemente de la hora del día a la que lleguen. La gente viene por miles. Desde tierra o a bordo de sus barcos, la gente de Hobart nunca falla”.
En 2011, cuando los dos primeros barcos llegaron separados por apenas tres minutos, la estimación oficial cifró en 10.000 el número de personas que siguió la llegada en vivo.
La leyenda continúa
No hay un factor único que pueda explicar cómo se formó la leyenda de la Rolex Sydney Hobart. La época del año, su salida en Sídney y emocionada llegada en Hobart, el esfuerzo de sus participantes, el espectáculo, el drama,… Todos son factores igual de importantes en el éxito de la regata.
El Wild Oats XI logró el 28 de diciembre de 2012 un histórico segundo triplete al ser el primero en cruzar la línea de meta, alzarse con la victoria final y establecer un nuevo tiempo récord en la 68ª edición de la Rolex Sydney Hobart. Un hito que no hace más que reforzar la naturaleza del evento como auténtico icono deportivo, no sólo en Australia, sino en todo el mundo.
Próxima salida, el 26 de diciembre de 2013.