OCEANA lamenta la sentencia del Tribunal Supremo en el juicio contra Repsol
Tras la Declaración de Impacto Ambiental positiva emitida por el MAGRAMA, el fallo da luz verde a los permisos de explotación de hidrocarburos en Canarias
El proyecto de Repsol interfiere con la declaración de un área marina protegida para cetáceos y afecta potencialmente a 25 espacios protegidos
Oceana lamenta la decisión del Tribunal Supremo que aprueba los permisos concedidos a Repsol para llevar a cabo prospecciones de hidrocarburos en las costas orientales de Fuerteventura y Lanzarote. Esta decisión contribuye a la destrucción de hasta 25 áreas marinas y 82 especies protegidas que Oceana documentó durante su expedición en esta zona, como explicó el perito de la organización internacional marina presente en el juicio.
“Estamos hablando de permitir sondeos exploratorios en lugares donde el propio MAGRAMA admite carecer de información sobre las comunidades que habitan. Además, ha aprobado un Estudio de Impacto Ambiental en el cual Repsol declara desconocer las ubicaciones definitivas donde tendrán lugar las perforaciones, entre otras deficiencias”, señala Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana en Europa, y perito experto en ecosistemas de profundidad durante el juicio. “Lamentamos que el Tribunal Supremo se haya dejado influir por esta decisión”.
Los permisos de exploración fueron concedidos inicialmente por el Ministerio de Industria con una fuerte oposición del Gobierno autonómico de Canarias y los cabildos de Fuerteventura y Lanzarote. Estos permisos abarcan un área de 616.060 hectáreas –casi 2,5 veces la superficie emergida de las dos islas– que no ha sido suficientemente explorada y donde podrían existir corales de hasta 8.000 años de antigüedad, asociados a grandes profundidades y a zonas de emanaciones de gas.
“Es una vergüenza cómo el Gobierno está repartiendo permisos de explotación que benefician a unos pocos, arriesgando al resto de los españoles a perder innumerables hábitats esenciales y de gran fragilidad”, añade Aguilar. “Los ecosistemas profundos canarios son únicos y sostienen especies claves para el turismo y las pesquerías de la zona. Es una inconsciencia destruir estos hábitats en unos pocos años para favorecer la extracción de un recurso energético finito y altamente contaminante”.
La organización internacional de conservación marina Oceana señala que el proyecto de Repsol pone en riesgo la preservación de lugares protegidos como la reserva marina de la Isla Graciosa – Archipiélago Chinijo (la segunda mayor área marina protegida de España), Cagafrecho, la Isla de Lobos y el estrecho de la Bocayna. Además, compromete las reservas de la biosfera canarias, ya que la UNESCO podría anular dicha designación si el proyecto se llevara a cabo.
El proyecto interfiere también con la declaración de una nueva área marina protegida en el marco de la Red Natura 2000 (LIC Espacio Marino del Oriente y Sur de Lanzarote-Fuerteventura-). Al sur de Fuerteventura se halla una de las zonas de más interés del mundo para los zifios, unos cetáceos que se alimentan a profundidades superiores a los 600 metros.