Pedro Campos: En la Martín Códax Rías Baixas tienes de todo. Es una regata única
No son necesarias grandes presentaciones para hablar de Pedro Campos y es que son muy pocos los que no conocen a este cuntiense. Regatista, patrón y armador, bajo su firma han estado los proyectos más relevantes de la vela nacional y, en muchos casos, ha sido el encargado de llevarla al máximo nivel.
Ha promocionado desde la vela olímpica –con él Iker y Xabi, Echávarri y Paz o Marina Alabau se han proclamado campeones olímpicos- hasta la vela de crucero pasando por la vela ligera. Entre sus mayores méritos, varios proyectos de Copa América y un total de siete barcos disputando vueltas al mundo.
Y todo ello sin contar con sus triunfos: campeón del mundo de Vaurien (de hecho se trata de la primera medalla de oro mundial de la vela gallega), 22 triunfos en regatas de Copa América, cinco Copas del Rey y numerosas victorias en regatas por todo el mundo entre muchos otros éxitos.
Pedro Campos es un habitual en la Martín Códax Rías Baixas y en esta edición se ha involucrado al máximo ya que es el presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo. Pero más allá de los títulos, Campos es uno de los grandes de la regata ya que cuenta con seis victorias en su haber (1985, 1988,1996, 1997, 2002 y 2003) y el equipo deportivo que dirige es el único –hasta el momento- que ha logrado cuatro triunfos consecutivos (2000, 2001, 2002 y 2003). Ahora, cuando la regata está a punto de celebrar 50 años de historia, Pedro Campos echa la vista atrás para hablar de la que, según él, es una regata de la que guarda “un magnífico recuerdo”.
Has ganado la Martín Códax Rías Baixas seis veces y tu equipo ha sido el único, hasta el momento, que ha ganado en cuatro ocasiones consecutivas, ¿qué es lo primero que se te pasa por la cabeza?
Tengo el mejor de los recuerdos de la regata Martín Códax Rías Baixas. Recuerdo la primera edición, íbamos a ver los barcos como si fuera algo extraordinario… Entonces navegaba en un galeón de la ría de Arousa. Fue en el año 64, si no me equivoco, y nos parecían barcos fantásticos, inmensos y teníamos la ilusión de algún día poder navegar en ellos.
De tantas ediciones que hemos corrido, aparte de las que hemos ganado hay otras muchas en las que hemos participado, para mí ésta es una de las regatas más divertidas y emocionantes, donde uno se mueve en el paisaje más atractivo de todas las que he competido a lo largo y ancho del mundo, no sólo en España.
En ese sentido recuerdo las victorias, la primera siempre especialmente, pero en general de todas las ediciones en las que hemos estado - hasta la última que fue el año pasado y que salimos con los Volvo para hacer de acompañamiento y exhibición- no ha habido una edición aburrida ni que tenga mal recuerdo. En resumen, magnífico recuerdo.
Echando la vista atrás, ¿cómo recuerdas tu primera Martín Códax Rías Baixas?
Hace muchísimos año, yo creo que fue en el “Alcaraván” de Pablo García Arenal. Era un Scampi, un barquito de 30 pies, ya han pasado tanto años… Veníamos de navegar en vela ligera y también con mi padre, que tenía un Coronado 25, y todo era enredar y cómo manejar aquellas velas tan grandes. Ahora te ríes pensando en las esloras, pero viniendo de un Vaurien aquellos barcos eran enormes y sobre todo nos volvía locos el spinnaker porque el Vaurien en aquella época no tenía spi y nosotros no teníamos experiencia. Era un reto el intentar enfrentarte a los que había entonces buenos, que lógicamente nos ganaban, pero empezabas a enseñar un poquito los dientes en las primeras ediciones.
¿Algún recuerdo especial de la Martín Códax Rías Baixas?
Como siempre, de la primera victoria. Como en todo la primera vez es especial, pero también tengo un gran recuerdo de la primera regata que compartí con José Luis Freire “Tibu”. Fue un año magnífico, con muchísimas victorias y donde nos hicimos muy amigos… Y así hasta hoy. Es un amigo muy querido y un gran regatista con el que luego llegamos a ser campeones del mundo en Italia. Aquella primera coincidencia, aquella primera victoria… Después vendría el campeonato del mundo, que se ganó en el año 92 en Italia.
Tengo un gran recuerdo de todo el equipo, de la tripulación y en especial de “Tibu”, que es el rey de esta regata.
¿Cuál es tu recorrido favorito y por qué?
Más que favorito, está la famosa Costa de la Vela que tenemos a la vista desde el club de Sanxenxo y que es lo primero que hay que pasar cuando sales de Vigo después de pasar Cabo Home. Es, sin duda, la zona más competida, traicionera, difícil, imprevisible… Todos los calificativos.
Más que favorito es que se trata de una zona que muchas veces decide la Martín Códax Rías Baixas y tanto yendo para el Norte como yendo para el Sur –de hecho hay que cruzarla dos veces, para salir y volver a Vigo- es un tramo de la costa que, hasta donde yo sé, se ha hecho en todas las ediciones sin excepción por lo que contaba y donde hay mil anécdotas de encalmadas, pero sin dar pistas a los rivales.
Creo que es, sin duda, una de las zonas más difíciles y decisivas para ganar la regata: la subida y la bajada por la Costa de la Vela.
¿Te veremos en este 50º aniversario?
Sí. Tenemos la intención de estar no sólo a título individual, sino que estamos intentando montar un equipo que represente a nuestro Club para celebrar al máximo estos 50 años de historia.
¿Crees que podrías volver a subirte al podio?
Siempre salimos a ganar. Luego hay que ganar, claro, o hay que quedar segundo o tercero (risas). Pero si todo va normal y salvo algún cambio de última hora la idea es competir con el 37 pies, que va muy bien para este tipo de regatas. Tiene un rating mediano-pequeño y nunca he competido con él en la Martín Códax Rías Baixas, pero pienso que puede ser un barco para estar con él en el podio, sin duda.
¿Quién no puede faltar a la cita de este año?
Un nombre: Tibu. Una opinión general: todos los regatistas de crucero de Galicia porque yo creo que no hay nadie con cierto nivel en la vela gallega que no haya competido en esta regata. No se me ocurre nadie no sólo de Galicia, sino de fuera de Galicia. Así que ¿quién debe estar? Todos.
Un nombre propio, repito: el rey de la Martín Códax Rías Baixas que, sin duda, ha sido Tibu por su larguísima trayectoria con sus “Pairo” desde casi los orígenes hasta hoy.
Tendrá mil anécdotas de la Martín Códax Rías Baixas, ¿cuál ha sido el mejor momento? ¿Y el peor?
El mejor recuerdo, la primera vez que mi hija mayor, Begochu, navegó conmigo. Fue gracias a una invitación de José Luis Freire para ir a bordo del “Pairo”. Fue en la etapa de Vigo a Sanxenxo y también allí recibió su bautismo del mar. Es uno de los mejores recuerdos.
Deportivamente hablando, si no me falla la memoria, recuerdo la primera vez que navegué con Tibu, en la etapa de Santa Eugenia, creo. Era en un media tonelada, un barco mediano –había barcos bastante más grandes entonces ya- y creo recordar que ganamos en tiempo real. Era algo increíble porque, como es lógico, la pelea era en tiempo compensado. Fue un año francamente bueno y de hecho poco después iniciamos la gran aventura de la Copa América. Esos dos años previos marcaron mucho. Ese momento, si no me equivoco, fue una etapa que conseguimos ganar en tiempo real y fue algo excepcional porque no era lo lógico para nada.
El peor, las encalmadas. Eso es terrible… Recuerdo una vez que perdimos la general. En aquella ocasión iba con los Fontán en el “Lanzal” y me acuerdo de que entrando en Vigo, cuando nos quedaban apenas 200 metros e íbamos primeros de la general, nos quedamos en una encalmada absoluta, entramos fuera de tiempo y perdimos. Lo recuerdo porque fue doloroso, fue al final y habiendo hecho unas etapas muy buenas. Íbamos con todos ellos, muy bien y habíamos navegado muy bien y lo perdimos todo en los últimos 200 metros. Es la cara y cruz de esta regata en la que hasta el último día, hasta la última etapa, no puedes cantar victoria.
Este año la regata cumple medio siglo de vida, es una de las más longevas de España y muchos la consideran como la regata gallega más emblemática. Desde tu punto de vista ¿qué hace especial a la Martín Códax Rías Baixas?
Todo. En los primeros tiempos recuerdo que lo normal era dormir en los barcos. Me acuerdo de los problemas cuando bajaba la marea para volver de noche, a veces tenías que entrar por la cruceta porque no había escalas para tantos barcos. Se abarloaban todos y al que le tocaba escalera bien, pero al que no… Pues con marea alta llegabas bien, pero con marea baja era muy complicado.
También está el número de barcos. Siempre ha habido muchos participantes y luego la dificultad de la geografía porque como vas de una ría a otra tienes de todo: rumbos de ceñida, de través, de popa; vientos duros, encalmadas, grandes diferencias en pocos metros… Eso, que la hace muy traicionera y complicada, también es su atractivo. Es una regata única en ese sentido. Y que es muy abierta, siempre hay gente más o menos favorita, pero las sorpresas pueden saltar mucho más que en una regata clásica de barlovento-sotavento donde si el viento se calma el jurado anula. Aquí no, aquí no se anula normalmente salvo que se cumpla el tiempo límite y cuando te toca la mala desde luego no te gusta nada, y cuando te sale bien te alegras mucho, pero es una regata muy abierta y eso es bueno.
Y si pudieras, ¿cambiarías algo?
Yo creo que no. Yo creo que se han ido adaptando, los barcos son cada vez más rápidos, por eso se está saliendo relativamente más tarde porque de la edición del 64 a la de ahora los barcos tardan de media la mitad de tiempo en llegar. En ese sentido yo creo que la organización se va adaptando bien y las fechas son tradicionales, históricas.
Este año creo que se reduce un día por los tiempos que corren. La organización en general lo hace muy bien, lo ha hecho muy bien y se adapta a los tiempos manteniendo el espíritu y la tradición de la regata, que es lo bueno
¿Cómo definiría la “Rías”, como muchos conocen la regata?
Es la regata más divertida, en la que mejor lo pasas.