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Día Mundial de los Océanos: OCEANA llama la atención sobre los olvidados del mar

Especies emblemáticas como el pez espada sufren falta de gestión y ningún convenio internacional protege los hábitats polares

Con ocasión del Día Mundial de los Océanos, Oceana llama la atención sobre los olvidados del mar, una lista de especies y hábitats marinos elaborada por la organización internacional de conservación marina. Todos ellos merecen protección o medidas de conservación urgentes por su importancia para el ecosistema, y representan a muchos otros desatendidos por la normativa.

 

“A menudo se justifica la ausencia de medidas de conservación por la falta de conocimientos científicos, pero paradójicamente ello no impide que se autoricen actividades industriales destructivas. En el Día Mundial de los Océanos, Oceana reclama a los políticos que gestionen el mar según el principio de precaución, para evitar pérdidas irreversibles”, explica Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana en Europa. “Un buen sitio para empezar son las montañas y cañones submarinos, de los que menos de un 0,1% está protegido en el mundo aunque están reconocidos como puntos calientes de biodiversidad por la gran variedad de hábitats que albergan”.

 

La lista de los olvidados incluye:

 

Especies olvidadas

 

Pez espada: A pesar de ser una importante especie comercial, sufre sobrepesca y carece de planes de gestión en el Mediterráneo, donde se explota sin control. En el pasado, los ejemplares llegaban a superar los 4,5 metros, pero hoy en día los que se capturan están entre 1 y 2.
Cocolitóferos. Estas algas unicelulares capturan CO2, producen una enorme cantidad de oxígeno y son el alimento de muchos organismos, pero están amenazadas por la acidificación marina provocada por el cambio climático y no hay planes para protegerlas.
Pez guitarra y pez sierra: Ambos están en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como “En Peligro Crítico” y muchas de sus poblaciones han desaparecido ya antes de ser protegidos.
Los corales bambú viven en fondos fangosos en los que se permiten pesquerías destructivas y han desaparecido de muchos lugares. La legislación europea apenas les protege, pese a ser esenciales para muchas otras especies.
Los cefalópodos son especies clave para muchos depredadores, como delfines, tiburones, tortugas o pez espada, pero apenas gozan de medidas de gestión en el plano mundial.

Hábitats olvidados

Hábitats polares: No están contemplados en convenios internacionales, a pesar de encontrarse en grave riesgo por el cambio climático y de que recientes descubrimientos sugieren que albergan especies únicas.
Comunidades de Haploops: Este hábitat formado por crustáceos es poco conocido, pero reviste gran importancia para la alimentación de especies comerciales como el bacalao o peces planos. Apenas hay información sobre su distribución ni planes de gestión para su conservación.
Las piscinas de salmuera de aguas profundas son masas de agua de elevada salinidad que surgen del sedimento y albergan organismos quimiosintéticos (bacterias) que no dependen de la luz ni el oxígeno para su supervivencia. Forman asociaciones especiales con otros organismos en condiciones extremas, creando focos de biodiversidad únicos.
Los ecosistemas fósiles y subfósiles –como los formados por corales, bivalvos y esponjas– sirven para ofrecer sustrato y nutrientes a otras especies, e incluso se pueden encontrar algunos vivos.
Las zonas de puesta de peces son hábitats esenciales en el ciclo vital de las especies, pero en muchos casos carecen de protección.

“Los océanos desempeñan un papel trascendental para frenar el cambio climático, dado que absorben más CO2 incluso que los bosques tropicales. Preservar su equilibrio debería ser una prioridad política internacional”, explica Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana en Europa. “Organismos como los cocolitóforos del plancton y hábitats como las praderas submarinas de Zostera en Europa son grandes productores de oxígeno y, por lo tanto, su conservación es fundamental”.