El “Rías” y sus caprichosas rías
Corrientes, mareas y vientos locales son un quebradero de cabeza para los patrones. Es la regata más difícil del litoral Ibérico. Ojo con el mal uso de la radio VHF.
Entrando y saliendo de las “rías”. Básicamente el “Rías” se trata de una regata con varias etapas entre diferentes puertos asentados en el litoral meridional gallego; entrando y saliendo en las rías, a favor o en contra de las condiciones meteorológicas y de mar. Pues así se lleva disputando desde 1964 organizada por el Real Club Náutico de Vigo, y este año 2015 se celebrará del 13 al 16 de agosto la edición número 52.
Para bien o para mal, el campo de regatas es muy complejo porque la orografía del litoral juega un papel determinante en el comportamiento de la mar, las mareas, las corrientes y el viento. Los patrones más experimentados ya conocen los pasillos por los que navegar para no quedarse atrapado en los “pozos sin viento”, y aún así nunca son certeros; se podría decir que es como aquel que pretende moverse por el desierto sin conocer las dunas.
Aunque se vea el parte meteorológico, se conozca el horario de las mareas, hay una serie de condicionantes ambientales que distorsionan el comportamiento de los vientos, en dirección e intensidad. Cada ría tiene sus peculiaridades que afectan a la temperatura del lugar, en el caso de Vigo su masa de edificación en verano acumula mucha temperatura, provocando que el viento tarde en llegar dentro de la ría, muchas veces se puede ver en la superficie del agua como la bolsa de aire caliente de la ciudad impide que el viento se entable. En otros lugares son la altura de los montes los que determinan este comportamiento, caso de la cordillera del Barbanza en la ría de Arousa, que llega a los 685 metros de altura, el gradiente térmico puede provocar la aparición de vientos fuertes llegando a Santa Eugenia de Ribeira, Pobra do Caramiñal, etc. cuando en la ría de Pontevedra a duras penas se podía navegar. Una zona odiada y amada es la conocida Costa de la Vela, entre cabo Home (en el norte de la boca de la ría de Vigo) y el Cabalo de Aldán (situado en la parte sur de la boca de la ría de Aldán); litoral por el que la flota navegará en dos ocasiones, saliendo de la ría de Vigo hacia el norte, y en la vuelta al puerto de Vigo, sus acantilados de hasta 150 metros de altura atrapan el viento, y además la ola lateral que llega a la costa dificulta a un más su paso. Y la guinda que colma el vaso son las islas situadas en la boca de las rías, ciertamente son un buen parapeto cuando azota con fuerza la mar, pero también son una barrera natural para que el viento llegue con claridad al interior de las rías; la altura de los montes en las islas Cíes llegan a los 178 metros, en Ons superan los cien metros y en Salvora alcanzan los 25 metros. Una buena guía náutica para estar al día del litoral gallego es “Navegando Galicia: De Ribadeo al Miño” de Miguel Lareo.
Para no sufrir mucho en el “Rías”, lo ideal sería que los vientos fuesen intensos de principio a final, porque en cuanto su intensidad es inferior a los 5 nudos es cuando los caprichos de las rías dominan a placer. Y pocas veces se suele tener viento del noroeste de 15 nudos durante toda la regata.
En la mitología celta gallega se dice que sus enemigos les llamaban a los celtas “hijos del viento”. En un momento más terrenal, los patrones que han ganado el Rías saben perfectamente que hasta el final de regata no se puede asegurar la victoria por lo comentado; y que además en Agosto suele aparecer un no invitado: “la niebla”, que como largas lenguas se acomodan en plena ría.
Es la regata más compleja de la península. Los habituales a esta regata lo verán como normal todo lo que acontece en el Rías, que si las mareas, la corriente en contra, el role de viento al paso de una isla, etc.; pues es esta regata una excepción en toda la península Ibérica. En todo el litoral no hay nada igual. Así que los patrones y tripulantes venidos de afuera son los sufridores de esta alquimia gallega.
La Copa del Rey se disputa en la bahía de la isla de Mallorca, en aguas del Mediterráneo (no hay mareas), que tiene un viento local con un comportamiento conocido. Las que se celebran a lo largo del litoral mediterráneo solo están a merced del viento. En aguas atlánticas, la bahía de Cádiz, sí hay marea y algunas corrientes pero es un campo de regatas muy conocido, donde regatas como el Sherry, etc. siempre se disputan en el mismo lugar; en Cascais el campo de regatas luso está expuesto a los vientos que llegan de cabo Roca, y las regatas también se disputan en el mismo lugar, un mayor grado de dificultad lo tenemos aquellas regatas que se disputan en Lisboa por la navegación en el río Tajo. En el Cantábrico, sí tienen mareas pero no tiene rías como las de Galicia. En definitiva el “Rías” es diferente y único.
Al “Rías” solo le falta que todos los que participan y organizan valoren y respeten mucho más sus singularidades para mantener un rumbo firme con el paso de los años, evitando hacer eses caprichosas cuando la regata se disputa en las rías Baixas, guste o no guste.
Toni Tió, Presidente del Clúster Náutico de Barcelona
El velero Toni Tió, ahora Presidente del Clúster Náutico de Barcelona (Barcelona Clúster Nàutic) –el sector náutico en Cataluña mueve más de 84 millones de euros al año-, es un gran conocedor del “Rías” como profesional de la náutica y como navegante al participar en varias ediciones, y la define así: “Es la gran fiesta de la vela gallega, con llegada y fiesta popular, sin embargo los tramos al viento son a veces con 25-30 nudos y fuerte mar. Estos días se combinan con otros de calmas y ventolinas muy tácticas. Las llegadas al fondo de las rías son sorprendentes, a veces, con el viento desapareciendo a 100 metros de la llegada, viendo los barcos grandes como llegan por popa de la flota. Gran y divertida regata con opción de victoria para grandes y pequeñas esloras”.
A tortas con el equipo de radio VHF. Cierto es que el “Rías” tiene una alta participación porque es la regata del verano, como media, lo normal es superar el centenar de veleros, y para una gran mayoría es la única regata en la que participa en todo el año.
Un centenar de veleros es un dolor de cabeza para cualquier organizador, no solo por la disponibilidad de atraque en cada uno de los puerto etapa; sino en los procedimientos de las salidas, sobre aquellos que no respetan las boyas de navegación del recorrido y aquellos que se retiran antes de empezar la etapa, me consta que algunos se inscriben en la regata para pasar unos días de vacaciones y tener plaza asegurada al llegar a tierra.
En esa amalgama de tripulaciones, el manejo de ciertos equipos a bordo suele ser un despropósito, como suele suceder con la “radio VHF”, donde se suelen colar algunos “graciosos” para mayor calvario del personal de las estaciones de radio marítimas. Sí, el pesado que se pone hablar por el Canal 16 como si fuera el pasillo de casa o el patio de luces del edificio.
Muy recomendable para todos los que participan, aficionados y seguidores terrestres o marítimos, que se lean bien las Instrucciones de Regata del “Rías”. Se evitarán muchos incidentes desagradables que muchas veces afectan a la Organización cuando no debieran, y que tampoco saturen el canal de radio VHF de la organización con preguntas banales y a destiempo. Como dice un experimentado Director de Regata: “organiçasao”.
c) Dury Alonso