Un juzgado holandés bloquea la vuelta al mundo en vela de una menor sola
Un juzgado de menores de la ciudad holandesa de Utrecht ha retirado hoy parcialmente la custodia al padre de una niña de 13 años que quería dar sola dar la vuelta al mundo en un velero, y será un órgano estatal el que decida si puede emprender el viaje, que queda bloqueado por el momento.
Los jueces han decidido retirar la custodia parental durante un período de dos meses y concedérsela al Jeugdzorg (Instituto de la Infancia, órgano local encargado de proteger a los menores), que investigará si la niña, Laura Dekker, está en condiciones de embarcarse en su aventura en solitario alrededor del mundo.
El viaje queda por el momento bloqueado, después de que la menor recibiera la autorización de su padre y de que el caso llegara a los tribunales tras una denuncia del Consejo nacional para la Protección de Menores, que a su vez recibió una advertencia de un funcionario encargado de asegurar la asistencia escolar de los menores.
El caso ha despertado un gran revuelo mediático en Holanda.
Los jueces no consideran que el padre sea "un mal padre", porque ha estado muy implicado con la niña en los preparativos, pero tienen dudas de que la menor tenga la capacidad de reaccionar correctamente ante situaciones extremas adversas.
La menor seguirá viviendo con su padre, separado de la madre, pero estará "bajo control" de la organización, que evaluará si la aventura podría suponer riesgos para la salud física y mental de la niña.
El abogado de la familia, Peter de Lange, argumentó que Laura "no es una niña cualquiera", ya que "ha nacido en un velero y ha vivido los primeros cuatro años de su vida a bordo", por lo que "conoce todas las técnicas y tiene todas las cualidades como para hacer este viaje".
El abogado afirmó que el caso de Laura Dekker debe compararse con el de los deportistas de alta competición sobre cuyo desarrollo no se plantean dudas.
De hecho, la niña ya había emprendido antes viajes más cortos en solitario, y en mayo fue detenida por la policía británica a su llegada al puerto de Lowestoft, tras cruzar el Canal de la Mancha.
Las autoridades británicas consideraron demasiado peligroso dejar a la niña hacer el viaje de vuelta por su cuenta e informaron a su padre, quien se desplazó a tierras británicas sacar a su hija del centro de menores donde fue internada y permitirle navegar sola hacia Holanda, según el diario neerlandés "De Volkskrant".