Opinión:"Quién elige a quien"
Por Dury Alónso
Han pasado los Juegos Olímpicos de verano y ya se han puesto en marcha las elecciones a Presidente de Federación Nacional deportiva. La Ley del Deporte esta trasnochada. Unos pocos se reparten el pastel, política suburbana. Sin deportistas solo queda el viento.
Con los pies en el suelo. Hace unos días leía “un twitter de corazón” sobre la gran popularidad de la vela en Francia a propósito de la presentación en Paris de la próxima Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario, sin escalas, ni ayuda externa. Una energía que invade, una fuerza que te arrastra, que solo se vive en directo cuando uno acude a la salida de una vuelta al mundo, o una transatlántica en Francia.
Evidentemente el comentario radica en comparación con nuestro deporte en nuestro país frente a otros, el deporte que siempre se trae medallas de Oro para casa, un deporte con recursos limitados, y un sector náutico despreciado por los políticos.
Hay que remontarse cincuenta años atrás para comprender la gran afición que profesan los franceses por la náutica deportiva, es algo que promovió el país galo tras la segunda guerra mundial dentro de las políticas de la “sociedad del bienestar”. Mientras que en España la vela, y la náutica, siempre ha sido el patito feo de la democracia tras la transición política, cuando a los políticos les gusta lucir el palmito náutico en época estival, o evento con tirón mediático.
Es una paradoja que España tenga un litoral de 5.422 kilómetros, de ellos 3.168 kilómetros de costa peninsular y 2.254 de costa insular. Que la industria del turismo español suponga el 10% del PIB del estado. Que el sector náutico emplease directamente en 2009 a 16.000 personas, provocando una masa laboral directa e indirecta de 113.000 personas, el 0,7% PIB. Que en 2011 se expidiesen 197.779 licencias para deportes náuticos, de las cuales 48.154 son en Vela, la segunda tras la pesca deportiva que acumula el 34,5% del total. El que sea toda una odisea la práctica del deporte de la vela, hay una absoluta falta de accesibilidad al mar y encima las administraciones te fríen a tasas e impuestos por poner una embarcación en el agua. Que una licencia de vela cueste en Francia 48,5 euros, en Italia 50 euros, en UK 50 euros y en Galicia 55 euros a través de un club e independiente 90 euros, lo mismo en Cataluña. Y sin embargo, contrariamente, se le otorgue unos beneficios fiscales del 100% a dos eventos deportivos, Barcelona World Race y Volvo Ocean Race, cuando no se ve retorno económico por ningún lado por mucho que lo intenten justificar algunos, y a nosotros nos haga ilusión tener regatas vueltamundistas.
Una Ley del Deporte trasnochada, Ley 10/1990 del Deporte. Mucho de lo que acontece en nuestro deporte, al igual que en otras facetas cotidianas, es culpa nuestra porque ahora no nos implicamos como antes. Los que estaban antes en la gestión de las Federaciones lo hacían por afición, desinteresadamente, incluso les costaba a su bolsillo. Y los que ahora somos mayores no le dedicamos el tiempo que antes hicieron nuestros mentores. Provocando que las Federaciones estén gestionadas, en general, por personas con un perfil más político y menos deportivo.
Leyendo la Ley de Deporte uno ya se hace una idea que dista mucho de la realidad actual viendo el Artículo 10 de la citada Ley, en referencia la formación de la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes:
Artículo 10. [Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes]1. En el seno del Consejo Superior de Deportes se constituirá una Comisión Directiva, integrada por representantes de la Administración del Estado, Comunidades Autónomas, Entidades Locales y Federaciones deportivas españolas, cuya presidencia corresponderá al propio Presidente del Consejo. Igualmente, formarán parte de esta Comisión personas de reconocido prestigio en el mundo del deporte designadas por el Presidente del Consejo Superior de Deportes.Montan una “corte” que teledirige a todas la Federaciones, y consiente todos los despropósitos de Presidentes, entre ellos que algunos ganen más dinero al año que el Presidente del Gobierno de España. No digo que existan Presidente pulcros y diligentes, a los cuales admiro, pero hoy en día esto es como la popularidad de los políticos que van en picado.
Además no es normal que en la propia Ley del Deporte se enfatice, se le dé más importancia, al futbol profesional, con todos mis respectos, frente a otros deportes. Como la actividad mercantil de las Sociedades Anónimas Deportivas, que deberían de estar fuera de esta Ley, incluso por el bien del propio futbol.
El lio de elegir Presidente R.F.E.V. Pues he leído unos cuantos documentos, intentare ser lo más breve posible. Los actuales Estatutos de la R.F.E.V. fueron aprobados en 27 de julio de 2011. En el Artículo 16 hace mención a como se conforma la Asamblea General: … estará formada por 60 miembros electos, más los Presidentes de las Federaciones Autonómicas y el Presidente de la R.F.E.V. … La representación por estamentos de los miembros electos se efectuará de acuerdo con las siguientes proporcionalidades: Clubes 30, 50%. Deportistas 20, 33,3%. Técnicos 6, 10%. Jueces 4, 6,6%. Los deportistas, que estén el Censo Electoral, solo pueden votar al estamento de deportistas, Artículo 31 del Reglamento Electoral R.F.V.E. 2012. En la actualidad la Asamblea General la forma 79 personas. Así que el aspirante a Presidente de la R.F.E.V. tiene que negociar 42 votos favorables para ocupar el cargo. 42 votos frente a 48.154 federados en toda España, que tampoco son todos los que podrían votar.
Pasteleo político deportivo. Por muchas vueltas que se le dé, por mucho programa electoral que lancen a los cuatro vientos los aspirantes a Presidente Nacional, no vale para nada porque la Ley del Deporte promueve unas seudo administraciones públicas clientelares para la gestión del deporte a través de las Federaciones.
He escrito 1.066 palabras y los “deportistas”, los que practicamos vela, no tenemos opción a nada, absolutamente a nada, solo ha pagar licencia, porque la votación a Presidente no es directa, ni para la Nacional, ni para la Autonómica. Además de estar siempre en minoría frente los intereses de los otros estamentos. Y curiosamente, si no hay regatistas no hay competiciones, no hay clubes, no hay federaciones, no hay medallas olímpicas, no hay difusión mediática, no hay patrocinadores; solo quedará el aire en movimiento: “el viento, que nos es de nadie.”