La Federación Española comunica que Craviotto, Walz, Arévalo y Germade formarán el K4 500 que competirá en los Juegos de Tokio
La decisión del seleccionador nacional, Miguel García, pone el punto final al polémico proceso de cribado del barco de equipo, llamado a pelear por el oro olímpico
Ahora tenemos que pensar en los Juegos. No podemos perder más tiempo; los rivales no lo han perdido… ellos no pasaron por este proceso”, dice Miguel García, técnico de la selección de piragüismo, en el embalse de Trasona (Asturias) tras finalizar el entrenamiento de este martes.
La Federación lo ha hecho oficial, después de dos semanas convulsas con denuncias de amaño, demandas judiciales y filtraciones de audios privados.
La embarcación será compuesta por Saúl Craviotto, Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade. Arévalo, además, doblará y competirá en el K1-200 tras ganar las pruebas individuales del selectivo a principios de marzo. “Esta tripulación ha demostrado ofrecer mayores garantías de éxito de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio”, ha comunicado la Federación. Los cuatro consiguieron la plata en el Mundial de Szeged de 2019, el último que se disputó. Este miércoles por la mañana se harán una analítica para evaluar lo que han perdido en estas dos últimas semanas. “No estaba prevista la analítica, pero hay que hacerla ya y pensar en el futuro. El estrés mental te hace perder peso, dormir peor y descansar peor con lo cual los procesos de recuperación se alargan. Cuando podíamos haber empezado a trabajar en tiempo y forma, todo se atrasó una semana”, explica García. El entrenador lleva trabajando con Saúl Craviotto desde que este era júnior y , bajo su dirección, ganó el oro en K2-500 en Pekín 2008, la plata en K1-200 en Londres 2012 y el oro en K2-200 junto a Cristian Toro y el bronce en el K1-200 en los Juegos de Río.
Los selectivos tendrían que haber terminado el día 11. Y el día 12 tendría que haber empezado la preparación para los Juegos. El proceso estalló como un polvorín y se han perdido casi dos semanas. “Estamos volviendo al trabajo aeróbico, reseteando, y volviendo a empezar recordando los ritmos aeróbicos. La temporada está siendo muy exigente por los picos de forma y no queremos que nos pasen factura al final”, cuenta. Ese final es la primera semana de agosto, cuando competirán en Tokio. “No queda otra que volver a construir la base”, añade García.
Cuando habla de picos de forma se refiere al que se alcanzó a principios de marzo para competir en los selectivos internos. “Yo voy regulando los ritmos y las cargas, pero el estrés del deportista es que se la va a jugar en el mes de marzo… No es lo mismo palear con el K1 que hacerlo con el K4 porque allí el paso por agua de la palada es mucho más exigente. Va más rápido y eso, sin querer, acelera los procesos de forma”, analiza. El próximo pico de forma tendrá que alcanzarse en agosto.
El K4-500 elegido para la cita olímpica es el único que llevó a cabo todas las tiradas previstas en el selectivo interno que estalló como un polvorín tras cuatro días de pruebas. Estaban programadas dos tiradas por cada combinación (las otras dos estaban compuestas por Craviotto-Garrote-Arévalo-Toro y Craviotto-Cooper-Arévalo-Toro). Estas últimas no pudieron repetirse porque Carlos Garrote, que denunció que sus compañeros (él mismo los eligió) fueron más lentos con él en la embarcación para perjudicarlo y dejarlo fuera de los Juegos, presentó una baja médica tras sufrir un cuadro nervioso. Quedó tercero y cuarto, respectivamente, en las pruebas del K1-200 por lo que su única opción de competir en los Juegos, igual que la del resto de sus compañeros, pasaba por hacer el mejor tiempo en el K4-500. El mejor tiempo lo firmaron Craviotto-Arévalo-Cooper-Germade. Ganaron con 3,8 segundos de ventaja. Cristian Toro también presentó una baja médica: dijo que tras charlar con su psicólogo se dieron cuenta de que no estaba en condiciones de rendir y por lo tanto de disputar la segunda tirada.
“Si sales mañana [día de la segunda tirada], aceptas la derrota, si no sales, queda demostrado que nos han robado”, le dijo Garrote a Toro en una de las salas del centro de tecnificación de Trasona, según un testigo. El expresidente federativo, Juan Román Mangas, le secundó hablando a su vez de un proceso poco limpio y amañado. Garrote grabó a escondidas conversaciones privadas telefónicas del técnico con Craviotto y charlas del entrenador con todo el equipo. Esas conversaciones se filtraron en los medios. Lo que llevó a un escrito por parte de los abogados de Craviotto y del técnico García para advertir a Garrote de que publicar esos audios es delito. También presentaron una denuncia en Juzgado de Instrucción número 2 de Avilés por la que el juez prohibió la reproducción, distribución y comunicación pública de ese contenido para evitar “ulteriores intromisiones ilegítimas en su derecho fundamental a la intimidad”.