South America Olympic Classes REFLEXION DE JOAN ANTÓN CAMUÑAS
Creo que el problema que estamos percibiendo en el mundo de la vela es real, dramáticamente real, pero no es único. Nosotros lo vivimos con más dramatismo pues nuestro deporte parte de un binomio, regatista+barco, que en estos momentos escora peligrosamente hacia el papel del instrumento sobre el del deportista que lo ha de manejar.
Y dado el coste que supone el instrumento, vemos que los cambios suponen eliminar de una tacada colectivos muy grandes e importantes del deporte de la vela. Los monopolios, el exceso de sofisticación, la primacía del espectáculo por encima del reto deportivo, con un afán principalmente orientado al beneficio económico, y llevado hasta el extremo de considerar dentro del deporte de la vela especialidades claramente diferenciadas de la misma, nos están llevando a la crisis que denuncian todas estas personas prominentes en nuestro deporte, y en las que el lucro personal nunca ha sido lo que han perseguido en su gobierno.
Desgraciadamente, lo que vemos en la vela, no es único. Más bien, es el camino que están siguiendo todos aquellos deportes que tienen posibilidades de convertirse en espectáculos para grandes audiencias. Hasta hace poco el deporte como espectáculo en vivo, exigía una total presencialidad. Y eso ha mantenido la vela en un discreto papel dentro de los deportes espectáculo, al igual que otros muchos. Hoy, sin embargo, los escenarios virtuales que generan la televisión e internet han cambiado totalmente el decorado, y han generado unos mercados muchísimo mayores.
Fíjate en el fútbol. Se fuerzan los horarios para cubrir las franjas preferidas por los mercados que se consideran clave en el desarrollo de negocio. Se exprime a los jugadores con partidos sin prácticamente descanso, y con una presencia cada vez mayor de las competiciones de selecciones nacionales (no vayan a quedarse fuera del reparto del pastel ….). Se está en camino de deslocalizar las competiciones nacionales a otros continentes para buscar el máximo beneficio presencial y así ampliar esos nuevos mercados ¿Durará mucho tiempo esta concepción del fútbol? ¿valdrá la pena ser hincha de un club que representaba algo para ti?, o ¿seremos como el espectador medio americano que va a disfrutar de un buen espectáculo mientras merienda un hot-dog acompañado de la familia?. Si tomamos el tenis, estos días se está dirimiendo el futuro de la Copa Davis, que posiblemente pronto deje de ser un icono de una forma de entender el deporte para pasar a ser un producto comercial más. No sigo con más disciplinas, pero es evidente que para gestionar este tipo de negocios, hace falta un “management” potente y muy bien preparado. Y en esa carrera donde es difícil saber hacia dónde, los directivos tradicionales no tienen espacio. Deben fiarse de los grandes profesionales de la gestión. El problema es que posiblemente en el sector del deporte, muchos directivos no tienen ni la capacidad, ni la experiencia para juzgar adecuadamente los equipos profesionales que contratan, y posiblemente en algún caso también entren en el reparto del pastel.
En la Vela hay gente muy buena y bien preparada para gestionar desde un pequeño club hasta la WS, pero va a ser difícil imponer criterios deportivos cuando lo que está en juego es una cifra de muchísimos millones. Es ahí donde está el problema. Y más, cuando en la vela cuesta más el barco que el regatista, y vamos en camino de que el barco sea inasumible fuera de un planteamiento totalmente profesional. Y precisamente es eso lo que da un poder omnímodo a la estructura empresarial que puede facilitarlo
Hoy, recibo tus últimos escritos, en concreto las cartas cruzadas entre Anderson y Hunt con J. Banton, a quien no tengo el gusto de conocer.
Mi impresión es que difícilmente van a cambiar las cosas en Sarasota y ojalá me equivoque. Arturo! Mientras los paralímpicos no sean un buen espectáculo y un consiguiente negocio, esta gente no va a apostar por ellos. Y también veo difícil renunciar a un modelo económico que se impone en el sector del deporte. Lo que sí se podría haber hecho o habría que hacer ahora, es precisamente saber distinguir entre lo que es la gobernanza y lo que es la gestión de la WS. La gobernanza pertenece o debería pertenecer al colectivo de la vela, y ése es el que debe marcar el rumbo a seguir. La “visón”, la “misión”, los “valores” de la WS son elementos que deben ser definidos y asumidos por aquellos que constituyen nuestra entidad. El desarrollo de ese “modelo de negocio” es lo que en todo caso debe confiarse a los mejores profesionales que se pueda contratar, pero nunca deben cambiarse las tornas. En fin, preveo un escenario poco agradable y estimulante en los próximos años.
Por otra parte, tampoco veo en los colectivos más tradicionales, como pueden ser los clubes, prácticamente ningún movimiento hacia la modernización de su forma de entender el deporte. En términos generales, un club náutico actual es prácticamente igual al de uno de hace cincuenta años. Las mismas rutinas, la misma forma de gestión, los pequeños conflictos entre los regatistas y los usuarios de las salas y restaurante, los problemas de las concesiones, … etc. Sí, que ahora suele haber un gerente, pero poca cosa más. Ese también es un modelo con pocas posibilidades de supervivencia en cuanto acabe la generación que ahora está en los 50 años. Ese modelo de club no tiene ninguna posibilidad de éxito en la gente que ahora está entre los 20 y los 40 años.
Fíjate que nos movemos entre dos modelos totalmente diferentes y casi diría que antagónicos. Unos clubs desfasados con respecto a los hábitos incluso náuticos de la gente más joven y una federación internacional con un modelo empresarial que puede quebrar económicamente y que deja fuera de la gobernanza a sus propios constituyente, es decir los regatistas. Esto no pinta nada bien.
Bueno. Ya veis que no soy especialmente optimista.
Joan Anton Camuñas