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En Cantabria, como ser discapacitado y no morir en el intento para competir en vela adaptada

Me presento: Soy José Francisco García de Soto más conocido en la vela por Chiqui; navego desde los 9 años, lo que en los años 50 no era normal en este país, competí representando a España, en 2 Olimpiadas (Montreal y Seúl), varios campeonatos del mundo en la clase Snipe, soy Sub campeón de Europa en esa misma clase y varias veces Campeón de España en clase Master y otras tantas en la clase olímpica Star

Gané la 1ª Copa de las Autonomías en Bayona, y he sido el principal promotor del deporte de la vela en Santander. Ahora tengo 76 años y el 8 de abril de 2023, en una regata sufrí un accidente cerebro vascular que me produjo un brutal derrame, que me desplazó la línea inter cerebral. Afortunadamente, mi tripulación, Mario Ruiz de Villa, y el equipo de José López, pudieron trasladarme rápidamente a tierra y luego al Hospital, en donde me hicieron la trepanación y me colocaron una válvula para disminuir la presión cerebral, con lo que me salvaron la vida, estando 18 días en la UCI, y quedando hemipléjico.

Por haberme ocurrido el accidente cerebro vascular en una regata, di parte al seguro de la licencia federativa, para que se hiciese cargo de la indemnización correspondiente, contestándome con retraso, que aquello no fue un accidente, sino producto de una enfermedad, y que por ello no se hacían cargo de nada. En Santander hace unos años un deportista, Juan de Dios Valenzuela falleció por un infarto al subir el barco por la rampa después de la regata. En aquella ocasión la Mutualidad General Deportiva (entidad sin ánimo de lucro), que era la que cubría las licencias federativas, pagó sin ningún impedimento la indemnización correspondiente. Esa actitud del seguro y el precedente de la Mutualidad me han obligado a acudir al juzgado.

Ante esta negativa del seguro y la inoperancia de la federación cántabra de vela, acudí a mi club, del que soy socio desde niño, para poder practicar la vela adaptada en Santander y en mi club, a lo que me contestaron, saliéndose por la tangente, que el club, como edificio, ya estaba habilitado para discapacitados. Perplejo ante esta respuesta, insistí en mis peticiones de adaptar la práctica deportiva, indicándoles que no habían contestado a mis preguntas, añadiendo en esta ocasión nuevas cuestiones como, si un discapacitado en silla de ruedas podría acceder a los pantalanes o si existía una grua para poder embarcarme, indicándome que hay una pasarela. Me gustaría ver a un discapacitado bajando por esa rampa con una silla de ruedas y sobre todo como subir.

Gracias a una terapia intensiva de 6 meses y al esfuerzo y dedicación de mi mujer y mis hijos he conseguido recuperar un poco de movimiento en la pierna izquierda, aunque tengo que desplazarme en silla de ruedas. Después de salir del hospital, aterricé en el mundo real y me acorde de las competiciones de Vela Adaptada. Entré en la página de la RFEV, y constaté que esta, apoyaba estas actividades. También contacté con la Federación Cántabra que me contestó que aquí en Cantabria, no había flota de esta actividad.

La vela ha sido para mi y para mi familia, nuestra vida durante todos estos años en los que he gozado de salud. Ahora al final de mi existencia y con una hemiplejia que me lleva en silla de ruedas, lo único que pido es poder seguir practicando el deporte que ha sido mi pasión, sin que me pongan palos en las ruedas a cada petición que hago para poder navegar en mis actuales circunstancias.

J.F.M.J.O.