Los circunnavegantes mallorquines llenaron la Sala Magna del Real Club Náutico de Palma
La Sala Magna del Real Club Náutico de Palma se llenó ayer hasta la bandera con motivo de la conferencia ofrecida por los navegantes Toni Nicolau, Rafa Bestard, Sinto Bestard, Xisco Estarellas y Guillermo Martí, únicos mallorquines que han dado la vuelta al mundo a vela además de los regatistas Bubi Sansó (Vendée Globe) y Hugo Ramón (Global Ocean Race).
La charla-coloquio, organizada por la Asociación de Navegantes Mediterráneo (ADN) con la colaboración del Real Club Náutico de Palma, convocó a cerca de 300 aficionados a la náutica de toda Mallorca.
Los cinco ponentes aseguraron que lo más difícil de una vuelta al mundo es “soltar amarras” y coincidieron en que cualquier navegante con experiencia en el Mediterráneo está técnicamente preparado para circunnavegar el globo.
Toni Nicolau es el único de los conferenciantes que realizó toda la travesía en solitario a bordo del Encís –un Visier 35–, una experiencia que, más allá de las anécdotas propias de la navegación –como cuando casi le detienen en Australia por llevar a bordo paté de Felanitx o el principio de anemia que le provocó la medicación contra la malaria–, le enseñó a apreciar “las cosas verdaderamente importantes de la vida”.
Rafa Bestard y su padre Sinto –invidente– optaron por cumplir su sueño de dar la vuelta al mundo en el Snooty Fox –un Oyster 55– con tripulación e inscritos en una regata social de cruceros, lo que les permitió compartir su aventura con gentes de todo el mundo en un clima desenfadado, sin prisas. Buena prueba de ello es que salieron de Mallorca con 300 botellas de vino cedidas por José Luis Ferrer y que al remontar el Atlántico de regreso a casa llegaron hasta Brasil para “disfrutar de los carnavales”.
Guillermo Martí decidió hacerse navegante mientras convalecía de una lesión de montañismo en el hospital. Allí cayó en sus manos el libro “¡Eh, petrel!”, que relata de manera poética la vuelta al mundo de su autor, Julio Villar, en un pequeño velero de seis metros y medio. Martí zarpó de Sa Ràpita a bordo del Gipsy –un Pleamar de 36 pies– junto a su mujer, Manoli Oliver, y su hijo de dos años, con los que llegó hasta Australia. El resto de la travesía la completó “por fortuna” en solitario, ya que, según explicó, vivió momentos difíciles tras embarrancar en Yemen y tener que buscar luego refugio en un puerto de Arabia Saudí, donde nada más llegar le dijeron que su bandera “no era bien recibida”. El libro "Izando mi corazón", de Carmen Nadal, cuenta la historia del Gi psy en la primera mitad de la vuelta al mundo desde la óptica de Manoli Oliver.
Xisco Estarellas, conocido como Capitán Tormenta, aprovechó que su hijo Antonio había terminado la carrera de marino mercante para llevárselo a dar la vuelta al mundo. “Lo hablamos y decidimos salir en 15 días, porque mi barco –el Shira, de 11 metros de eslora– siempre está preparado para zarpar”, aseguró Estarellas, cuya travesía, trufada de anécdotas a momentos surrealistas, está recogida en el libro “Tormentas, piratas y tiburones”, escrito por su hijo y prologado por el periodista deportivo Miguel Vidal. El Capitán Tormenta, socio de honor del Real Club Náutico de Palma, presumió de haber dado la vuelta al mundo “navegando a la antigua”, sin equipos electrónicos.
La delegada del Gobierno en Baleares, Teresa Palmer, hizo entrega de un diploma de la Asociación de Navegantes a cada uno de los ponentes. También estuvieron presentes en la conferencia el director general de puertos y aeropuertos, Antonio Deudero, y los presidentes de ADN, Biel Morell, que ejerció de moderador; del RCNP, Javier Sanz, y de la Asociación de Clubes Náuticos de Baleares, Miguel Suñer, entre otros.