“THE ROAD” Historias de Hugo Ramón
Sigue la vuelta al mundo y… efectivamente, hemos aparecido en el lado izquierdo del planisferio mundial.
De repente nos sentimos mejor, más a gusto. Durante la segunda etapa teníamos la sensación de alejarnos de casa. Ahora, cuando todavía nos quedan miles de millas por recorrer y un cabo de Hornos aún lejos, toma cuerpo en nuestras mentes que, poco a poco, regresamos a casa. Y de que nos vamos a quejar, si lo que cuenta es estar felices a bordo…. (Colón ya empleaba una técnica persuasiva parecida: cada día anunciaba a su tripulación un número de millas recorridas inferior al real para que no sintiesen que se iban alejando demasiado de su preciada orilla.)
Tampoco deberíamos estar tan reconfortados, ya que estamos pasando al Sur de una isla que fue oficialmente la última isla caníbal del mundo; última tierra también antes del cabo de las leyendas.
Por ahora el océano Pacífico nos está deparando momentos bastante agradables: cielo azul, ola larga y noble, nada comparable con el Indico…
Aunque todavía llevo un lio con los días, la hora UTC, el atraso de la fecha, la hora de España etc, sé que actualmente aquí es de noche. No es muy complicado adivinarlo, basta comprobar que afuera no me veo ni las manos…
Y por si fuese poco no hace frio. No recuerdo desde mucho tiempo una noche que me permita estar tan ligero de ropa como ahora, sin calcetines gruesos, sin chaqueta y sin la parte de arriba del traje de agua. ¡Un lujo! Apuesto a que ésta no será la configuración de ropa si empezamos a cruzarnos con icebergs…
El mini problema que tenemos actualmente a bordo proviene de la desalinizadora, el aparato que convierte el agua del mar en nuestra única fuente de agua potable. No está
haciendo del todo bien su trabajo y el agua huele a huevos podridos. De momento usamos el agua dulce que embarcamos obligatoriamente y nos ahorramos beber esta infección que seguramente nos haría caer enfermos. Seguiremos “haciendo agua” constantemente con la desalinizadora hasta que su producción vuelva a ser al menos agradable al olfato. En unas horas todo habrá vuelto a la normalidad, espero.
Quien dice “regata” también dice “táctica”. Nuestra opción sur no ha sido todo lo beneficiosa que queríamos: “Los del norte” no se han quedado parados en el centro del anticiclón. Tampoco hemos perdido; acabamos de adelantar a Pheyesa Racing y estamos tratando de tú a tú a Cessna Citation, que en estos rumbos es “exageradamente” más rápido que nuestro “bote”. Navegamos con código 5, mayor con un rizo y exactamente ahora acabamos de planear hasta alcanzar los 19,8 nudos.
Todo lo bueno se va a acabar dentro de unas horas: nos espera una larga ceñida, contra viento, durante más de una semana. Nos vamos a mojar de lo lindo, vamos a golpear todas las olas del camino y a todo esto se unirá el frío, hasta que tal vez lamentemos habernos embarcado en esta aventura….
Aunque estemos comiendo mucho mejor que en la pasada etapa no puedo evitar pensar que incluso en “The Road” de Cormac Mc Carthy (lectura del momento a bordo, con cierto paralelismo con nuestra aventura; narra un mundo en ruinas con pocas expectativas de supervivencia), se alimentan mejor que nosotros. Simple y llanamente porque disponen de viejas latas de alubias y lentejas que, no me cabe la mejor duda, le dan mil vueltas a los liofilizados (ligeros, eso sí) del “Financial Crisis”… Aun así no me voy a quejar de mi “Tartiflette Savoyarde” de hoy (con mi toque personal de pimienta), o de mi zumo de uva en polvo, o de mis “Scotch finger biscuits” que han acompañado los tés de esta noche.
Y como la imagen del océano Pacífico me ha teletransportado a las costas californianas no podía aparecer mejor momento para escuchar ”Surfing USA” de los Beach boys; será mi recomendación de hoy.
Buenas noches a bordo de “Financial Crisis” en 45º54S, 175ºW, y amaneciendo…