Puesta a punto del "MAPFRE" en Auckland
Tras 20 días de etapa el flamante vencedor de la cuarta etapa de la vuelta al mundo con escalas tiene siete días para estar fuera del agua, pasar por “boxes” y volver a la carga en la que será la etapa reina de la Volvo Ocean Race
72 horas después de un final de etapa con victoria española -además de los más apretados que se recuerdan en la Volvo Ocean Race, con permiso de los nueve segundos de ventaja que sacó el “movistar” al "ABN AMRO One" en la llegada a Wellington en 2006- , la actividad del “MAPFRE” en Auckland se basa principalmente en un intenso calendario de trabajo del equipo de tierra para, entre el próximo domingo o el lunes, tener el barco de vuelta en el agua. Asimismo, es fundamental la recuperación física de los tripulantes que, tras las reuniones posteriores al final de etapa, están ya de descanso.
El equipo de tierra, “a tope” hasta que el barco vuelva del agua
Eduardo Marín, “Dudu”, es bilbaíno de nacimiento aunque en Santander está su casa. Dentro del equipo de tierra es el responsable del estado general del barco, lo que en inglés se conoce como boat captain, es decir, el capitán del barco pero dentro del equipo de tierra.
Él mismo nos contaba hoy que “afortunadamente no hay nada serio pero ya empezamos a ver los ‘puntitos’ flojos del barco, que es lo que hay que vigilar, pero en general está muy bien”.
“En la pasada etapa hubo varios días con condiciones de ceñida [viento de frente], con mucho mar y viento, que es lo peor para todo barco y, de momento han aguantado bien. Todavía se está trabajando en ello porque los de ultrasonidos están con toda la lista de comprobaciones y aún no tenemos los resultados finales, pero a simple vista, tras haber hecho nuestra primera revisión visual, todo bien”, añade.
“En el palo se están cambiando muchas cosas. La quilla la hemos sacado, que nunca se había hecho, y la hemos revisado. El general, damos servicio a todo lo que se pueda”.
Pero este mantenimiento no sólo es de revisión y chequeo sino que también está la misión de recuperarse de las roturas sufridas durante la etapa, como por ejemplo los outriggers, dos palos de carbono –uno a babor y otro a estribor- que se apoyan en la cubierta del barco y se enganchan a una de las velas para mejorar la forma de ésta.
“El astillero de ‘Volvo’ no es una tienda a la que vas y tiene de todo, pero como se está viendo que están fallando se está invirtiendo en ello y hay repuestos de outriggers, así que para la siguiente etapa ya tienen unos nuevos y llevarán también de repuesto”, explica “Dudu”.
¿Trabajos extra ante la etapa reina?
Lo que tiene de especial esta parada es que además de ser en un país en el que la vela es prácticamente el deporte nacional, junto al rugby y al criquet, es la última tierra que los tripulantes pisan antes de embarcarse hacia el mítico Cabo de Hornos y comenzar la etapa reina de la Volvo Ocean Race.
“Lo extra que vamos a hacer aquí en Auckland es principalmente el re-pintado de la cubierta. La siguiente etapa transcurrirá por todo el océano Sur, doblarán Cabo de Hornos, habrá mucha agua en cubierta, más que nunca, y eso patina mucho. Hay que hacer que los tripulantes vayan bien agarrados”, afirma Eduardo Marín.
Su compañero, Gonzalo Fernández de Velasco, al que la comunidad de la vela conoce como “Nervio”, es el responsable de composites, “el fibras”, como él mismo dice entre risas. Según él, “el barco va igual de preparado a todas las etapas. En todas va igual de perfecto”. Pero para el santanderino Auckland es, además, un punto relevante ya que “coincide además que estamos en la mitad de la Vuelta, hay más puntos de mantenimiento. Es como la revisión de un coche, a los 5.000 km le cambias el aceite pero a los 10.000 le cambias las correas y el alternador y aprovechas eso para limar el desgaste del barco. Y también porque éste es un buen sitio para los trabajos en barcos”.
Al final, como reconoce “Dudu”, “en general todos los equipos queremos hacer y chequear todo lo que podamos para que los barcos salgan lo más preparados posible, ya que la siguiente es una etapa importante”.
“Tiene algo de riesgo, por ejemplo hay muchos puntos muy lejos de cualquier rescate, así que todo lo que se puede hacer al barco, se hace”, sentencia.
Afortunadamente Nueva Zelanda en general, y Auckland en particular, son un buen sitio para preparar un barco.