57º SUR. Historias de Hugo Ramón
Me gusta escribir y sé que debo hacerlo para que sintáis estas aventuras como vuestras, pero no estoy libre de cierto pánico escénico. Estoy aquí ante todo para navegar: suelo atrasar al máximo el momento de sentarme delante del teclado, aun con el riesgo de que ”Financial Crisis” requiera mis atenciones en esos precisos momentos y que el texto llegue con retraso a vuestras pantallas. Me sentiría como cierto cocinero de un rey cuyo pescado no llegó a tiempo a su cocina…
Si las pequeñas anécdotas diarias son lo más fácil de relatar, no es ésta la única meta que quiero alcanzar con este blog. Cuando me siento, me enfrento a una pantalla en blanco. El mar me sugiere muchas cosas, un “notepad” muy poco. Tengo que hacer un esfuerzo de abstracción y convencerme mentalmente que esta página virgen es la oportunidad de escupir lo que soy, quien soy y cual es mi sitio en esta vida. Gracias a esto intento conocerme mejor.
Ayer “Cessna Citation” nos envió un email : acababan de ver no uno sino dos icebergs. ¡Uau..! Sucedió cuando los dos barcos nevegábamos casi bordo a bordo, y según su posición estimada debimos dejar los bloques de hielo a unas 8 millas por babor. ¡Que subida de adrenalina! Tengo pavor a monitorizar un iceberg por babor y otro por estribor. Como el 90% de su superficie está sumergida, quien sabe si los dos icebergs en realidad son solo uno y no se pueda pasar por enmedio? Si tiene que haber icebergs no me extraña que sea aquí, hace tanto frío que duele en la cara. Las manos se adormecen cuando aprietan un cabo y para según que maniobras no podemos llevar guantes…
“Si no sabes qué hacer ves a rumbo y mátate por recorrer la mínima distancia”. Esta es nuestra premisa. La meteo cambia a cada parte de posiciones y estos días no vemos las cosas nada claras. Por momentos recuperamos y nos volvemos a colocar líderes como hace unas horas, y en otros “Cessna” nos destruye la moral. Si él es ligeramente más rápido no podemos regalarle millas extra. Dejaremos que lo haga él. Recorrer la mínima distancia en travesías tan largas y en estas latitudes se basa en navegar sobre un círculo máximo imaginario, un “great circle”. Eso hace que no naveguemos en línea recta cuando la referencia es una carta mercator. Nuestro rumbo va cambiando a medida que avanzamos. Al pasar la “scoring gate” necesitábamos arrumbar a 124 grados para ir lo más rápido posible hacia cabo de Hornos. Ahora, sin habernos movido un ápice de la línea a seguir, ya tenemos que apuntar hacia los 103 grados. Y seguramente llegaremos a Hornos con un “course on ground” de 78 grados. Todo se complica: el viento no nos deja ir adonde queremos, el barco se ralentiza muchísimo, la velocidad se vuelve insuficiente. Ahora mismo nos es imposible seguir el rumbo que debiéramos: no podemos navegar contra viento. Es momento entonces de pensar, decidir y mover ficha.
Al volver a tierra creo que podré protagonizar un anuncio con mi estupendo y renovado pelo. Hace 18 días que no toca una gota de jabón y nunca lo he visto tan fuerte, tan brillante, tan lleno de vida y sobretodo, tan poco graso! Juraría que esta limpio. ¿Extraño, verdad?
Esta noche con un ojo en el radar y el otro en nuestra particular despensa, decidí que el tiempo de barbecho culinario se había acabado. El mundo necesita a sus grandes cocineros y yo, al mando del “Bulliceberg” tenía que responder. Escarbé un poco en los alimentos sin encontrar gran cosa. Hemos embarcado menos víveres y por el frío comemos más; no hay muchos restos. Todo un reto. Tenía que empezar con la “base”: fideos chinos. Solo para hervir el agua tardé más de media hora. Con mi aliento hubiese ido mas rápido, seguro. Yo creo que la llama se congelaba por momentos. Al agua con fideos le añadi sopa para darle un poco de sabor. Después de desparramar la sopa y solo conseguir beber unas gotas necesitaba encontrar ese toque, esa distinción por la cual me apodan “el paladar salado”. ¡Eureka! Mis pesquisas fueron fructíferas: había pasado por alto una lata de atún con tomates secos y cebolla. Y a partir de aquí todo fue cuesta abajo. El instinto me llevo a un botecito de especias marroquíes y como no, a mi buen amigo Tabasco. Cuando saboreaba mi novedad no pude dejar de exclamar, con lágrimas en los ojos:” ¡lo has vuelto a conseguir!”
El email de “Cessna Citation” decía sobriamente: “Ice, Ice, baby”. Supongo que es el título de una canción que desconozco, pero que viene al pelo. No sé de quien será, lo descubriréis antes que yo. Tampoco sé si es digna de esta sección. Dejaremos el nº1 para otro día…
Buenas noches a bordo de “Financial Crisis” en 56º57S, 102º47W – Sog:7.7 k Cog: 122º. Con toda la mayor y solent.
Y con una luna tan particular que Marco me ha llamado para preguntarme si los icebergs tenían faros…
Donaciones : Gracias Toni.
Mis aventuras son posibles gracias a Cruceros Cormoran, Banks Sails, RCNPalma, STP, Air Europa , Cessna Citation y UEP design.