El impacto del plástico a la biodiversidad se intensifica en arrecifes y bosques submarinos, según un informe de Oceana
La basura afecta doblemente a organismos como los moluscos, algas, esponjas o corales que forman hábitats de los que dependen centenares de especies
La mayoría de estos hábitats están legalmente protegidos por su fragilidad o por su riqueza biológica, pero su contaminación suele pasar desapercibida porque suelen hallarse a gran profundidad y no los forman especies emblemáticas
Oceana alerta en un nuevo informe de que el impacto del plástico se multiplica en los hábitats biogénicos, aquellos formados por especies que sirven de hábitat a otras, como arrecifes de coral, praderas marinas o bosques de algas. Estos organismos sufren los daños como especies y como formadores de hábitats, por lo que extienden el problema a la biodiversidad que depende de ellos. Las medidas clásicas de protección son insuficientes, por lo que Oceana pide legislación que sustituya productos desechables por reutilizables y que se retire la basura solo si al hacerlo no se deteriora el fondo marino.
Según el director de Expediciones de Oceana en Europa, Ricardo Aguilar, “la mayoría del plástico que llega al océano se acumula en el fondo del mar, donde se encuentran muchos de estos ecosistemas sensibles. Gracias a nuestras investigaciones científicas en el mar hemos podido constatar que es habitual ver a especies de diferentes tipos de hábitats expuestas a la contaminación por plásticos”.
Gran parte de los hábitats biogénicos deben ser protegidos según convenios de conservación internacionales y europeos, ya sea por su fragilidad, su capacidad productiva o su riqueza biológica. Los daños que sufren estas especies afectan a los organismos que dependen de ellas y deterioran el conjunto del ecosistema.
Entre los principales peligros derivados de los plásticos destaca la exposición a enganches y enmallamientos, sobre todo en el caso de organismos que viven fijos al sustrato, como ostras o mejillones. En arrecifes de coral, los residuos plásticos pueden provocar roturas y abrasiones de los tejidos y derivar en infecciones. Otras especies, como las esponjas, corren el riesgo de ingerir y filtrar tóxicos derivados del plástico.
La directora de la campaña de plásticos de Oceana en Europa, Natividad Sánchez, explica que “arrecifes y praderas submarinas constituyen a menudo puntos calientes de biodiversidad y la UE reconoce que su conservación es prioritaria, pero esto se olvida al legislar. No es suficiente declarar áreas marinas protegidas; hay que evitar que la basura llegue a ellas. La retirada de plásticos de los fondos marinos a gran escala es inviable a nivel económico y logístico, por lo que es indispensable desarrollar políticas públicas contundentes que fomenten la reducción y la reutilización”.
En este sentido, Oceana propone tres acciones clave para combatir el impacto producido por el plástico:
- Eliminar el uso de plásticos desechables y no sustituirlos por otros materiales de un solo uso, sino apostar por alternativas reutilizables.
- Cartografiar los hábitats marinos vulnerables a la contaminación por plásticos, con especial atención a los hábitats profundos, y compararlos con los lugares de concentración de basura.
- Desarrollar un protocolo de retirada de plásticos en ecosistemas marinos vulnerables en los casos que sea posible, teniendo en cuenta las limitaciones tecnológicas, ambientales y económicas.
Informe. Vertederos submarinos: el asedio del plástico a la biodiversidad
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