Los náufragos del yate «Sea Star»
«¡No nos dejéis en medio del océano!», rogó Werner Jan Hofman, el patrón y uno de los cuatro náufragos del yate alemán «Sea Star», a los tripulantes del «Jerbar».
El “Sea Star” tuvo una avería . “De repente el motor explotó y comenzó a salir fuego”, relata Martina, que tuvo tiempo de mandar un mensaje de socorro, al que nadie constestó, por un pequeño ordenador de a bordo. Después, los cuatro tripulantes cogieron los chalecos salvavidas y se refugiaron en un bote.
La joven náufraga confiesa haber pasado miedo «no teniamos comida, ni agua, lo único que pude hacer fue envolver a mi hija en mis ropas y las de mi marido, y apretarla fuerte contra mi cuerpo».
Al cuarto día a la deriva, las esperanzas de ser rescatados comenzaron a flaquear «vimos pasar once barcos. Gritábamos ¡ayuda!, pero se alejaban sin vernos». Al noveno día, cuando sus fuerzas estaban ya al límite, explica que «las olas nos golpeaban e inundaban el bote, pero empezó a llover, y pudimos beber agua de la lluvia. Hasta que finalmente nos vieron y pudimos salvarnos».
Diez días a la deriva en una “pequeña lancha, que se llenaba de agua” y la tenían que achicar con un vaso. Durante esos días, no tenían comida a bordo, y sobrevivieron gracias a las “tabletas especiales”, que formaban parte del botiquín de emergencia. Al preguntarle si esas tabletas son como las del Ejército, dice que “son circulares y más pequeñas. Las metíamos en la boca y lentamente se deshacían en la lengua”.
Cuando ya habían perdido las esperanzas, un mercante tunecino, el “Jerba”, que se dirigía a Portugal, les avistó a 70 millas de la costa gallega. Una vez a bordo, les dieron de comer y, cuando todo parecía que se solucionaba, Lisa “se puso muy enferma”, afirma Martina. Desde el barco se llamó al Centro de Salvamento Marítimo y el helicóptero “Pesca I” evacuó a las cinco de la tarde del viernes a la pequeña y a su madre rumbo al Hospital Xeral de Vigo.
Ya en el helicóptero, los tripulantes tuvieron que practicarle a la niña los primeros auxilios porque sufría una parada cardio-respiratoria. En cuanto llegaron a Vigo, ambas fueron ingresadas en el Hospital Xeral. Desde allí, ya casi recuperada del susto, Martina da las gracias a todos los que le ayudaron. Su hija aún está en la UCI pediátrica del centro. Cuando se le pregunta cómo está Lisa, sonríe tímidamente por primera vez y exclama, “ is OK”, mientras levanta el pulgar. Ella espera que en cuatro o cinco días se reponga totalmente.
Martina, Jörg y Jan se consideran afortunados por haber salvado la vida.
En el rostro cansado de Jörg Hofmann aún están las quemaduras, señal del incendio que les obligó a abandonar la nave. En la mañana de ayer fue dado de alta en el centro hospitalario. También su hermano Jan, de 28 años, que presentaba una foliculitis aislada fue dado de alta. Ambos permanecen en todo momento al lado de Martina, que todavía está ingresada en el hospital. Su pronóstico es moderado-grave, pero su evolución es favorable. Martina padece una foliculitis diseminada e impétigo.
En la UCI pediátrica y con pronóstico grave permanece ingresada Lisa Hofmann, de 2 años, con signos de desnutrición y deshidratación, así como con alteraciones neurológicas y metabólicas secundarias. Además, la pequeña tienen heridas múltiples y datos de sepsis. Su evolución, hasta ahora, es favorable. En cuatro o cinco días, según contó su madre, se espera que la niña se recupere definitivamente.