“Esto se acerca al final. Aumentan la presión y el cansancio. Los puntos son más importantes". Hablamos con Rob Greenhalgh.
Veteranía y fuerza no le faltan al jefe de guardia británico del "MAPFRE". No malgasta palabras y siempre va directo al grano. Pasamos revista a sus seis meses con el equipo, a la regata y a las tres etapas clave que restan por disputar.
Se unió al equipo en Ciudad del Cabo. Voló desde Londres, aterrizó en Sudáfrica, se fue al hotel, se puso el uniforme, se fue al puerto y se subió a la neumática del equipo que lo llevó hasta el barco, que ya estaba en el agua, para disputar la regata de entrenamiento oficial. Cinco días después comenzaba su primera etapa con la tripulación del “MAPFRE”, en la que era la segunda etapa de la Volvo Ocean Race 2014-2015. Rob Greenhalgh se convertía así en uno de los jefes de guardia del equipo español.
“En la segunda etapa estaba claro que el equipo era muy nuevo. No me refiero sólo a los cambios que hubo en la tripulación sino también en términos de entrenamiento antes de la regata. Era obvio, este equipo se formó unos dos o tres meses antes de la salida”, explica mientras mira una de las fotografías que tomó en uno de sus días libres en Newport, que dedicó a pescar, una de sus pasiones.
Un inglés entre españoles
En esa segunda etapa, Rob tenía no sólo que conocer el barco y a sus nuevos compañeros sino también amoldarse a un equipo español, con su carácter e idioma. Él es inglés, de Brighton, ese pueblo de la costa sur de Inglaterra conocido por ser uno de los destinos preferidos de los españoles para hacer cursos de verano de inglés.
En sus participaciones anteriores en la vuelta al mundo, Rob formó parte de tripulaciones marcadamente anglosajonas: “ABN AMRO ONE”, “Puma” y “Abu Dhabi”. Ésta es su primera vez en un equipo de carácter latino, o como queramos llamarle, pero le gusta. “Todo el mundo es muy amigable y no hay problemas de egos”, dice.
“Obviamente se habla mucho español a bordo, cuando es así me evado y me pongo a tope con lo que estoy haciendo. Afortunadamente navegar es un idioma en sí mismo. Si estás trimando no tienes que hablar mucho sobre ello porque cada uno sabe lo que está haciendo. Probablemente donde haya menos interacción sea en tierra, que siempre se tiende a hablar más con los que hablan tu mismo idioma, pero en cierto modo también es normal porque cuando llegas a tierra la gente quiere separarse un poco de los otros regatistas con los que ha pasado tres semanas en un barco”.
Al mando del equipo están Iker y Xabi, que él define como “dos grandes personas, diferentes y con distintas destrezas, pero ambos grandes patrones. El barco es diferente en función de quién está al mando, con sus puntos fuertes y débiles, pero utilizamos las fortalezas de ambos para que lo positivo esté siempre por encima”.
Una regata que ha cambiado
A sus 37 años, Rob es un veterano de la Volvo Ocean Race, competición que conoce muy bien. De hecho en su primera participación la ganó, con el neozelandés Mike Sanderson como patrón y en el “ABN AMRO ONE”. Han pasado 10 años desde aquello y la regata ha cambiado, especialmente en esta última edición con la introducción del monotipo VO65.
Todas y cada una de las llegadas de etapa han sido muy igualadas con apenas minutos de diferencia entre barcos. Algo que en el pasado no se veía tan a menudo.
¿Qué prefiere él? “Yo creo que la igualdad es mejor. El proceso de toma de decisiones sigue ahí, hay que hacerlo de forma diferente pero sigue teniendo su valor, lo que pasa que ahora una decisión acertada puede darte una o dos millas de ganancia cuando en ediciones anteriores igual eran 30 millas”.
“La diferencia de velocidad de barco es muy, muy importante y se puede ver fácilmente como hay dos barcos más rápidos que al final siempre se ponen delante. Es cuestión de velocidad, y tienes que encontrar la tuya para estar delante”.
Navegar con varios oponentes a la vista durante miles y miles de millas genera un estrés constante y ciertamente inusual en la vela oceánica ¿Hace eso esta edición más difícil que las demás? “Sí y no”, responde Rob. “La quinta etapa creo que ha sido probablemente la etapa de la Volvo Ocean Race más difícil que he hecho nunca. Fue trabajo puro y duro, sin descanso, desde la salida de Auckland hasta la llegada a Brasil. Estos barcos son más fáciles de navegar que un VO70 pero también tienen menos tripulantes. Se puede ver desde diferentes perspectivas, pero el hecho de que ésta sea mi cuarta vuelta al mundo hace que esté acostumbrado y sepa qué me espera cuando nos vamos ahí fuera”.
Tres etapas clave en las que empieza a pesar el cansancio
El “MAPFRE” tiene ahora por delante las tres últimas etapas de la regata y las tres últimas oportunidades de alcanzar el podio, que es factible. Cuando el próximo domingo la flota parta de Estados Unidos para regresar a Europa, el podio seguirá estando en juego. “Brunel”, tercero, está tres puntos por delante del “MAPFRE”. “Alvimedica”, cuarto, empatado a 24 puntos con los españoles. El podio es posible para los de Iker Martínez.
“Estas últimas dos etapas pueden ser muy importantes Y quizás en la última todo puede cambiar, puede ser fácil que cualquiera termine último porque puede pasar cualquier cosa”, opina Greenhalgh. “La etapa transatlántica probablemente sea un poco más como etapas anteriores: velocidad de barco. Las otras dos serán un poco más complicadas y podría haber potencialmente más cambios en la flota. Y es donde puedes empezar a ver resultados más aleatorios”.
¿Cuál será por tanto la clave en estas tres últimas etapas? “Empujar el barco al máximo, hacer bien las maniobras, usar bien las velas y estar seguros de que el barco es rápido. Y luego, desde el punto de vista de la navegación, no cometer errores”.
No es fácil. Esta regata es como una maratón y las tripulaciones están ahora en los últimos kilómetros a meta. 34.332 millas (63.583 km) de navegación han completado ya y restan 4.407 millas (8.162 km). El único que ha rotado de la tripulación ha sido el patrón, Iker Martínez. Jean Luc Nélias y Rob han hecho todas las etapas menos la primera, Willy Altadill ha hecho tres. El resto de los tripulantes han estado en todas. Y el cansancio pesa. Justo ahora, en el sprint final.
“Las etapas cortas son más duras. La intensidad es muy alta, especialmente en el cruce del Atlántico, que es como una semana y necesitas estar absolutamente al máximo todo el tiempo, mientras que en una etapa de 20 días probablemente hay más altibajos. Y por supuesto duermes mucho menos porque estás todo el tiempo empujando, así que sin duda la próxima etapa va a ser mucho más intensa. Esto se acerca al final. Todo el mundo está cansado. La presión aumenta. Los puntos son más importantes”.
Y ahora es cuando más hay que apretar.