‘Sea-fari’ en el atolón de Fakarava, lo último en inmersiones
El segundo mayor atolón de Tahití y sus islas, Fakarava, es una Reserva de la Biosfera protegida por la Unesco y conserva uno de los spots más vírgenes y espectaculares del mundo para practicar submarinismo. Formaciones coralinas y especies únicas de fauna y flora acompañan tanto al buceador experimentado como al principiante, y especialmente durante los meses de verano sus aguas son punto de encuentro de grandes bancos de meros y mantas rayas.
Fakarava se encuentra a poco más de una hora de vuelo de Tahití, y es considerada la meca del buceo. Su enorme laguna interior, de 60 km de largo y 25 km de ancho, esconde uno de los fondos marinos más ricos del Pacífico Sur, donde además se crean las condiciones idóneas para la cría de la perla negra de Tahití.
Entre los más de 20 lugares de interés para el submarinismo, son muy relevantes los que rodean a los dos pasos o canales de apertura de la laguna al océano, unas interrupciones en la barrera coralina donde bulle la vida marina. El canal norte recibe el nombre de Garuae, y con 1.600 metros de ancho es el más grande del conjunto de islas tahitianas. Se pueden admirar diversas formaciones de corales (macizos e impactantes jardines) y otras especies marinas como tiburones grises, delfines, mantas rayas, lábridos gigantes, atunes, meros y caballas.
El canal sur, Tumakohua, posee una abertura de 200 mtr. de ancho flanqueados por gigantes y sobrecogedores campos de rosas calcáreas. El descenso conocido como Te Mau Roti baja a unos 30 mtrs. en busca de los tiburones grises, lábridos Napoleón, atunes, meros, barracudas y lucios que se refugian entre los arrecifes.
Así, durante los meses de verano, en sus aguas se puede asistir a un espectáculo muy vistoso: grandes bancos de meros, en el que los machos se distinguen por la fuerza de su colorido, se concentran para realizar su peculiar coreografía del cortejo.
En Fakarava también se puede bucear por los cultivos de ostras en las granjas de la laguna. Es una oportunidad única para observar el método tradicional de producción de las preciadas perlas negras, unas gemas que necesitan varios años para desarrollarse.
El atolón de Fakarava se encuentra en el archipiélago de las Tuamotu, uno de los cinco que componen Tahití y sus islas. La isla sumergida, a ras de mar, está dotada de un paisaje casi lunar, con un horizonte salpicado de palmeras y motus (islotes) salvajes. Dispone de cuatro centros de buceo y una interesante oferta de hotelería con encanto, donde la hospitalidad y simpatía de la población local convierte el viaje en una experiencia realmente inolvidable. www.tahiti-tourisme.es