Río Turón: Un paseo por el último río virgen
El río Turón nace en plena Sierra de las Nieves, dentro del término municipal de El Burgo. Encontrándose en esta reserva de la Biosfera, era difícil que las aguas de este arroyo, que sigue su curso hasta el pantano del Guadalhorce, no se conservara como antaño.
De hecho, los lugareños de El Burgo consideran que se trata del último río virgen que queda en la provincia. En torno a sus cristalinas aguas crece la variada flora de las riberas donde los chopos se erigen con protagonismo.
Paseando por lo que se conoce ahora como la ruta de la Acequia de los Molinos, descubrimos el encanto de este tranquilo río, en el que se va alternando la rapidez de algunas de sus corrientes con el sosiego de sus pozas. En estos recodos, convive una insólita fauna fluvial.
Tortugas y nutrias
Junto a los numerosos barbos, en estas aguas vive una colonia de truchas y numerosos galápagos, que resultan llamativos por su gran tamaño. Pero, sobre todo, las estrellas del Turón son las nutrias que la habitan. Por las tardes, los más pacientes y sigilosos han conseguido ver a estos mamíferos entrar y salir del arroyo, a la caza de los peces que lo moran, que son, en definitiva, su sustento natural.
Siguiendo río abajo y dejando atrás el casco urbano de El Burgo, encontramos un carril en el margen izquierdo, que nos propone un original recorrido, siempre en compañía del Turón. Por este sendero, nos encontraremos con álamos y olivos y, por supuesto, con la espesa vegetación que acompaña a los ríos mediterráneos. En esta misma ruta, tropezaremos con alguna de la zonas de baño del río, como la presa del Dique. No muy lejos se encuentran otras pozas donde es posible darse un remojón.
Puentes con historia
No todo es naturaleza en esta propuesta. También los elementos históricos son un atractivo, como es el caso de los puentes que encontramos sobre el Turón a la altura del pueblo de El Burgo. Destaca sobre todo el que nos lleva hasta la carretera de Ardales, a la salida del municipio. Se trata de una construcción de origen romano. De hecho, aún se conserva el estilo original en su base.
Por otra parte, dentro del pueblo hay otros dos puentes, uno construido tras la Guerra Civil y otro, conocido como Puente Viejo. Por su tamaño sólo se construyó para el paso de personas y se encuentra en una de las zonas más tranquilas y sombrías del río a su paso por la localidad.
Además de estas construcciones, en El Burgo encontramos numerosas propuestas interesantes como algunas de las excursiones que se pueden hacer por las zonas conocidas como la Fuensanta y Los Sauces. También en los alrededores del pueblo tropezamos con una colonia de milenarios pinsapos, sobre los que en ocasiones nos sorprende el vuelo de numerosas aves rapaces que pueblan estos cielos.
Es un pueblo montañoso, por lo que paseando de un lado a otro del río sobresale el colorido del paisaje. Desde el mirador que se encuentra dentro del mismo pueblo, junto a la iglesia de la Encarnación, se ve un ‘collage’ de parcelas de olivos, cereales y verdes campos, que terminan en las laderas de la Sierra de las Nieves.