En la lucha contra el cambio climático, el transporte marítimo no es el problema, es parte de la solución
Incluir el transporte marítimo en un sistema de comercio de emisiones, sin excepciones ni medidas compensatorias, deterioraría la posición competitiva del transporte marítimo de corta distancia frente a la carretera, generando un aumento neto de las emisiones de CO2.
Del 23 al 27 de junio se ha reunido en Oslo el grupo de trabajo de la Organización Marítima Internacional (OMI) sobre gases de efecto invernadero, con el fin de elaborar propuestas que puedan someterse al Comité de Protección del Entorno Marino en su próxima reunión (MEPC- 58), en octubre próximo para la reducción de las emisiones de CO2 del transporte marítimo.
La lucha contra el cambio climático es uno de los principales retos que en este momento se plantea la sociedad a escala global. En esta lucha, el buque no es el problema, sino un instrumento que puede facilitarnos su solución.
En efecto, como muestran numerosos estudios, el buque es sin duda, y con gran diferencia, el medio de transporte que genera menos CO2 por unidad de transporte (tonelada∙ milla), hasta 100 veces menos el que avión y entre 4 y 18 veces menos que el camión.
Pero, al mismo tiempo, como la actividad de transporte marítimo es realmente ingente, (más de 7500 millones de toneladas movidos cada año, con una distancia media de más de 8000 km) genera entre el 3 y el 4% de las emisiones totales de CO2 producidas por el hombre.
Por ello, el siguiente reto para la OMI es establecer un marco internacional que haga posible reducir aún más las emisiones de CO2 de los buques mercantes. La Comisión Europea ya ha anunciado que, si antes la OMI no toma antes medidas efectivas, a mediados de 2009 propondrá medidas a escala europea, como la inclusión del transporte marítimo en un sistema de comercio de emisiones.
Las asociaciones de navieros de todo el mundo apoyan plenamente el establecimiento de objetivos e instrumentos concretos en la normativa internacional para la reducción de las emisiones de CO2, siempre que sean razonables y realistas.
Pero, al mismo tiempo, hay que llamar la atención sobre un punto en particular, como es el delicado equilibrio competitivo que existe en la Unión Europea (UE) entre el transporte marítimo de corta distancia o Short Sea Shipping (SSS) y el transporte por carretera. En ninguna otra zona del mundo el transporte marítimo internacional está sometido a una competencia tan intensa por parte de otro medio de transporte.
Por razones medioambientales y de sostenibilidad, la UE ha establecido como uno de los objetivos de su política de transportes promover el desarrollo del SSS, y en los últimos años ha habido avances importantes en este campo. Si, como consecuencia de la regulación de las emisiones de CO2, ya sea por la OMI o por la propia UE, el transporte marítimo perdiese competitividad relativa frente a la carretera, cada tonelada que se transfiera de vuelta del SSS a la carretera causaría un notable aumento neto de las emisiones de CO2 en la Unión Europea, con lo que el resultado medioambiental neto sería negativo.
Por ello, pedimos que se tenga esto muy presente antes de apoyar cualquier sistema de comercio de emisiones u otro mecanismo para la reducción de las emisiones de CO2 del transporte marítimo y, en su caso, se hagan reservas que excluyan el SSS o se establezcan las medidas compensatorias adecuadas.