Tras 80 años haciendo vela en Santander, el snipe entra en el Museo Marítimo del Cantábrico.
Pocas embarcaciones han navegado tanto tiempo en Santander como lo ha hecho el Snipe, una pequeña embarcación de 4.72 metros de eslora y 1.52 de manga, la que desde el 15 de julio del año 1935 en que se botó la primera por la rampa de Puerto Chico, lo ha venido haciendo año tras año, lo que supone la nada despreciable cantidad de 80 años formando parte de la coreografía de la magnífica bahía santanderina, a la que ha llenado de contenido.
El impacto que produjo a los santanderinos de los años 40,- los que vivían el mar -, cuando la observaron maniobrar evolucionando sobre la bahía, fue tan intenso que bautizaron a esta ágil embarcación con el nombre de una conocida ave marina, LA LAGUNEJA, la que también año tras año acudía a Santander para anidar en las lagunas de los márgenes de la bahía.
Con este nombre se ha conocido al Snipe en Santander desde su aparición por el año 1935. Ahora que Santander ya no mira al Mar, pocos son los santanderinos que conocen los barcos que navegan en su bahía, y menos aun los que son capaces de reconocer a la popular Laguneja, que aun sigue anidando en ella.
Desde aquella lejana fecha, la Laguneja ha sabido, y podido, gracias a sus cualidades marineras, a su fácil manejo, a su bajo precio de mantenimiento y sobre todo a su larga duración (actualmente compiten en Santander embarcaciones con más de 50 años, las que además luchan por la victoria cada vez que toma parte en las regatas, concretamente una con más de 40 años ha conseguido el bronce en el pasado Cto. de Europa Máster que ha tenido lugar en esta ciudad en el pasado mes de septiembre), su gran versatilidad sobre la edad de la tripulación, que oscila entre los 16 a los más de 80 años, ha hecho que junto con el saber irse adaptando a los nuevos materiales de construcción, sin perder por ello su personalidad, y el tener una magnifica organización a nivel Mundial y Nacional, existiendo flotas en todo el litoral español con las que es fácil competir con ellas a un gran nivel, todo esto ha sido lo que ha contribuido a que la Laguneja haya seguido manteniendo su actividad en la navegación deportiva a vela en la capital cántabra, donde nunca ha dejado de estar presente en su bahía, habiendo pasado durante estos 80 años por altos y bajos en esta dilatada vida, lo que a pesar de ellos es la única que ha sobrevivido de todas las clases de vela ligera que han pasado por Santander. Por ella han pasado tres generaciones de Santanderinos que han aprendido sobre su cubierta este apasionante deporte de la Vela, y con su aprendizaje en ella se han catapultado a los más altos niveles de la Vela Mundial.
Esta sencilla embarcación ha proporcionado a los navegantes santanderinos un gran nivel deportivo fruto de la gran cantidad y calidad de los deportistas que han navegado en la Laguneja, la que desde luego ha sido, y es, la mejor embarcación para practicar la vela en un Club, (aunque en estos no se enteren) ya que ofrece lo que ninguna otra clase puede ofrecer; de hecho todas las clases de vela ligera que han convivido con la Laguneja en la vida deportiva náutica santanderina, y que han sido muchas, han desaparecido y con ellas aquellos a los que los cantos de sirena de personas que sin visión de la difusión de este deporte pretendían que los principiantes navegasen en barcos olímpicos, consiguiendo con ello que aquellos que escucharon estos cantos hayan dejado de practicar la Vela, y esos barcos que adquirieron para ello hayan desaparecido.
Es de obligado cumplimento un recuerdo a los que trajeron a la Laguneja a Santander, y a los santanderinos que navegaron en ella durante esta generaciones pasadas ya que gracias a ellos la vela en nuestra ciudad ha llegado a los niveles que ahora existen.
Sin embargo a pesar de todos ello, la Laguneja no estaba presente en ningún museo de la ciudad, eso que fue propuesto al RCMS para que donase al reciente inaugurado museo del Deporte, en el que la Vela tiene un lugar destacado, una Laguneja, lo que contaba con el parabién de la Asamblea del mismo, lo que aun no se ha llegado a realizar.
Ahora, a partir de hace unos días, con la donación al Museo Marítimo del Cantábrico de una Laguneja de los años 40, a partir de ese momento esta estará siempre presente como pieza importante de la cultura náutico deportiva santanderina.
J.F.M.J.O.